ERP. El cáncer de mama es la neoplasia más común entre las mujeres peruanas, según el Ministerio de Salud (Minsa). Cada día, cuatro peruanas reciben esta noticia, sumando alrededor de 1,600 nuevos diagnósticos cada año, de acuerdo con el Instituto Sueco de Economía de la Salud (IHE). Regiones como Lima, Lambayeque, La Libertad, Arequipa y Piura muestran las tasas más altas de incidencia, lo que deja en evidencia que esta lucha no es solo de la capital, sino de todo el país.
Sin embargo, la realidad en Perú es preocupante: el 50% de la población aún no se ha sometido a un chequeo oncológico, según Ipsos, lo cual contribuye a que más del 60% de las mujeres sean diagnosticadas en fases avanzadas, reduciendo las tasas de supervivencia.
Vital, una detección temprana
Ante este escenario, la mamografía se convierte en una herramienta vital, especialmente en zonas donde el acceso a servicios médicos es limitado. El Minsa destaca que el 90% de los casos son curables si se detectan a tiempo, lo que refuerza la urgencia de promover la detección temprana y fortalecer los programas de prevención.
“La mamografía es el único método recomendado para la pesquisa de cáncer de mama en la población general. Reduce la mortalidad del cáncer de mama a través del diagnóstico precoz 15-50%. Por ello, la descentralización de los servicios oncológicos es fundamental, y establecer chequeos preventivos en zonas vulnerables es clave para que más mujeres accedan a un diagnóstico temprano,” afirma la Dra. Marilú Rodríguez médico especialista en Radiología y Diagnóstico por imágenes y representante de la Clínica Auna Piura.
Es importante mencionar que según las proyecciones de Cancer Research Networking, se estima un aumento del 52% en la mortalidad por cáncer de mama para 2030, lo que significa más de 1,500 fallecimientos.
Ante estas alarmantes proyecciones, es fundamental que las mujeres prioricen su salud mediante la realización de exámenes preventivos. La detección temprana a través de la mamografía puede marcar la diferencia entre un diagnóstico oportuno y uno tardío, salvando vidas y mejorando las perspectivas de tratamiento. Es responsabilidad de todos promover una cultura de prevención y acceso a estos servicios, reforzando el compromiso con la lucha contra el cáncer de mama.