ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Elías Maza (54) espera pacientemente bajo la sombra de unas ramas, a pleno mediodía, que alguna camioneta pase para sacar las naranjas y limas recién cosechadas de su chacra: "Las voy a vender a Piura", comenta mientras paramos en medio de un tortuoso y arcilloso camino.
Estamos en algún punto entre el desvío a Yamango, la capital del distrito del mismo nombre, y la localidad de Tamboya, la segunda más poblada de ese territorio dentro de la provincia de Morropón, a unos mil metros de altitud.
Las lluvias de El Niño Costero mezcladas con las estacionales de marzo y precipitaciones que aún hoy continúan sobre el lugar han incrementado el caudal de las quebradas, unas cinco, que hay desde la ciudad de Morropón hasta la de Yamango, y han estropeado la carretera de forma considerable: la ruta a Tamboya, que dura aproximadamente una hora en este trayecto, hoy toma el doble.
"El agua creció un montón", me cuenta Kenji Crisanto mientras pasamos a orillas del río Piscán, un afluente del río Piura, que entre Palumble Alto y Coca tomó por asalto una casa y se llevó todos sus enseres.
"Menos mal la dueña estaba en la costa", agrega Kenji, mientras maniobra la camioneta doble tracción en la que hace movilidad. Está tratando de seguir la huella de otros vehículos para no quedarse atascado, y aquí no hay remolques especializados que puedan salvarlo del apuro.
A los costados, las laderas están repletas de plantaciones de bambú o caña de guayaquil, la que produce todo el año, y cuyo mercado es la costa principalmente.
La demanda se concentra en una suerte de corredor entre las ciudades de Piura y Máncora, donde se emplea para decorar restaurantes turísticos, hacer muebles o dar acabados de apariencia rústica a casas de playa.
Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), hasta mediados de 2016, la mitad de las doce plantaciones forestales registradas a lo largo del departamento de Piura son caña de guayaquil. Se ubican en los distritos de Montero y Sapillica en Ayabaca, Canchaque y San Miguel de El Faique en Huancabamba, y Yamango en Morropón.
En el caso de este último distrito, las plantaciones están oficialmente registradas en Tamboya, pero es posible apreciarlas desde ladera abajo, en Coca. Según Serfor, hasta febrero de este año se tenían registradas 81 mil 699 unidades.
Mientras la agencia gubernamental celebra que se trata de un negocio formal y amigable con el ambiente, para los bambucultores locales se trata de un negocio suspendido debido a que no es posible atender los volúmenes requeridos en la costa porque ningún vehículo pesado puede transitar por la carretera.
Elías Maza cuenta que los comuneros de Tamboya, reconocidos por la eficiencia de sus actividades colectivas, han realizado hasta once mingas para mejorar el trayecto pero no han logrado grandes avances, como hubieran esperado.
Kenji Crisanto admira el tesón de los campesinos pero cree que maquinaria pesada especializada podría hacer la reparación en menor tiempo y con resultados favorables: "Una pasada de cuchilla y listo".
De este modo, la producción de caña de guayaquil podría atender las demandas de su mercado; pero además beneficiaría a los fruticultores, arroceros y ganaderos que sacan su producción desde nangay y Tamboya hasta Palumble, pasando por los caficultores del mismo Yamango.
Según la Dirección Regional de Transporte, durante la temporada de lluvias hubo maquinaria del Ejército Peruano tratando de rehabilitar la carretera; pero tras una inspección realizada en abril último, reconoció que todavía hay zonas propensas a derrumbes, lo que obligó a abrir un desvío en Pueblo Nuevo de Maray, distrito de Santa Catalina de Mossa, justo en el primer tramo entre Morropón y Yamango.
Solo en Tamboya se estima que la rehabilitación de la vía podría beneficiar a un millar de habitantes. A nivel del distrito de Yamango, según Serfor, estaríamos hablando de unas dos mil personas beneficiadas, menos de la quinta parte de la población distrital.
Concentrándonos en la caña de guayaquil, si Yamango no es capaz de satisfacer la demanda de mercado, junto con Pajul en el distrito ayabaquino de Sapillica, entonces no quedará más remedio que importar el recurso desde Ecuador que, por lo menos, tiene carreteras en buen estado.
Y según Serfor, la demanda sigue superando largamente a la oferta.
Otro punto crítico, mejor dicho estropeado por las lluvias, es el tramo que sube hacia Choco, el que, a decir de Kenji, es ahora inaccesible incluso para una camioneta doble tracción.
Entre tanto, las naranjas de Elías Maza, muy jugosas y con el punto exacto entre ácido y dulce, tendrán que seguir esperando a que algún vehículo pueda sacarlas hacia Piura. Unos cien metros más allá hay un camión en plena carga; podría ser su única esperanza, por ahora, ya que desde la mañana no ha pasado más camioneta que la nuestra.
Y lo que más le preocupa ahora es que la temperatura ha comenzado a caer de pronto, luego de tener una mañana con cielo despejado. Podría avecinarse una nueva lluvia y dañar más aún la ya maltrecha carretera.