ERP. Se requieren sistemas de vigilancia epidemiológica eficaces, con una capacidad de diagnóstico rápido y certero para evitar dimensiones como las alcanzadas por el COVID-19. Una de las preguntas que se hacen las personas es que al superar esta pandemia, cuál será la probabilidad de que surja otra e impacte a la humanidad en las dimensiones que lo ha hecho el COVID-19. Además, de cuáles serían los vectores que podrían llevarnos a la propagación de un nuevo virus a nivel mundial.
Al respecto, el Dr. Vicente Zanón, Director del Master en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), explicó que entre los muchos factores que podrían contribuir a la aparición de enfermedades emergentes y re-emergentes se destacan el cambio climático, la globalización, la precarización de los sistemas de salud, el descenso brusco de la vacunación y las mutaciones en organismos ya conocidos.
Zanón aclaró que las enfermedades emergentes son aquellas causadas por un patógeno desconocido hasta un momento determinado o identificado recientemente. Es decir, serían enfermedades causadas por nuevos agentes infecciosos y las enfermedades re-emergentes son aquellas que prácticamente habían desaparecido y presentaban una incidencia muy baja y que, por alguna razón, vuelven a surgir.
“La principal diferencia es que las enfermedades re-emergentes son conocidas; el patógeno está perfectamente caracterizado e identificado y se dispone de tratamiento efectivo. En cambio, las enfermedades emergentes están producidas por patógenos nuevos, de reciente identificación, por lo que desconocemos muchas de sus características. Además, no hay tratamiento específico contra ese nuevo agente infeccioso. Por esto, su control es más complicado”, precisó el experto de VIU.
¿Qué viene ahora?
Al hablar de enfermedades emergentes, es probable que aparezcan nuevas epidemias o pandemias causadas por patógenos con los que antes no se había tenido contacto. Es importante señalar que esos “nuevos” agentes infecciosos no pueden considerarse nuevos como tal; ya existían en la naturaleza., la novedad es que, por diferentes factores, estos patógenos entran en contacto con el ser humano a través de algún vector.
En esa medida, al no haber tenido contacto previo con el agente infeccioso, los humanos no están inmunizados, no hay tratamiento y no se conoce la etiología de las enfermedades. Algunas tendrán muy poco efecto sobre la salud, pero otras pueden tener un gran impacto. Por eso es importante estar preparados y disponer de un sistema sanitario fuerte y con suficientes recursos para hacer diagnósticos.
“Para evitar la propagación y llegar a la emergencia generada por el COVID-19, hay que establecer sistemas de vigilancia epidemiológica eficaces, el diagnóstico rápido, certero, medidas preventivas y adecuadas, dirigidas tanto al individuo como a la población. También es importante dotar de recursos humanos y económicos tanto a los centros de salud como a laboratorios de investigación”, concluyó Zanón.