Por: Luis Martín Correa Castillo
Es sin duda la expresión coloquial que nos lleva de regreso, como por arte de magia, a las aulas del 'cole', instituto o universidad, y te dibuja una descarada sonrisa porque sabías que si las señas, papelitos o cualquier otra ayuda inventada no funcionaba aún podías recurrir al amigo o profesor y rogarles ¡No seas malito, déjame copiar!.