ERP. (Por Miguel Arturo Seminario Ojeda) A Santo Tomás de Aquino en algún momento se le señaló de apoyar el tiranicidio, cuando se refirió a que el poder viene de Dios y va al pueblo, y que el pueblo tiene la facultad de deponer a las autoridades, cuando no responden a la realidad que la sociedad espera de ellos; la doctrina aristotélico tomista de la edad media, dominó el mundo medieval y moderno, y en los siglos posteriores adquirió nuevas dimensiones, llevadas al plano jurídico con otros nombres.
Cuanto de esto habrán conocido los americanos de fines del siglo XVIII y de comienzos del siglo XIX, y cuánto impacto habrá generado su reinterpretación entre los hombres y mujeres de la independencia, que sabiendo que las autoridades virreinales no actuaban en función al interés popular, las depusieron, y les quitaron poder, a través de enfrentamientos jurídicos, y muchos de ellos con el derramamiento de sangre, que le dio a la América hispana, una larga lista de héroes inmortales, unos muy conocidos, y otros anónimos.
La reversibilidad del poder al pueblo
Lo cierto es, que en el escenario de la separación política de América con respecto a España, la doctrina de la reversibilidad del poder al pueblo se encontró presente, sobre todo de mucha manifestación en el virreinato del Río de la Plata, en el Cabildo Abierto del 25 de mayo de 1810, cuando se depuso al virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros, que al entender de los criollos del Río de la Plata, no representaba a nadie, porque el Rey estaba cautivo, y los Bonaparte se enseñoreaban en España.
Y en este sentido, hay que recordar que las naciones surgen de manera natural, los hombres se van agrupando y constituyendo sociedades que descubren posteriormente que hay vínculos que las atan, tradiciones, lengua, y otros indicadores que mantienen unidas a las colectividades aunque se encuentren dispersas.
En América, en los espacios geo-histórico regionales, se habían configurado una serie de sociedades, cada una con sus propias características, y que fueron absorbidas políticamente por los dominadores de turno; los incas constituyeron un imperio en el que coexistieron varias de estas realidades, varias naciones sometidas por ellos, pero que ni los tiempos, ni ellos, ni la presión que enfrentaron durante el virreinato, han desaparecido sus identidades.
Así estaba América a fines del siglo XVIII, dominada en gran parte por los españoles, y ya los americanos estaban cansados de sus autoridades, no solo los indígenas y mestizos, también igual situación vivían los criollos, de modo que en una alianza sobreentendida, hicieron frente a esa situación, en actos que fueron producto de la conciencia de grupalización, que los unió como un solo bloque, “dando paso al cuerpo-nación”, como lo sostuvo el historiador piurano Miguel Maticorena Estrada.
El espíritu rebelde de los piuranos
Los piuranos no eran ajenos a lo que sucedía en el interior del virreinato, y quien sabe si específicamente se advirtió entre ellos alguna inclinación por el movimiento de Túpac Amaru, porque después que se sofocó la rebelión de este gran líder, de la campaña de militarización no se salvó el corregimiento de Piura, que fue afectado con la creación del Escuadrón de Milicias Disciplinadas de Piura, el Escuadrón de Caballería de Amotape, y los similares correspondientes en Querecotillo y Tambogrande.
Sin embargo nada de esto frenó la rebeldía de los peruanos, la idea de patria fue reforzada con las publicaciones de El Mercurio Peruano, órgano de difusión de la sociedad Amantes del País, desde donde llegaba a todo el virreinato, la descripción geográfica, económica, social, política, eclesiástica y de todo tipo, que les hacía conocer detalladamente, la tierra que era de ellos. Entre los suscriptores hubo varios piuranos, aparte de las publicaciones sueltas que llegaban.
La formación de la conciencia de patria requiere de un conocimiento previo, se ama lo que se conoce, y eso genera la identidad, ese sentimiento fuerte, que se reforzó con la experiencia de elecciones municipales, a través de las primeras prácticas del gobierno representativo, que tras la conversión de la población de súbditos en ciudadanos, fortaleció el ideal de libertad e independencia que estaba encaminado.
Las elecciones municipales de fines de diciembre de 1812 en Piura, prolongadas hasta 1814 en otros lugares, han sido analizadas como un elemento que acrecentó entre los peruanos el deseo separatista, del que no estuvieron libres los piuranos, porque ya no se podía vivir con autoridades impuestas por el régimen de gobierno que imperaba en el país desde hacía casi 300 años.
El liderazgo regional
En Piura el deseo separatista fue canalizado por criollos y mestizos de la región, y poco a poco se fueron consolidando personajes y familias independentistas, que se convirtieron en los líderes de cada espacio, tocándoles ese rol, a las familias Seminario, León, Valdiviezo, Arellano, Vilela, Gallo, Rivera, Vargas Machuca, Barreto, Chumo, Flores, y Adrianzen, entre otras de la región.
Cada 4 de enero se rememora la gesta de la independencia en Piura, equivalente en simultáneo, a la deposición de las malas autoridades, a aquellas que no estaban con el ideal independentista, y que antes bien públicamente se identificaban con los realistas. Y al lado del protagonista principal, Miguel Jerónimo Seminario y Jaime, actuaron los otros que ha registrado la Historia.
Los Seminario eran una familia de primera generación por su apellido paterno, pero por el lado materno estaban entroncados con los primeros pobladores de San Miguel de Piura, la fundada en Tangarará en 1532, y emparentados también con la Piura de los varios traslados y de su emplazamiento definitivo, como lo demostró la recientemente desaparecida genealogista, Isabel Ramos Seminario.
En el proceso de la independencia de Piura participó el estamento popular, hubo sastres, zapateros; asimismo el estamento medio como puede verse en el papel del administrador de correos y en otros empleados del régimen colonial, que fueron finalmente abiertos y proclamados patriotas. Por otro lado participaron hombres de altos cargos y grandes propietarios de tierras y ganado, que al lado de su familia fueron patriotas, sin duda alguna.
Las piuranas no se quedaron atrás, Manuela Váscones y Taboada confeccionó y bordó la bandera con la que se proclamó la independencia, ayudada por varias piuranas; así fueron las mujeres, pusieron su cuota en estas horas de lucha y sacrificio; papel similar al de Manuela Váscones, jugaría en Trujillo la mamá de Ignacio Merino, el pintor piurano de gran fama, ella lideró al grupo de mujeres que cosió y bordó la bandera de la proclamación de la independencia en Trujillo, el 29 de diciembre de 1820.
La proclamación de la independencia
La llegada de los pliegos enviados por Torre Tagle con destino a la ciudad de Piura generó gran expectativa, le dio mayor seguridad a los piuranos que entendieron que no estaban solos en este propósito generado en ellos desde hacía varios años, es decir, no fue la llegada de los pliegos de Torre Tagle lo que les movió a declarar la independencia, puesto que ya era una decisión tomada.
Hay que destacar que los criollos y mestizos obraron inteligentemente, cuando los realistas pidieron que se presente la tropa en el cabildo del 4 de enero de 1821, e inteligentemente Miguel Jerónimo Seminario, al llegar al cuartel les recordó que eran piuranos, y pidió que fueran desarmados, contribuyendo esto al éxito de los independentistas, porque en el cabildo, los que fueron parte de la tropa asumieron su rol de ciudadanos.
El mismo 4 de enero de 1821 que se proclamó la independencia en Piura, igual experiencia se vivió en Sechura donde la proclamación la hizo José María Raygada Gallo, hijo de la querecotillana María Antonia Gallo del Castillo. Consta que en los días posteriores los pueblos del interior piurano proclamaron la independencia, como Paita, Querecotillo, Sullana, La Huaca, Amotape, Tambogrande, ya que de acuerdo al general San Martín, más de cien pueblos iban proclamando la independencia, hasta enero de 1821.
Así, poco a poco iban perdiendo poder las autoridades realistas, después de detentarlo, lo perdieron totalmente; hoy los mecanismos de perder el poder han variado, la vacancia y la revocatoria de la autoridades se pone en práctica, cuando burlan la confianza de los electores, siendo no pocos los casos que se ven a nivel nacional e internacional. Y así es, el poder se pierde evidenciando lo que desde las ciencias políticas se conoce como su dimensión de relación, porque no solo tienen poder los que lo ejercen, los de abajo, cuando se juntan son un poder tremendo, que le quita el poder al que aparentemente lo ejerce sin límites.