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Mié, Dic

La sinuosa vida política, aciertos y delitos del exdictador Alberto Fujimori Fujimori

Andrés Vera Córdova
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ERP. Murió Alberto Fujimori Fujimori, expresidente de la República y paradójicamente, tal suceso aconteció un 11 de septiembre del 2024. Condenado por delitos contra los derechos humanos por la matanza de Barrios Altos y estudiantes de la Cantuta, sus seguidores generalmente tránsfugas y de las nuevas generaciones, han abonado en la actual crisis política.

Gobernante autócrata y de facto, violentó la Constitución de 1979. Su dura lucha contra el terrorismo fue utilizada para mejorar su imagen de “buen” gobernante; pero, permitió sembrar miedo, sobre todo en la clase gremial y dirigencial, varios de ellos fueron encarcelados y vejados.
Su muerte a los 86 años ha mostrado a fanáticos quienes destacan su gestión y aquellas víctimas que perdieron como consecuencia del terrorismo de Estado, expresan lo que realmente fue. Autócrata, responsable de crímenes, corrupto y desleal.

Los inicios políticos de Fujimori

Docente universitario, mediante una justa ambición le permitió desempeñarse como presidente de la Asamblea Nacional de Rectores, el mismo que obtuvo con original consenso desplazando a otros rectores. Este periodista obtuvo en su momento, un testimonio de como logró dicho cargo.
Alberto Fujimori, inició su presencia pública conduciendo un programa de la televisión estatal, que desarrollaba con regular interés. La imagen del oriental en el territorio peruano, de ser personas honestas, trabajadoras y responsables, fue importante en su crecimiento político. Permitió la idealización del candidato, bajo la creencia que podría ser beneficioso.

Su programa periodístico “Concertando” buscaba ideas y propuestas a favor del desarrollo nacional. El país, vivía momentos difíciles tras la calamitosa gestión del primer gobierno de Alan García Pérez, el intento de estatizar el sistema financiero y sobre todo el avance del terrorismo, que cada vez cobraba más víctimas inocentes ameritaba actuar con autoridad. En ese escenario, todo estaba acondicionado para emerger políticamente.

Su postulación en 1990

El exdictador, decidió en 1990 postular a la presidencia de la República. Fundó el movimiento político “Cambio 90”. El favorito em aquella época, de acuerdo a los estudios de intención de voto era el escritor Mario Vargas Llosa. El escritor, fue apoyado por el empresariado ante el riesgo de la estatización de la banca.

La campaña estuvo marcada por confrontamientos bastante radicales; entre los seguidores del movimiento Libertad y después unidos en Fredemo y el Partido Aprista que manejaba el gobierno. Estos momentos convulsos crearon las condiciones para que salga un “Outsider” y derivar el voto hacia este personaje. Había sucedido ya con Ricardo Belmont en las elecciones municipales.

Fujimori con el apoyo de su esposa, inició una contiende franciscana, se desplazó por diversas partes del país llamando la atención, utilizó para tal efecto un tractor y ayudado por la impactante frase de “Tecnología, honradez y Trabajo” comenzó a avanzar electoralmente, gracias a los altos niveles de crispación de la contienda. Esos elementos iconográficos tuvieron impactos favorables para él y su partido.

En esta contiendo estuvo acompañado de Máximo San Román y de Carlos García como candidatos a la vicepresidencia y posteriores vicepresidentes. Ambos, en las nuevas perspectivas de Fujimori, fueron obviados y traicionados, intentaron recuperar la democracia cuando esta fue desviada, pero no fue posible y no pasó de ser un hecho anecdótico.

Los evangélicos se sumaron a su campaña electoral; la propaganda casa por casa, permitió que la ciudadanía vaya asumiendo posición. Con justa razón se podría decir que fueron los “tontos” útiles, considerando que después fueron simple y llanamente marginados.

La primera vuelta fue sorprendente y catapultó al “chinito” Fujimori a quien, según la imaginaria popular, lo asociaba a la prosperidad japonesa. En esta etapa, aún no se conocía de su doble nacionalidad, como después él mismo lo dejó expuesto, reconoció ser de nacionalidad japonesa e incluso pretendió ser senados de dicho país.

De hablar parco, entrecortado y limitado, Fujimori participó en los debates y mediante recomendaciones de voluntariosos estrategas sobre todo del aprismo, trabajó más para ridiculizar al escritor por consumo de drogas y para minimizarlos, simplemente lo llamó “Mario Vargas” obviando el apellido materno. Estas referencias crispaban al ahora laureado novelista.

Es histórica la foto del diario “El Ojo” el cual, tras el debate final de la segunda vuelta electoral, fue exhibido. El contenido buscaba resaltar el triunfo en la polémica del escritor, cuando en realidad aún se estaba realizando. Se entiende que la edición era para el día siguiente. Esta acción de exhibir dicho diario horas antes del siguiente día, caló hondo en los potenciales electores.

Dar a conocer la manipulación de la información, fue aprovechada para opacar la calidad del debate y la exposición de propuestas de gobierno. El camino quedó habilitado para el triunfo de Alberto Fujimori.

La campaña electoral trató en todo momento de asociar maldad con la candidatura de Mario Vargas Llosa, en tanto que Fujimori, mediante spots que se difundían en la televisión de señal abierta, se comprometía a no ejecutar un shock de carácter económico. El aprismo e izquierdistas, creyeron en dichas propuestas, las que fueron incumplidas.

Es así que, llegó la hora del voto y el desconocido Fujimori, con toda la caja de sorpresas que implicaba su presencia en el escenario nacional fue elegido presidente Constitucional de la República para el período 1990-1995, en el marco de la Constitución Política del Perú de 1979.

Su primer gobierno y la economía

Fujimori, fiel a su propuesta de campaña, conformó un gabinete multipartidario. Juan Carlos Hurtado Miller, Gloria Helfer y otros, asumieron su gestión confiados en hacer un buen gobierno. La situación política era difícil y la economía peor, sin embargo, sus electores esperaban que haya medidas menos gravosas que las que realmente aplicó.

El primer desengaño, aunque polémico, puede considerar la aplicación del shock económico más severo de la historia, para ajustar la economía. Para muchos, hasta el mismo Mario Vargas Llosa hubiera evitado la dureza del ajuste; pero, era tal la distorsión de precios y la disparidad del tipo cambiario, que en el corto plazo creó desazón; sin embargo, en el mediano plazo la situación fue diferente.

Debido a la calamitosa economía que dejó Alan García Pérez en su primer gobierno, llevó a Fujimori a gestionar confianza para el país peruano, es así que en su acercamiento al Fondo Monetario Internacional, se escucha la frase “Por fin se escucha música celestial” en clara referencia que el nuevo mandatario, no iría por las sendas del socialismo.

Recordemos que Alan García Pérez, nos dejó como un país inelegible, sus medidas heterodoxas llevaron al Perú, a la quiebra. Ir por la senda del liberalismo, permitió que Fujimori sea reconocido en la comunidad internacional y aunque hizo lo que Mario Vargas Llosa planteaba, tampoco inmutaba al presidente peruano.

La realidad demostró, que una cosa es el decir y otra el hacer. Al final Fujimori, aplicó lo ofrecido por su contender e incluso con mayor severidad, Perú comenzó a recibir asesoría y acompañamiento del Fondo Monetario Internacional y hubieron compromisos macroeconómicos que eran metas a cumplir y se comenzaron a lograr.

Pese a lo draconiano de las medidas de política económica, la población comenzó a observar mejoras, los precios se estabilizaron, el tipo de cambio respondió a la misma liberalidad, los empresarios comenzaron a invertir y el coste del Estado fue recudido en diversas etapas. Las grandes colas comenzaron a desaparecer.

Además de ello, se dieron facilidades para la inversión privada con mayor seguridad jurídica. Todo este nuevo contexto se realizó en el marco de la Constitución Política del Perú de 1979; por lo tanto, mal se podría aducir de confundir que no permitía adoptar decisiones. Esta etapa fue de total legitimidad, pero de críticas normales en toda democracia.

Los actores económicos, siempre propensos a inclinarse a favor del poder, lo hicieron de manera fervorosa y quizá ello justifique su inacción en la siguiente etapa, que fue el rompimiento de la institucionalidad y del estado del derecho.

Fujimori iba bien, la economía tenía un norte, comenzaba a evidenciarse una estabilidad macroeconómica, los empresarios y la inversión tuvieron nuevas oportunidades y se observaba un estilo diferente en la forma de hacer gobierno. El rechazo social eran de organizaciones gremiales y poco amenazantes para entorpecer lo que venía haciendo el Gobierno, pero al final como dirían en Piura “Las cabras tiran al monte”.

El autogolpe del 5 de abril de 1992

Todo lo que hizo con la mano derecha, lo borró con la izquierda podría ser la mejor expresión que sintetice estos momentos. Influido por un personaje en la sombra, es decir, por Vladimiro Montesinos, decidió disolver la cámara de diputados, la de senadores y declarar un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional. De gobernante legitimo se reconvirtió en un gobernante de facto.

En efecto, no tuvo reparos en violar la Constitución Política del Perú de 1979; justificó su medida enumerando problemas estructurales que hasta ahora se mantienen, ofreció una realidad nueva y cambios sustantivos y la gente creyó; pasados los años, la constatación fáctica es que lo hecho, significó poco para las aspiraciones de un país diferente.

Debemos indicar que es la educación la que influye en la aceptación de este tipo de circunstancias. En realidad, una población que no entiende lo que es el estado de derecho y quizá le importa poco, acepta creyendo el discurso y obviando el marco fáctico. Fujimori, tenía legitimidad social, pero dejó la legal que, a la larga, le costó.

Para este atropello, contó con el apoyo en la sombra de Vladimiro Montesinos y de las Fuerzas Armadas. Ejército, Fuerza Aérea y la Marina de Guerra del Perú, se coludieron con el gobernante de facto, convertido en un dictador. Un golpe de Estado siempre lo será, el país está plagado de este tipo de eventos, con el agravante que la población común y corriente es indiferente o simplemente conformista.

Para el golpe, las pocas voces en contra vinieron de sus allegados, como Máximo San Román y Carlos García, pero quedaron opacados por la realidad de los hechos. Luego, se negoció con la comunidad internacional y para salir del embrollo, se comprometió a convocar a un Congreso Constituyente, el cual fue copado por amigos circunstanciales del régimen.

Diputados, senadores disueltos, eran corajudos defensores de la democracia, pero ante la fuerza de las armas, poco a poco fueron perdiendo vocación de reclamo. A Alan García Pérez se le trató de matar, pero según su propio testimonio evadió esa amenaza; años después era ridículo saber que estaba unido al grupo heredero del dictador.

En este periodo, se adoptaron decisiones acabando con la independencia y autonomía del Poder Judicial, del Ministerio Público y de todo aquello que interfiera en el Poder de Alberto Fujimori. El Poder Judicial era gestionado por el militar José Dellepiane, poder real que representaba al presidente y que manejaba Vladimiro Montesinos.

El grupo paramilitar Colina

El grupo paramilitar Colina, comenzó a actuar desde 1991. En toda su etapa de actuación cometieron diversos crímenes; entre ellos la matanza de Barrios Altos, la de los estudiantes de La Cantuta, Mariela Barreto, Pativilca y otros, que sembraron el terror en la sociedad peruana.

Fue tal la crueldad, que un trabajo de investigación de la prensa permitió conocer sobre estos crímenes y descubrirlos al conocimiento de todos. En este objetivo, Diario La República, fue el baluarte para develar tantos crímenes de inocentes y violación sistémica de los derechos humanos, por el grupo Colina, pero también por los propios militares.

Histórica fue la aparición de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori, vestidos con atuendos similares. Era la exhibición innegable de una alianza indestructible, donde las formas y los métodos era de esa manera y que no existía actuar diferente. Matar y violar los derechos humanos, estaba permitido.

Se hizo la apariencia de la captura de los presuntos responsables, después el Congreso de la República, que obedecía a la dictadura les otorgó amnistía, y que después fue dejada sin efecto tras el retorno a la normalidad democrática. Fujimori, siempre negó ser culpable, gritó incluso ser inocente.

La captura del senderista Abimael Guzmán

La lucha contra la subversión tuvo sus resultados en esta fecha. Después de muchas delaciones y trabajo de inteligencia, se logró ubicar y capturar al líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán Reynoso. Esta epopeya fue bastante bien aprovechada para cimentar el gobierno del dictador; sin embargo, los artífices fueron el general Ketin Vidal y Benedicto Jiménez, entre otros oficiales, que se dedicaron a luchar contra este flagelo.

Cuando este hecho se produjo, sorprendió al propio gobernante y asesor presidencial. De acuerdo a información conocida después, intentaban que la DIRECOTE no haga acción alguna, para quitarles el crédito de la captura; sin embargo, la difusión de la misma mostró a un temeroso senderista, frente a un oficial seguro y muy profesional.

Después, se realizó una parafernalia para exhibir al mayor criminal de la historia peruana. Fue presentado enjaulado y con traje a rayas, mostrándolo en la nimiedad e insignificancia humana. El Perú, gracias a estos valerosos policías, había recuperado la paz y evitado el riesgo de perder la vida en cualquier circunstancia.

La Captura de Abimael Guzmán, ha sido utilizada para sacar ventajas políticas a favor del exdictador y de las organizaciones políticas que después creó. El senderismo como tal fue derrotado, pero bastiones inseguros y de alta criminalidad, sobre todo motivados por el narcotráfico, siguen firmes en el VRAEM.

Congreso Constituyente y Constitución de 1993

Fujimori, logró negociar una salida democrática al golpe de Estado y en ese sentido, convocó a un Congreso Constituyente con doble funciones, una Constituyente para redactar nueva carta magna y las otras asumir las facultades legislativas por el cierre de las dos cámaras. En esta forma llegó hasta 1995, convocando a elecciones generales.

Se vivían momentos de furor y trasiego político, como sucede siempre con los tránsfugas se inclinan reverentes al poder dominante. Los tentáculos del poder dominaban las más diversas posiciones y abonaban en este gobierno a todas luces dictatorial. Algunos subsisten en la escena nacional, otras se perdieron y desaparecieron.

Durante esta etapa, se acentuó la violación de derechos humanos, el temor entre los actores políticos era creciente. Se mezclaba la lucha contra el terrorismo, como un arma para mitigar la protesta ciudadana. Las organizaciones gremiales fueron las más atacadas y varios de sus dirigentes apresados acusados de subversión.

Segundo gobierno de 1995-2000

Alberto Fujimori, con la certeza de contar con el apoyo de la ciudadana convocó a elecciones generales en 1995. Evidentemente, toda la estructura estaba determinada para un resultado favorable. Javier Pérez de Cuellar, un ilustre peruano, decidió postular, sin embargo, no se valoró adecuadamente la trascendencia y valores democráticos del exsecretario general de las Naciones Unidas.

El segundo mandato de Fujimori estuvo marcado por la secuela de su período dictatorial. La violación de los derechos humanos, asumieron ribetes preocupantes, tanto como se insistía en la ubicación y captura de los remanentes de Sendero Luminoso, se formó un grupo paramilitar que mató y asesinó desde 1991. Se trata del grupo Colina, el cual venía actuando al margen de la Ley.

Diversos crímenes que comprometieron a Fujimori y Vladimiro Montesinos, son explicados en esta etapa. Aparentemente todo iba bien, era un gobierno autoritario en lo político, pero exitoso en lo económico. El empresariado, en ningún momento puso observaciones a la forma de gobernar.

Soborno a medios de comunicación

Fue tal el nivel de degradación de actores políticos y económicos, que no solamente fueron manipulados a su favor a los empresarios, sino los representantes de los diversos medios de comunicación, ingente cantidad de dinero fluyó por la sale del Servicio de Inteligencia Nacional a favor de propietarios de medios de prensa y se creó un sistema alterno para denostar, injuriar y desprestigiar a políticos de otras tendencias. Panamericana, América Televisión y otros cayeron en las redes de la corrupción.

La tercera elección de Fujimor en el 2000

Fujimori, construyó un gobierno dictatorial, represivo y amedrentador. La protesta social fue llevada a su mínima expresión y los líderes desmotivados para liderar protesta alguna. El haber apresado, agredido y violentado, incluso en cárceles de dirigentes gremiales creó un clima de miedo entre los actores políticos. Pero pese a ello, el régimen comenzó a resquebrajarse y perder legitimidad.

En una interpretación interesada, Fujimori se lanzó a una tercera elección. El Tribunal de Garantías Constitucionales, se pronunció sobre el particular e indicó que la intención de reelegirse era inaplicable para el mandatario. Esta situación llevó a la actitud abusiva del Congreso, destituyéndose a los magistrados que votaron en contra.

Pese a todo, Fujimori fue a una tercera elección, prohibida por la Constitución pero avalada por instituciones tomadas por el Ejecutivo. Compitió con Alejandro Toledo Manrique, de quien se dijo ganó las elecciones, pero horas después de silencio, se informó que el ganador fue el exdictador. Esta situación llevó a incrementar el nivel de repulsa ciudadana.

El entonces poderoso Fujimori, comenzó a debilitarse, las acciones dictatoriales a deslegitimarlo; Vladimiro Montesinos intento generar una correlación favorable en el Congreso, en tanto que las contradicciones se hacían latentes en el propio entorno, durante el proceso renunció al cargo de vicepresidente Francisco Tudela.

El vídeo de la corrupción

En ese panorama de contradicciones, de mayor oposición y de críticas, el gobierno entró en crisis, aunque se validó la elección de Fujimori, se hicieron propuestas para estabilizar políticamente el país. Aparentemente, se había dominado la situación y Fujimori se aprestaba a cumplir con su tercer mandato.

Todo cambio, cuando una infidente, entregó un vídeo donde Vladimiro Montesinos entregaba dinero a un congresista, lo que derivó en un escándalo nacional y una crisis generalizada que llevó a Fujimori, a pedirle la renuncia a su asesor principal. Este se negó y expresó “Cae el paje, cae el Rey” sin entender la realidad de los hechos.

El asesor, calificado como un personaje inteligente, se cegó y embruteció frente a la evidencia. Fugó con rumbo desconocido y se llevó consigo evidencias, algunas de ellas quedaron en la vivienda de Trinidad Becerra esposa de Vladimiro Montesinos. Se cree que en esta incursión que Fujimori hizo con fiscal falso, recuperó vídeos que lo delataban como un presidente corrupto, además de criminal.

La fuga hacia Brunei y abandono de cargo

Fujimori, fugó del país, demostrando su endeblez, viajó hacia Brunei y después se trasladó hacia Japón, de cuyo país era natural. El haberse conocido de este detalle, Kenya Fujimori no habría podido ser presidente. Intento ser senador, pero era obvio, Japón, aunque haya sido su país de origen tiene valores diferentes y fue rechazado.

En el ostracismo y talvez sintiéndose solo, decidió su retorno al país. Todo hace indicar que minimizó a la justicia chilena e inició el retorno vía el país del sur. Fue detenido y tras cumplirse con las formalidades legales, se procedió a la extradición al Estado peruano, para que sea juzgado por los crímenes cometidos.

Durante toda esta etapa post fuga y hasta el presente, se ha tratado de realizar una idealización de Fujimori. Se obvia los crímenes y matanzas cometidos, los actos de corrupción aceptados, el golpe de estado cometido, la destrucción de instituciones, entre otros.

Fue procesado y condenado en una sentencia considerada como impecable. Tuvo la oportunidad de gritar en la sala de audiencias que era “inocente” contrario a aquellas personas que fueron matadas sin considerar el debido proceso. Se le condenó a 25 años de pena privativa de la libertad efectiva.

En el cumplimiento de la condena, se le sumaron otros procesos que aceptó haberlos cometido; como el pago excesivo a Vladimiro Montesinos, el ingreso con fiscal falso a la casa de Trinidad Becerra y otros actos de corrupción.

Búsqueda de la libertad, pero sin arrepentimiento

Fujimori, en su cárcel dorada nunca tuvo apremio para lograr su libertad, aunque de los exteriores, se realizaba incidencia para que se le libere; en algunos momentos escribió unas cartas explicando sobre su salud, pero jamás una palabra de arrepentimiento de lo realizado. Nunca perdón a las víctimas de aquellos que fueron victimados por el Estado.

En el gobierno de Alejandro Toledo se enjuició no solo a Fujimori, sino a los otros responsables, asesor, ministros, militares y otros que aún purgan condena. Alan García, pese a la cercanía lograda con el fujimorismo, no cedió a las presiones de libertad y Ollanta Humala estuvo a punto de concederla.

Todo cambió en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, quien, amenazado por su precariedad política, se aprovecha de la escisión de un grupo de Fuerza Popular, quienes se ofrecieron a conseguir votos para evitar su vacancia, lideraba este grupo Kenji Fujimori, hizo del dictador.

Como en los tiempos del dictador, la malhadada resolución se dio en una víspera de Navidad, lo que originó una gran reacción ciudadana. Se dijo que estaba enfermo terminal, pero para lograrlo, en un cambio de gabinete se colocó a ministros funcionales a estos intereses y funcionarios predispuestos a suscribir la documentación del indulto.

Salió en libertad, pero los abogados y familiares de las víctimas recurrieron a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que se revierta esta situación. El Poder Judicial, acató dicha medida y el dictador tuvo que ser retornado a la cárcel. Recordemos que el Perú es Estado Parte de esta instancia y se encuentra obligado a cumplir con las resoluciones de esta instancia.

Vino el gobierno de Pedro Castillo Terrones y desde el Congreso, con los votos de Perú Libre se eligió una composición del Tribunal Constitucional de tendencia conservadora y se podría decir, esta manifiestamente militante de Fuerza Popular, organización que agrupa a los fujimoristas.

Sacó de los anaqueles un expediente pendiente de resolver, declaró fundada la medida y se ordenó la libertad del dictador. La CIDH se pronunció, el gobierno entró en desacato, no les interesó que sea así, aplicándose el indulto dado por Pedro Pablo Kuczynski.

En paradójica reacción Keiko Fujimori, cuya fuerza política era mayoritaria en el Congreso, se opuso al indulto, su hermano terminó procesado y condenado, aunque después dice haberse amistado. Son las particularidades de la hija del dictador, para quien traicionar a la propia familia sería normal.

Jugaron un papel importante en la libertad de Alberto Fujimori, la presidenta Dina Boluarte Zegarra, su ministro de Justicia y el primer ministro. Pero estos señores, los compromisos que tiene el Perú en el derecho internacional, no serven. Perú entró en desacato y en esa condición se encuentra.

El nuevo fujimorismo

El fujimorismo quedó devastado tras la fuga y caída de Alberto Fujimori. La elección de Valentín Paniagua en el Congreso, permitió acabar con algunos tótems de esta agrupación y llevarlos a su mínimo nivel. El nivel de destrucción de país ameritaba su desaparición, pero no fue así.

Martha Chávez, lideró el primer movimiento que postuló en las elecciones siguientes a la caída del dictador. La votación obtenida fue nimia, pero facilitó la elección de Keiko Sofía Fujimori. Una situación que ha caracterizado al fujimorismo en esta etapa es la gran cantidad de recursos a su disposición para las competencias.

Después de esta etapa, el partido cambió de nombre y le pusieron Fuerza Popular, asumiendo ya identidad por intermedio de Keiko Sofía Fujimori. Es una organización con serios cuestionamientos, pero sólido en su conformación. Varios personajes son extraídos y sumandos en su militancia y son devotos integrantes del mismo.

Hernando Guerra García o Fernando Rospiglosi, son muestras evidentes del nivel de viraje de posición política. Pero sumar al crítico en su organización no es nueva. Pablo Macera, el destacado historiador formó parte del partido de Fujimori y con esa decisión se perdió como lo que realmente era.

La historia no aprendida

La crisis en la cual se sumió el país en la década de Fujimori, no ha generado nincuna conciencia cívica, existe gente que a punta de tapers y dádivas, han facilitado la reorganización del grupo fujimorista. Intentan tomar el poder, pero la población los rechaza. Actualmente, se han apoderado del gobierno, gracias a la actitud pusilánime de Dina Boluarte, quien ha decidido decretar duelo por el exdictador.

La muerte de Fujimori, debe permitir cerrar el ciclo

La división entre peruanos y peruanas que buscan fortalecer su democracia y aquellos que pretenden seguir asidos al poder, incluso violentando la Constitución y leyes, debería culminar. Ha fallecido un personaje nefasto para el país, que no tuvo reparos en violar los derechos humanos y matar en nombre del Poder.

Sin embargo, esa unidad debe lograrse mediante la decisión ciudadana, que, de manera mayoritaria, debe elegir a nuevas autoridades donde prevalezca, el respeto a la Constitución y las Leyes, que tenga valores democráticos y una alta responsabilidad con el país que los vio nacer.

Hablar de unidad, con una fuerza retrógrada, transgresora de principios básicos, heredera y practicante de formas indebidas de gobernar simplemente es una candidez o una ingenuidad. El Perú requiere fortalecer los principios que llevaron a la formación de la República, y renunciar al caudillismo imperante. Es difícil y deberá apostarse mucho en educación, pero el reino del “tapers” debe desaparecer.

ERP/A. Vera

Diario El Regional de Piura

 

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