A propósito del Día Internacional de la Mujer
ERP/M.Seminario. Cuando se habla del reconocimiento de la mujer como ciudadana en el Perú, este hecho se asocia muchas veces de inmediato al presidente Manuel A. Odría, atribuyéndole, casi como un acto que surgió desde el Ejecutivo en ese momento, sin embargo no fue así, ya que la mujer luchaba por este derecho, desde fines del siglo XIX, y hasta donde sabemos, fue un hombre, un ancashino, el Dr. Celso Bambaren Ramírez, quien desde 1867 había planteado en el Congreso de la República, que la mujer debería de gozar de los mismos derechos que constitucionalmente estaban consagrados para el hombre.
En la segunda mitad del siglo XX, la mujer en el Perú empezó a alcanzar una existencia social plena, superando gradualmente la exclusión social que progresivamente las convertiría en agentes activos de transformación social. Este cambio social, en el que se ven alteraciones profundas en el comportamiento la, la cultura y la estructura de la sociedad, fue influenciado por el pensamiento universal con respecto a la mujer, y por la lucha de las precursoras que desde hacía más de medio siglo se enfrentaban a la estructura social y a la mentalidad colonial supérstite en la sociedad peruana.
Superada legalmente la exclusión de la mujer en la toma de decisiones, en 1955 no fueron pocas las seleccionadas en diversas agrupaciones políticas para la competencia electoral de 1956; 30 mujeres de los diversos departamentos que conformaban el Perú aspiraron a ocupar una curul en el Congreso de la República, 28 postularon para diputadas y solo 2 para senadoras, llegando 8 a la llamada cámara baja, y 1 a la cámara alta.
En el Perú, como se ha reiterado en diversas publicaciones, María Alvarado Rivera fue una de las primeras mujeres en plantear sobre la igualdad de derechos civiles y políticos para la mujer en 1911. Estuvieron en este camino Zoila Aurora Cáceres, Magda Portal, Ángela Ramos, Esther Festini, Angélica Palma, Dora Mayer, Mercedes Cabello de Carbonera y Elvira García y García, entre otras.
En 1931 el Partido Aprista Peruano procuró un ensayo de participación política, al permitir votar a las mujeres en sus elecciones internas. Otorgar derechos ciudadanos a la mujer significaba el aumento de la masa electoral y un nuevo ritmo y fisonomía en la vida política nacional.
Odría promulgó la histórica Ley 12391 el 7 de setiembre de 1955 a las 6 de la tarde. Inmediatamente se anunció el registro electoral para la mujer en todo el Perú y que para facilitar las inscripciones, los comisionados irían a los locales laborales, según declaró el secretario del Jurado Nacional de Elecciones. Se calculó que el número de ciudadanas era igual o algo mayor al de los ciudadanos.
Las agrupaciones políticas de inmediato reactivaron sus comités femeninos y las que no tenían los crearon. Se estimó que casi 900 mil mujeres votarían en el proceso electoral de 1956. Con respecto a la Ley del 7 de setiembre de 1955, Odría escribió dos días después:
“El 7 del presente tuve la satisfacción patriótica de poner el cúmplase a la Ley que consagra esta reforma constitucional, dándole a la mujer toda la amplitud de sus derechos ciudadanos al igual que el hombre. Se abre así una nueva y trascendental etapa en la vida política del Perú, hecho histórico al que estará unido, para siempre, el nombre del Movimiento Restaurador de Arequipa, que he tenido el honor de iniciar y conducir”.
Al parecer para Odría, no contaba la participación de las mujeres organizadas en la lucha por el voto femenino, todo era una importante conquista de la Revolución Restauradora que él encabezara.
Miguel Arturo Seminario Ojeda / Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones