ERP. La Universidad Nacional de Piura (UNP), pilar fundamental en la formación de profesionales y en el desarrollo regional, atraviesa hoy una profunda crisis moral y administrativa que clama por una intervención urgente.
Marco E. Nevado, Ph.D.
Egresado de la Primera Promoción de Agronomía, UNP.
Esta situación, lejos de ser un secreto a voces, fue abiertamente expuesta y debatida por los candidatos a rector en las recientes elecciones, evidenciando un consenso sobre la gravedad del problema. Sin embargo, frente a esta clara señal de alarma, las fuerzas del continuismo se aferran al poder, obstaculizando cualquier intento de renovación y perpetuando un ciclo que amenaza el futuro de la institución cuya misión es la capacitación profesional basada en la investigación.
Es imperativo que los egresados, instituciones y los colegios profesionales, en Piura, levanten su voz en protesta, exigiendo el destierro del continuismo para dar paso a un cambio que abrace los adelantos científicos y tecnológicos.
La crisis que asola la UNP no es meramente coyuntural; es el resultado de años de deficiencias en la gestión, indiferencia y complicidad de las instituciones, opacidad en las decisiones y un deterioro de los principios éticos que deben regir la casa de estudios. Los comentarios de los aspirantes al rectorado no hicieron sino confirmar lo que gran parte de la comunidad universitaria y la sociedad piurana ya percibían: la necesidad de una reestructuración.
Esta situación compromete la calidad educativa, la investigación y, en última instancia, la credibilidad de los títulos y grados otorgados, la calidad profesional de los egresados quienes hoy día copan las instituciones, afectando directamente a miles de jóvenes y al desarrollo de la región.
Frente a este panorama, el silencio de las instituciones y de los colegios profesionales se vuelve cómplice. Estos organismos, garantes de la ética profesional y del bienestar social, tienen la ineludible responsabilidad de velar por la integridad de la educación superior en la UNP. Su voz, unida en una protesta contundente, puede generar la presión necesaria para desmantelar las estructuras que impiden el progreso. No se trata de un asunto interno de la universidad, la UNP pertenece a Piura y no a un grupo de llamados “educadores”; es una cuestión de interés público que afecta la formación de futuras generaciones y la capacidad de Piura para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
El principal obstáculo para la transformación es el continuismo, una fuerza que se resiste al cambio por temor a perder privilegios, beneficios personales o por simple comodidad. Este continuismo se manifiesta en la enseñanza de prácticas obsoletas, en la falta de rendición de cuentas y en la resistencia a la meritocracia. Es un lastre que impide a la universidad adaptarse a las exigencias de un mundo globalizado y tecnológicamente avanzado. Mientras el continuismo prevalezca, la UNP seguirá rezagada, incapaz de ofrecer una educación de vanguardia, sin responder a las expectativas de los futuros profesionales quienes permanecen pasivos frente a la crisis y de contribuir significativamente al desarrollo científico y tecnológico del país.
Por ello, el continuismo debe ser desterrado de la Universidad Nacional de Piura. Solo así se podrá abrir la puerta a una nueva era de gestión transparente, meritocrática y orientada a la excelencia académica.
El cambio no es una opción, sino una necesidad impostergable impulsada por los vertiginosos adelantos científicos y tecnológicos. La universidad del siglo XXI debe ser un centro de innovación, investigación y pensamiento crítico, capaz de formar profesionales competentes y éticos, preparados para los desafíos del futuro. Esto implica una modernización curricular, una inversión en infraestructura tecnológica, el fomento de la investigación y una cultura de rendición de cuentas.
La crisis de la UNP exige una respuesta enérgica y coordinada. Es el momento de que los egresados, instituciones y los colegios profesionales, junto con la comunidad universitaria y la sociedad civil, se unan para demandar un cambio radical. El continuismo, con su inercia y sus prácticas caducas, debe ser erradicado para que la UNP pueda renacer como una institución moderna, transparente y a la altura de los desafíos que imponen los avances científicos y tecnológicos. Solo así la Universidad Nacional de Piura podrá recuperar su prestigio y cumplir su rol fundamental en el progreso de la región y del país.