ERP. Varios ciudadanos en diversas jurisdicciones de la región Piura y seguramente a nivel nacional, vienen pintando murales con su nombre autoproclamándose aspirantes a gobernador o alcaldes. Es parte de la ambición de personajes que creen tener méritos sociales y políticos suficientes para ser elegidos en dichos cargos, sin embargo, olvidan el contexto y la realidad de un proceso.
Lanzar murales y banner publicitarios antes de tiempo, es desconocer que primero existe una forma de decidir quién debe ser el candidato y que las organizaciones políticas conocer a cabalidad y segundo, adelantarse, desconociendo que las próximas elecciones serán las generales, es de una candidez impropia para quienes aspiran ser parte del funcionariado del país.
Nos referimos en este Editorial, a aquellas personas que se promocionan como candidatos a alcaldes y gobernadores, cuando dicha convocatoria aún no ha sido realizada y más aún, existe una que está en proceso y que creará un gran despliegue para vender su marca o candidatura y opacará todas aquellas que pretenden promocionarse desconociendo esta realidad. Lo primero, siempre será primero.
En efecto, el año 2026, que será un año electoral, ya tiene fecha de realización y el cronograma está en proceso; recordemos que es el Jurado Nacional de Elecciones la autoridad competente para dirigir todos los pormenores, contando con la participación de la Oficina Nacional de Procesos Electorales -ONPE- y del Registro de Identificación y Estado Civil -RENIEC, como instancias técnicas.
Son las elecciones generales del 2026 en las cuales se elegirá a las nuevas autoridades como presidente de la República, vicepresidentes de la República, 60 senadores, 130 diputados y parlamentarios andinos. Existe algo de complejidad en este proceso, pues en unos casos son elegidos en distrito electoral nacional, en tanto que para senadores y diputados se alterna la forma de elección.
Por el momento, el cronograma tiene previsto el siguiente hito que es, entre los 44 partidos políticos inscritos, la posibilidad que formen alianzas electorales, lo que hasta el momento no se ve. El plazo termina pronto y de no consolidarse, cada uno de las organizaciones inscritas deberán dedicarse a buscar los potenciales candidatos para esta elección, tarea muy ardua considerando la proliferación política.
Es necesario precisar que de acuerdo al Jurado Nacional de Elecciones, el 12 de abril fue la fecha límite para que los partidos logren su inscripción, a fin de poder participar en los comicios; lo que implica que las organizaciones que lograron cumplir con el proceso después de esa fecha, ya no podrán presentar candidatos. Actualmente son 48 partidos inscritos en el ROP.
En el Perú no existen partidos políticos, la experiencia fáctica demuestra que son clanes de familias o decisiones individuales que han visto un gran potencial en contar con una membresía que negocian a su antojo. Esta situación que pudo ser solucionada por la reforma electoral que se aprobó en la gestión del presidente Martín Vizcarra, fue desecha por el Pacto Congresal, que eliminó de un tajo las elecciones primarias.
El hecho de no contar con partidos políticos, donde cada candidato sea la representación de su militancia, lleva a contar con caudillos como aspirantes a todos los cargos; los casos más saltantes son Hernando de Soto, que creyó haber comprado un partido y se proclamó candidato presidencial; tiempo después tuvo que aceptar, que existen normas que son obligatorias.
El “Pacto Congresal” responsable de esta caótica legislación electoral, parece ser que marchará solo, allí están los que han gobernado de facto en el país; Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Perú Libre, Somos Perú y unos pequeños grupúsculos, la razón indicaría que la ciudadanía no debería votar por ellos, por ser responsables del retroceso democrático del país; pero, esta conclusión solo es un buen deseo, que de repente no se cumple.
Pueda que en las próximas elecciones sigamos con la cantaleta de candidatos que, para el máximo cargo, o sea presidencial, la población los rechaza en mayoría, en esa lista se encuentran Keiko Fujimori, tres veces perdedora, el cuestionado Rafael López Aliaga, socio del fujimorismo, César Acuña Peralta de Alianza para el Progreso “El papá de Trujillo”, por mencionar algunos nombres del “Pacto Congresal”.
Sin embargo, debe mencionarse candidatos alternos que podrían ser la novedad en el próximo proceso y es el caso de Vicente Alanoca Arocutipa de Nuevo Perú por el Buen Vivir, quien proviene del sur y podría capitalizar el descontento existente; Alfonso López Chau del partido Ahora Nación y que son alternativas razonables para un Perú que se reencamine a la democracia e institucionalidad.
También en este variopinto panorama electoral, se encuentran candidatos de centro derecha como es el caso de Rafael Belaunde Llosa de Libertad Popular; Carlos Álvarez que quiere pasar de la comicidad a las cosas serias, Phillip Butters que a costa de creerse “sabelón” recorre medios de comunicación haciendo gala de su conocimiento y de su gran ego.
En el caso peruano, cualquier ciudadano puede ser candidato presidencial e incluso ganar las elecciones; la última elección quedó en la dicotomía de votar o por una política, heredera de la mafia fujimorista o por un profesor andino, sin un bagaje cultural que lo califique para el cargo; ganó el modesto docente José Pedro Castillo Terrones; pero fue engañado e intentó dar un golpe de Estado. La historia es reciente y conocida.
Candidatos regionales y locales esperen
Sin duda que las elecciones generales del 2026, traerán mucha polémica y es el proceso más cercano; si alguien cree que es un líder regional o local, tiene que esperar su tiempo y su oportunidad, de nada sirve estar promocionándose ahora, cuando no existe convocatoria, debe superarse lo más próximo y a partir de allí deben impulsar sus estrategias para convencer a un electorado variable.