ERP. El 19 de marzo es la fiesta de San José, el orbe entero lo conmemora donde haya católicos, y muchos de los nacidos en este día, llevan el nombre de su santo patrono. Si esto ocurre en nuestros tiempos, con mayor razón en los siglos pasados, donde el nombre de los niños se señalaba generalmente de acuerdo al santoral. Y así fue, cuando un día como hoy, el 19 de marzo de 1738, nació en Surimana, Cusco, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones
Precursores peruanos como Juan Vélez de Córdova, o Pedro Vilca Apaza, quizá resulten desconocidos para muchos peruanos, y es posible que en Moquegua y Puno, lugares de su nacimiento, respectivamente, si estén en la memoria regional; caso distinto a la memoria de Juan Santos Atahuallpa, quien si es recordado a nivel nacional, y no solo en el Cusco, quizá por lo trascendente del movimiento anticolonial que protagonizó alrededor de 1750.
Inmortalizado como Túpac Amaru II, José Gabriel Condorcanqui es un precursor de la independencia del Perú y de América, está en un plano, al que difícilmente llegaran quienes usurpen su nombre, asociándolo a la violencia política, o a una manera de entender la dinámica de las relaciones sociales, en medio del repudio general. Túpac Amaru, el descendiente de los incas luchó por un ideal, asociado a un mundo de igualdad, y mejores oportunidades, para aquellos a quienes el sistema español condenaba a ser seres humanos del último estrato social.
Cada 4 de noviembre, se cumple un aniversario del levantamiento de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, líder del sur peruano, que protagonizó una página imperecedera dentro de la historia nacional, de Latinoamérica y de España. Su nombre se conoce entre los peruanos desde que despiertan a la vida, y no resulta extraño para los nacidos en los países donde se irradió el movimiento que lideró.
El historiador polaco Boleslao Lewin, radicado en la Argentina, es uno de los eruditos, que en el siglo XX dio mayores luces sobre la irradiación del movimiento de Túpac Amaru en el alto Perú y en el Río de la Plata, hemos leído sus publicaciones sobre el Inca, siendo, al momento de su muerte, uno de los más versados en el conocimiento de la rebelión de Túpac Amaru; uno de los libros de Lewin sobre este tema, ha sido traducido al ruso, alemán, chino y japonés.
Investigando sobre historia de Córdoba, en el Archivo Provincial, de esa localidad, a fines del siglo pasado, consulté varios expedientes sobre la repercusión de la rebelión en esa zona, y mi sorpresa fue grande, cuando constaté su proyección hasta entre los indios pampas, como lo di a conocer en mi libro “El reposo de los Héroes”, publicado el 2019 por el Jurado Nacional de Elecciones.
Tanta es la trascendencia de Túpac Amaru en el Perú, que es difícil ignorarlo, se le tributó un gran reconocimiento desde que el Perú se declaró independiente, y aún, hasta no hace mucho, veíamos como circulaban monedas y billetes con el perfil de este precursor de la independencia nacional, cuya vida fue llevada al cine hace unos años, y es sabido, que sus acciones remecieron la estructura socio económica de los dominios hispanos en el nuevo mundo.
José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II fue hijo de Miguel Condorcanqui y de Rosa Noguera. Se asegura que realizó sus estudios con los jesuitas del Colegio San Francisco de Borja o Colegio de Caciques del Cusco; y que dominaba los idiomas quechua, castellano y latín, y como un peruano y descendiente de los incas, había leído los Comentarios Reales de los Incas de Garcilaso de la Vega.
Por Juan José Vega, uno de sus últimos biógrafos, autor de “Túpac Amaru y sus compañeros”, sabemos una serie de detalles que hasta entonces ignorábamos, o que no habíamos percibido. En ese libro se describen los acontecimientos históricos de toda una época, y se detallan los sucesos que comprometieron el futuro de los peruanos, analizando el carácter y la personalidad de los protagonistas de la gran rebelión del sur, y el amplísimo radio sobre el que repercutió la gran rebelión.
Túpac Amaru II se levantó contra el poderío español el 4 de noviembre de 1780, tenía la compañía de una mujer excepcional, su esposa Micaela Bastidas Puyucahua, que muchas veces hizo el papel de su lugarteniente y mano derecha, teniendo parte activa en varias batallas. Además, Túpac Amaru contó con el apoyo de muchos hombres y mujeres que fueron fieles a él, de campesinos de su zona y de otros espacios; y de mujeres lideresas como Tomasa Tito Condemayta, que tomó partido por los oprimidos.
La rebelión de Túpac Amaru hizo reflexionar a muchos peruanos de su tiempo, tanto hispanos, como indígenas, mestizos, negros y criollos, llevó a consideraciones reflexivas a las autoridades, y aún a los corregidores, que si bien presenciaron la derrota de los rebeldes y su ajusticiamiento, entendieron paulatinamente, que el mundo no debería continuar así. Y así fue, la llama que encendió Túpac Amaru, se proyectó sobre toda la América hispana.
La rebelión de Túpac Amaru, si bien alzó la voz de protesta desde el Cusco, esta resonó por todo el altiplano y más allá de este espacio, desde esas latitudes del virreinato se reclamaba por la libertad, por la dignidad y respeto de todos los hombres y mujeres, en un mensaje que se transformó en un gran eco continental, como se puede recoger testimonios en archivos argentinos y chilenos, tanto como de Bolivia y de la antigua Gran Colombia.
El movimiento de Túpac Amaru fue una gran conjura indocriolla, cuyos movimientos están más allá del mundo de los andes, pues los conflictos sociales no se habían limitado a Cusco y Puno, se vivían en todos los dominios hispanos en América. Túpac Amaru es un paradigma para los jóvenes y adultos de todos los tiempos, es uno de los peruanos del milenio pasado, que junto con San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, el Inca Garcilaso de la Vega, y Miguel Grau, que han escrito páginas de nuestra historia, y es uno de los más recordados en el Bicentenario de la Independencia del Perú, el 2021.
La trascendencia del Inca es muy conocida por la traducción de los libros de Boleslao Lewin, por eso reiteramos, nada de lo que asocie su nombre a inequidades, es digno de mencionarse, como si tuviera aires de reivindicaciones, protagonizándose todo lo contrario. Túpac Amaru vive, y será siempre asociado a los líderes de la justicia social, a la causa de América, y de los pobres del mundo.