ERP/M.Seminario. Estamos en el año 2014, siglo XXI, o siglo del conocimiento, con una manera diferente de hacer las cosas, con una sociedad llena de renovados valores, donde los nuevos protagonistas de la historia, es decir, los que están relacionados con los hechos individuales y sociales trascendentes, asumen roles que van dejando un testimonio de las diferentes facetas de la cotidianidad, que por ser muchas veces coyunturales, se convierten en motivo de cambios y alteraciones sociales, que a veces rompen los paradigmas a los que estamos acostumbrados.
Entre 1979 y 1983, los peruanos rememoramos un conjunto de fastos de la Historia nacional, asociados al protagonismo de un gran número de connacionales que murieron defendiendo a la patria, yo me pregunto, como reaccionaremos ahora, si los peruanos sufrimos un problema similar. Cuál será nuestro comportamiento frente a una situación parecida.
Que tuvo esa generación de la Guerra del Pacífico, que no tiene la actual, como se protagonizó la socialización de los hombres y mujeres de esa generación, que tuvieron por delante muchos valores, entre ellos el heroísmo, estudios de la Historia como ciencia, específicamente, de sus ramas como la historia de la vida cotidiana y la historia de las mentalidades, nos permiten encontrar una respuesta.
ANDRÉS AVELINO CÁCERES DORREGARAY, es uno de esos hombres asociados a la experiencia de la Guerra con Chile, nacido en Ayacucho, en medio de un entorno psico social, en el que primaba una educación en valores, a partir de sus grupos primarios más cercanos: la familia, los amigos, los maestros, la feligresía, y todo cuanto le permitió cultivar ese amor por la patria, práctica que lo coloca en el lugar singular por el que lo estamos recordando.
Cáceres es de esas personas que nunca mueren, es uno de los hombres que ha trascendido al tiempo, es un personaje al que no le hacen falta monumentos de palabras para decir lo que sentimos, las expresiones sobre él, por muy simples que fueren, no hacen sino fortalecer a un recuerdo imperecedero que se ha quedado para siempre en la memoria de todos los peruanos.
ANDRÉS AVELINO CÁCERES DORREGARAY, y no Andrés Alfredo como a veces suelen llamarlo, se ha convertido en un paradigma entre los peruanos, es un modelo para los que viven en su patria, heredad que el defendió con actitudes heroicas que lo ubican en un lugar singular de la historia nacional.
Decimos Andrés Avelino porque así se registra su nombre en documentos primarios asociados al personaje, documentos generados mientras él estuvo vivo, incluso en las declaraciones que hacen sus hijas al momento de casarse, y cuando registran la defunción del personaje que hoy evocamos. También así se registra en diferentes documentos relacionados con su foja de servicios, en sus datos contemporáneos, en los documentos oficiales, donde claramente se dice ANDRÉS AVELINO, no hay documento de su gestión presidencial, que no esté rotulado como tal, si realmente hubiese sido ANDRÉS ALFREDO, el mismo don ANDRÉS AVELINO, hubiese protestado por llamársele como no correspondía. Aluden al nombre no correspondiente, los que queriendo interpretar que la A. cuando firma ANDRÉS A. equivale a Alfredo, pero jamás presentan documento sustentando esa afirmación, documentación, que es lo que exige la Historia como ciencia, cuando se trata de recrear un hecho histórico individual o social.
HOY LA JUVENTUD REQUIERE DE MODELOS a seguir, modelos como Cáceres, la sociedad requiere de modelos paradigmáticos para imitar, se ha detectado una crisis de valores, para los que los antropólogos, educadores, y otros especialistas proponen una educación y una reeducación en valores, donde se destaque a figuras emblemáticas, como la de don Andrés Avelino, uno de los peruanos del milenio, que ascendió a la gloria mientras estuvo vivo, recibiendo el reconocimiento de millones de peruanos que lo identificaron como el salvador del honor nacional.
El escenario de su gloria se reparte entre Ayacucho, lugar de su nacimiento, y el espacio de la campaña de la Breña, donde las mil y una páginas que vivió han quedado impregnadas en cada lugar por donde se cruzó el "Brujo de los Andes", de modo que hoy se puede recorrer la ruta de Cáceres, como si transitáramos por un museo gigantesco, que imaginariamente nos lleva hasta la Campaña de la Breña, escenario de su gloria.
Como lo manifiesta el historiador Luis Guzmán Palomino, no es nada nuevo señalar, que el 5 de Abril de 1879 Chile declaró la guerra al Perú, bajo el pretexto de la firma de un pacto secreto de alianza con Bolivia, cuyo territorio había sido ya invadido, rompiendo el tratado de límites de 1874, El Perú no se encontraba preparado para hacer frente a tan grave contingencia y menos aún contra un enemigo que se había preparado muy adelantadamente para la agresión, pese a no tener límites territoriales con el Perú. En esos días nuestra situación era delicada y critica en todos los campos de la actividad nacional.
El Ejército y la Marina, los dos brazos más importantes de la Defensa Nacional tenían serias limitaciones en cuanto a número de efectivos de personal, material, armamento y munición. En el ejército se disponía de fusiles de diversos sistemas y calibres; de muy poca munición; de caballos de poca alzada y escasamente adiestrados; de cañones de diferente calibre, de pocas piezas entre antiguas y modernas, las unidades de tropa se encontraban ubicados en diferentes puntos del territorio nacional: Cuzco, Ayacucho, Lima, Callao y Chorrillos. Todos los buques se encontraban en mal estado y necesitaban reparaciones para poder combatir; las tripulaciones no estaban debidamente entrenadas, sobre todo en lo concerniente a prácticas de tiro. Fuera del Ejército de Línea existía la Guardia Nacional compuesta de 60 mil hombres, aproximadamente, pero hacía unos cuatro años que no habían sido llamados para el entrenamiento.
Declarada la guerra, muchos oficiales del Ejército y de la Marina que se encontraban fuera de servicio, dentro y fuera del país, se incorporaron presurosos a sus instituciones para participar en la contienda bélica, defendiendo nuestra patria; otros que se encontraban en el activo y comandaban unidades, recibieron las órdenes pertinentes para desplazarse al teatro de operaciones.
Cáceres, en sus intervenciones previas a las acciones en las que participó y aún durante ellas, siempre puso en evidencia sus amplios conocimientos estratégicos y tácticos, que le permitieron presentar recomendaciones que infortunadamente fueron desoídas por los conductores de las operaciones, en los diferentes niveles, y que de haberse escuchado quizá hubiesen variado el resultado de la guerra.
Anota Guzmán Palomino, que producida la derrota en la batalla de Miraflores y encontrándose Cáceres herido, envió emisarios a palacio de gobierno solicitando la designación de un jefe capaz de organizar la resistencia en la zona andina y además que el parque de armamento y municiones que se encontraba almacenado en Santa Catalina fuese transportado a la estación del ferrocarril rumbo a Chosica para la ya proyectada Campaña de la Resistencia, pedidos que no se tomaron en cuenta lo que impidió una organización más rápida para continuar la lucha y que dicho parque cayera en manos enemigas.
En la estrategia del ejército invasor chileno, la toma de Lima, en enero de 1881, se creyó que sería el epílogo de la guerra. El gobierno chileno consideró que ocupadas las posesiones peruanas del guano y el salitre, la Capital sería la prenda que sólo soltaría cuando el gobierno peruano, no importando quien lo presidiese, suscribiese un tratado de paz, que además de aceptar una enorme indemnización de guerra, asegurase para aquel la ocupación definitiva del litoral sur peruano a partir de la línea del Sama.
Contrariando todos estos cálculos, se inició entonces la Gran Guerra de Resistencia Patria, que habría de ser sostenida por abnegados peruanos de un profundo amor a la Patria, soldados y guerrilleros, la mayor parte de la zona rural, todos bajo el mando de una de las figuras paradigmáticas del Perú, el general Andrés Avelino Cáceres.
Sobre la base de su sacrificio y la constancia, así como enfrentando un cúmulo de adversidades, esos patriotas se fijaron como objetivo el desgaste del ejército invasor, su cerco en las ciudades de la costa y su expulsión consecuente, o en su defecto, un fortalecimiento militar que permitiese negociar la paz sin condiciones humillantes.
Haciendo un juicio sobre la Campaña de la Breña, en 1915 declaró en el diario La Crónica: "La Campaña de La Breña es la página más honrosa de mi vida militar. No vacilo en proclamarlo yo mismo. Me enorgullezco de ella. Tengo presentes y me acompañarán hasta la tumba, todos los entusiasmos, todas las satisfacciones, todas las decepciones y amarguras también que experimenté durante esos tres años de constante batallar. Varios de los que pudieron agrupárseme, para continuar la campaña y arrojar, quizá al odiado enemigo del país, rehuyeron ayudarme...
Ambiciones, rencillas, pequeñas pasiones, todo se coligó contra mí que defendía a la Patria cuando todos la dejaban abandonada al infortunio".
El archivo Cáceres de la Biblioteca Nacional, ha servido para reconstruir la historia de la Guerra del Pacífico, y gran parte de la historia nacional a partir de una fuente fidedigna y confiable, el Héroe de la Breña no omite detalles, es el protagonista que sabe lo que está viviendo, y que reconoce las virtudes de sus seguidores, así como abiertamente rechazó los antivalores de los que no defendieron a la patria cuando estaba en peligro.
Su periplo como gobernante del Perú ha sido estudiado por Basadre, destacándosele la reorganización hacendaria, la descentralización fiscal, la cancelación de la deuda externa,durante su gobierno se e instauró la educación primaria obligatoria.
Se hicieron algunas obras de irrigación en el norte y centro del país.Se crearon Escuelas Talleres en las capitales de departamentos, y en algunas capitales provinciales.Se reabrieron las Escuelas Naval y Militar.Llegó a las costas peruanas la cañonera Lima, uno de las dos navíos de guerra mandados a construir por el gobierno peruano en 1880. Fue la primera unidad de la nueva escuadra del Perú, que renacía tras el descalabro de la guerra. La otra cañonera gemela tuvo que ser cedida a los constructores en pago de deudas existentes.Se fundó en Lima el Banco Italiano Hoy banco de Crédito del Perú, en 1889 con aporte de capitales de la colonia italiana.Se creó la Sociedad Geográfica de Lima (1888), a partir de la iniciativa de Luis Carranza, ayacuchano como él, que sentó las bases de esta prestigiosa institución existente hasta la actualidad.Se fundó la Cámara de Comercio de Lima, en 1888, cuyo ejemplo se continuó en las más grandes ciudades del interior del Perú.El 16 de mayo de 1886, se inició el alumbrado eléctrico en Lima, inaugurado en la Plaza de Armas y que pronto se extendió a las calles aledañas.En 1888 se instaló el servicio telefónico en Lima, que luego se extendió al Callao.Se inauguró en 1889 el muelle del puerto de Salaverry, en La Libertad.La explotación del petróleo, a cargo de capitales ingleses, tuvo un desarrollo importante en el norte del Perú. En el campo petrolífero de Zorritos, había 9 pozos que daban 250.000 a 300.000 litros de petróleo diarios, hacia 1890. Se obtenía también kerosene de buena calidad.En julio de 1890 llegaron numerosos restos de los héroes peruanos caídos en las acciones de Angamos, Pisagua, San Francisco, Tarapacá, Alto de la Alianza y Arica. También llegaron los restos del Caballero de los Mares, y del héroe de Arica, Alfonso Ugarte.
DESDE SU NACIMIENTO EN Ayacucho, el 10 de noviembre de 1836, hasta su muerte en Lima, el 10 de octubre de 1923, participó en el alzamiento de Fermín del castillo contra el presidente Echenique; entre 1856 y 1858 apoyó a ramón castilla, contra Manuel Ignacio de Vivanco; en 1865 se opuso al presidente Pezet cuando permitió la ocupación de las islas de Chincha; en 1866 apoyando a Mariano Ignacio Prado combatió en la Guerra con España, en el Combate del 2 de Mayo; en 1872, estuvo al lado de Manuel Pardo, cuando los hermanos Gutiérrez se levantaron y asesinaron al presidente José Balta rompiendo el orden constitucional, que se mantuvo firme gracias a acciones como la de Cáceres, que no se plegaron a los revoltosos, pese a que estos buscaban aliados entre los soldados de la patria.
Su protagonismo en la defensa de Lima es ampliamente conocido, del mismo modo la conducción de la Campaña de la Breña. Por todo esto, el Perú honra la memoria de Cáceres poniendo su nombre en plazas como esta, hay muchas calles en el Perú que se llaman como el Héroe de la Breña, existen parques, y colegios, que nos llevan a preguntarnos, donde no está Cáceres, y si hoy lo rememoramos, es porque indudablemente es parte del alma nacional.