ERP. La Cámara de Comercio y Producción de Piura ha manifestado su preocupación por el proceso constructivo en el cercado de la ciudad, mientras que vecinos y comerciantes cuestionan la forma desordenada en que se viene ejecutando la renovación de la losa de concreto, dañada desde las lluvias del 2017. En aquel entonces, se optó por colocar una carpeta asfáltica provisional que terminó deteriorándose con las primeras precipitaciones posteriores.
Lo que debería ser una obra con enfoque de prevención no lo es; como es de conocimiento, la ciudad de Piura está ubicada en una zona llana y por lo tanto, sin un drenaje natural; de mantenerse el antiguo diseño, se repetirá con la misma gravedad de otros procesos del "Fenómeno el Niño".

Según lo verificado en campo, las cuadrillas han procedido a retirar el concreto antiguo, un material altamente consolidado que, según especialistas consultados informalmente por la ciudadanía, podría tener mayor calidad que el que será colocado. Los trabajos se concentran en calles cercanas al río —como Lima, Libertad y vías perpendiculares— generando afectaciones directas a comercios, servicios y tiendas que enfrentan una notoria reducción de clientes, además de problemas por el paso de agua potable o residual.
Durante una visita de El Regional de Piura a las zonas intervenidas, se constató la presencia de un número reducido de trabajadores y escasa maquinaria, situación que para los vecinos resulta insuficiente para un proyecto de esta magnitud. Una transeúnte expresó su sorpresa por “pretender hacer tanto con tan pocos recursos y personal”. En otro punto, se observó a trabajadores intentando controlar una fuga de agua que había formado un charco.

En otra calle, un guardián utilizaba la vía en reparación como estacionamiento, mientras que, en los alrededores del local del Reniec, la gran afluencia de usuarios se ve obligada a sortear zanjas y obstáculos. En diversos sectores de la ciudad las protestas no se han hecho esperar, dirigiendo fuertes críticas al alcalde Gabriel Madrid Orué y al gobernador regional Luis Neyra León.
No es la primera alerta. El Colegio de Arquitectos de Piura ya había advertido los riesgos de intervenir sin una adecuada planificación. La población teme que una eventual lluvia complique aún más la situación, considerando la deficiente gestión edil y regional. Para muchos ciudadanos, la obra era innecesaria o, en todo caso, pudo haberse ejecutado de manera programada, ordenada y sin paralizar actividades económicas.
Varios negocios han tenido que improvisar puntos de venta en calles adyacentes para no perder ingresos; otros, como cocheras y talleres, han debido cerrar temporalmente. En las inmediaciones de un centro comercial, la situación es especialmente crítica: clientes y trabajadores se ven obligados a transitar entre losas rotas, huecos y lodazales. Una vendedora relató que sus ventas han caído drásticamente y que, en el corto plazo, no visualiza una solución.
La obra avanza a un ritmo lento y enfrenta dificultades vinculadas a conexiones subterráneas. Vecinos que conocen la realidad de Piura sostienen que no se está aplicando un enfoque de prevención frente a lluvias intensas y que, en la práctica, solo se está reemplazando una carpeta asfáltica por otra. “No se aprende de la experiencia, y por eso vienen los destrozos cuando ocurre un fenómeno El Niño”, expresan de manera recurrente.

