Cubito de hielo

En los años 60, cuando todo Sullana no tenía corriente eléctrica, y menos las 24 horas, la gente usaba abanicos de totora, pedazos de cartón o diarios doblados para procurarse un poco de aire fresco, la masificación de los ventiladores vendría años después, gradualmente para quienes podían comprarlos, porque en esos tiempos, el porcentaje de sullaneros pobres residentes en la ciudad, era mayor con respecto al total de habitantes urbanos, con relación a hoy.

Por las noches, la siempre y casi eterna costumbre de salir a fresquearse, mantenía a las personas en las puertas de sus casas, sentados en silletas, en perezosas, bancos, hamacas y divanes, de acuerdo a la pertenencia a determinados grupos socio económicos. No era raro, que en esos días de sol y de noches calientes, las familias compartieran mangos de la variedad Chulucanas, puestos en lavacaras, que mitigaban las noches, mientras no faltaba en la conversación, algún cuento de aparecidos que despelucaban el cuerpo, y generaban algún temor entre los niños, así eran los días del verano en todo Piura, con las calles bulliciosas de niños jugando con distracciones ya desaparecidas, eran tiempos lejanos al uso de internet, como un mecanismo para la distracción.

Tiempos idos, que Luisa Chulli recuerda con añoranza, como los recordamos todos los que preferimos el sabor de ayer, sin oponernos a los cambios que la modernización ha traído consigo. Hoy hay luz eléctrica por toda la ciudad, modernísimas casas comerciales ofrecen todo tipo de productos para mitigar el calor, que al decir de los más viejos, y que han vivido siempre en Sullana, cada año es más intenso, y como nos repite Luisa, es por el deterioro de la capa de ozono, por el calentamiento global, y la poco convivencia con valores que promuevan el equilibrio del medio ambiente, y para variar, no llueve.

Miguel Arturo Seminario Ojeda / Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán.