ERP. Hemos reiterado sucesivamente, siguiendo la definición del padre Manuel Marzal, que la identidad nacional, es un modo de ser colectivo, antropológicamente se determina si es fuerte, siempre y cuando, la conciencia de pertenencia, el consenso de pertenencia, el orgullo de pertenencia, la capacidad de desarrollo de la propia cultura, la valoración de la propia cultura, y el proyecto futuro están presentes, indudablemente, que con respecto a los peruanos, las respuestas obedecen a diferentes criterios.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Responsable del Museo Electoral y de la Democracia de la DNE del Jurado Nacional de Elecciones
Estos días de finales de octubre y comienzos de noviembre, nos llevan a reflexionar, tratándose de la celebración del Día de la Música Criolla, seguida de la festividad católica de Todos los Santos, y la de Los Fieles Difuntos, un día después. Y reflexionamos, porque no falta un porcentaje de peruanos y de peruanas, que prefieren la celebración del Halloween, tan distante a ellos, y a los que jurídicamente no se les puede cuestionar, porque alegarían falta de respeto, o ausencia de igualdad en el trato, y tienen toda la razón, siendo aconsejable en estas situaciones, desarrollar una serie de estrategias de reeducación para los adultos, y una socialización inspirada en valores culturales propios, para los niños, adolescentes y jóvenes.
La mundialización, es decir, la introducción muchas veces violenta, de la globalización económica sobre lo cultural, ha generado cambios en la manera de pensar y de obrar de las colectividades sociales de todo el mundo, sobre todo, ahí donde la identidad nacional está lejos de ser fuerte, y en sus espacios sociales se abren las puertas para la alienación. La innovación no es condenable, pero cuando hay un divorcio con la propia realidad, y muchas veces a la fuerza se busca imponer patrones culturales que no son propios, se cae en el debilitamiento de la identidad nacional.
Lo cierto es, que la suma de conocimiento, más sentimiento, da como resultado, pueblos de fuerte identidad nacional, sobre todo cuando se conoce y se ama lo suyo, cuando desde los momentos iniciales de la socialización, se ha promovido la internalización de valores, que llevan a los niños, a saber sobre lo suyo, sobre lo que les pertenece, y es parte de su patrimonio cultural. Y desde aquí es bueno que se les enseñe a valorar a lo nacional, sin cuestionar lo de afuera, pero remarcando lo que hace diferentes a los peruanos, con respecto a otras sociedades.
Las costumbres y tradiciones sociales se van construyendo de a poco, y se van aceptando socialmente de modo paulatino, y eso tiene que haber sucedido con algunas de las ferias patronales de todos los pueblos del Perú, cuyos comienzos habrán sido duros, pero al final se consolidaron como tales, viviendo algunas por siglos, y otras, fueron asesinadas por la incapacidad y por la desidia, varias son solo un grato recuerdo, en la memoria de quienes las vivieron con intensidad.
Hoy se cuenta con tecnologías de avanzada para retratar a los instantes humanos, los momentos de los animales y el crecimiento de los vegetales, segundo a segundo, hoy se cuenta con herramientas que hacen posible un trabajo más fácil, vivimos en una época en la que se hace lo mismo, pero con instrumentos diferentes, Martínez Compañón hizo retratar la realidad de su tiempo en preciosas acuarelas, y si hoy tuviese que hacer algo similar, no llevaría con él a un equipo de acuarelistas, sino a un conjunto de personas expertas en audiovisuales y a todo lo que implica las ciencias de la comunicación, que retraten las diferentes maneras de celebrar el Día de la Canción Criolla, de esa música que es parte del alma nacional, que es tan nuestra, como el huayno, la tunantada, y todos los tipos de música que hay en Perú.
El 31 de octubre estará presente en la memoria colectiva, Chabuca Granda, y su Flor de la canela; pero para los apuricmeños debe tener un valor y emotividad parecida, escuchar la canción “El dueño ausente”, dedicada a una de sus paisanas, nacida como ella en las alturas de Apurímac. Para los cajamarquinos escuchar a los Hermanos Zañartu, con “Señorita Cajamarca”, y para los piuranos, oír “San Miguel de Piura”, debe ser tan emocionante, como para los lambayecanos escuchar “Chiclayano Soy”, y “Saña”; y para los liberteños “Malabrigo”, y otras canciones.

