ERP. Su proverbial sencillez sorprende a sus discípulos, alumnos del programa de vacaciones útiles de la Universidad Nacional de Piura. Enseña haciendo, mostrando su portentosa creatividad en los trazos y las formas. Los arrobados estudiantes descubren en los umbríos algarrobos del campus universitario horneros, nuestros chilalos que ubican sus nidos en las copas seguras de los árboles para guarecerse de las lluvias estivales. Ardillas inquietas mordisquean las dulces algarrobas, palomas silvestres y soñas, nuestras calandrias silvestres, revuelan acostumbradas al intenso trajín de los estudiantes. Todo es motivo para la representación utilizando papel periódico, cola y alambre.
Otros representan y rescatan las figuras de las cabras que proveen leche a las natilleras del medio Piura y queserías de Lancones. Inolvidables, los piajenos, nuestros asnos hoy tan ausentes en el paisaje urbano desplazados por los autos y los mototaxis que como en la franja de Gaza movilizan a todo el mundo a todo aire. El crimen impune es venderlos como carne industrial para la elaboración de salchichas y jamonadas. En Chulucanas son provisión para los tendales de carne seca. Los diestros aprendices les dan forma con sus manos y no desaprovechan el tiempo tras la guía de Óscar Aquino.
La Piura que habita aún como inolvidable recuerdo en las pupilas de Vargas Llosa ya no existe. Y la chicha, para el acata y bebe, ya no se vende en ramadas con banderitas blancas en jarritas de barro sino en ordinarios baldes de pintura. Los tradicionales sombreros de paja toquilla son desplazados por sombreritos chinos de rafia y fieltro sintético. La fina joyería de las lloronas y dormilonas se arrincona frente a las imitaciones de Cartier y chafalonía ordinaria de oro y plata de baja ley. Lo únicamente genuino de Catacaos mates, potos y el incomparable arte de Aquino.
Refiere Leguía y Martínez que en 1904 se exportaron 179 mil 738 docenas por un monto de 53 mil 921 Libras Peruanas. El sombrero catacaos se vendía en los mercados internacionales como “Panamá Hat” sombrero de Panamá ignorándose su procedencia. Hoy se cuentan con los dedos de la mano los tejedores. Los talleres declinaron su actividad por la falta de paja toquilla procedente de Loja y San Martín. El artificio de las fronteras nos dejó sin la materia prima. Los artesanos tejedores se desprendieron de los moldes de una actividad artesanal extraordinaria. Hoy el sombrero de paja es una necesidad frente a los severos impactos de la radiación solar. Se usan sombreros baratos de procedencia china. A pesar de los pesares la técnica se mantiene a duras penas. Del febril comercio de sombreros de ayer hoy solo quedan algunos testimonios fotográficos de don Manuel Quiroz que urge rescatar y preservar.
Todo un océano de evocación e imaginería habita en las amenas lecciones del maestro Óscar Aquino Ipanaqué. Un símbolo viviente del arte popular cataquense. Pocos conocen que sus tallas y esculturas recorren el mundo sin que su mágico y virtuoso autor se mueva de su sitio. Sus esculturas están en Tokio (Japón) en la sede del movimiento Soka Gakai del filósofo y escritor budista Daisaku Ikeda. En el madrileño escritorio de Mario Vargas Llosa, en la oficina de Enrique Iglesias en Washington y en lugares tan lejanos como Guatemala, Río de Janeiro, Sao Paulo y París.
Su taller del jirón Arequipa en Catacaos es el escenario de sus jornadas cotidianas, seleccionando cortezas de cedros, zapotes, algarrobos, palo santo, nogales y robles. La talla se realiza previos trazos con cinceles, gubias y formones. Los acabados requieren escofinas, limas y lijas hasta ultimar los detalles de hermosas esculturas y enlucirlas con lacas y charoles. También se usan pigmentos naturales para los rostros de los santos, los ojos merecen pincel, mano diestra y firme. Fascinantes y audaces son sus esculturas modernas, pero los coleccionistas exigentes prefieren la imaginería tradicional: chicheras, madres campesinas, cholitos y cholitas danzantes pañuelos en el aire, santeros y floreras. Dentro de las representaciones religiosas y devocionales están los Cristos y efigies laceradas del Señor Cautivo, Nuestra Señora la Virgen y santos de arraigada devoción popular como San Jacinto y San Vicente Ferrer.
Muchas de las esculturas modernas de Aquino proyectadas a escala pueden ser prototipos de parques, avenidas y plazas. Se trata de un manantial inagotable de creatividad. Óscar, no escatima el saber compartido y transmite sus técnicas a sus discípulos surgidos desde las aulas y dotados de espontáneo sentido de la creatividad y la proporción. La escultura en madera es una técnica tradicional supérstite que urge preservar y fomentar. Quienes confiamos en la incondicional apuesta por la cultura y el arte, por la lectura y el respeto a la tradición creemos que no hay tiempo que perder. Pocos recuerdan en Catacaos el aporte pedagógico de los insignes educadores ecuatorianos don Mariano Díaz y Ciro Tito Andrade quienes en su momento y aplicando el método lancasteriano hicieron de Catacaos un villorrio en donde se aprendía y se enseñaba a leer y escribir. Igual con la aritmética se favoreció el comercio justo y el uso metódico del sistema de medidas.
Aquino es una viva expresión de la santería tradicional, palabra mayor en esta tierra calenturienta e hipnótica. Los santeros de Catacaos, antecesores de Óscar Aquino, aprendieron sus técnicas en la Escuela Quiteña donde los artistas indígenas representaban vírgenes chaposas y primorosas, arcángeles para la contemplación, Niñitos-Dios para los nacimientos y Cristos para fomentar la piedad hogareña. Los escultores de Catacaos se consagraron a fomentar la piedad estridente y vaporosa de sus devociones pueblerinas. En los talleres de los viejos maestros se retocaban las imágenes en cada fiesta y se confeccionaban otras para no perder el fervor. Los secretos de este arte popular corrían de boca a oreja, de padres a hijos, de maestros a discípulos, de generación en generación.
Óscar Aquino, es con justicia un símbolo vivo del Bicentenario de creación política del Distrito que se conmemora el próximo 21 de junio. Sus logros traspasan las fronteras del Perú. El diario El Comercio lo proclamó ganador absoluto de la primera versión de la Campaña Nacional Peruanos que suman: “docente y artesano que llevó el arte cataquense a diferentes e importantes plazas nacionales e internacionales”. De modo que no es poca cosa. El maestro sanmiguelino prosigue su tarea creativa ahí en donde la admiración y la gratitud le abren puertas. Pertrechado de gubias y formones da forma a los maderos con sus manos. Crea y recrea con pasión la esperanza en el futuro de su pueblo.