ERP. Crecientes de ríos, activación de quebradas, lluvias en las partes altas de las cuencas, crean problemas humanos, sociales y económicos. El tema no es nuevo, como tampoco es nuevo la falta real de iniciativas para acondicionar la vida humana a las particularidades de la naturaleza. Chosica, Piura, Tumbes, Ica, Trujillo, y otros lugares, cada vez que llueve entre moderado y fuerte sufren lo mismo.
En la temporada, aunque con no mucho tiempo, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología viene realizando pronósticos, que sirven como referentes de información, pero no impiden que los daños no se produzcan.
De acuerdo a un especialista consultado por este medio "Reducir y mitigar riesgos ante eventos extremos no es una cosa sencilla, para plantear alternativas de impacto es necesario que los interventores tanto de Gobierno Nacional, Regionales y Locales tengan una visión de territorio y comprendan que las soluciones no son nada parecidas a formular proyectos de colegios, postas o vías. Lamentablemente los operadores de gobierno una vez más no resuelven problemas estructurales. Piura, por ejemplo, sigue siendo un departamento altamente vulnerable, después del 2017, con 7 años efectivos de gasto público de inversión a cargo del GORE Piura, que alcanzó 4 800 millones de soles (para otros fines), no ha logrado desarrollar o iniciar una solución integral y nuevamente estamos a merced de la naturaleza".
Lo cierto, que la mediocridad forma parte de las autoridades de diversos niveles; por ejemplo, el Gobernador Regional de Piura, Luis Neyra León, un abogado de poca performance, cree que sus competencias son polideportivos, pistas, veredas y sardineles y no puentes en quebradas secas que se activan cuando llueve o mejoramiento de caminos de integración regional. En su mediocridad e incompetencia, se envuelve en cosas menores y solo sirve parfa rendir honores a una mandataría ilegítima. Triste papel.
El miércoles 12 de febrero de este 2025, una enorme masa de agua bajó por el río Tumbes, inundó zonas agrícolas ubicada en zonas bajas y percoló en algunos lugares de la ciudad. El río Serrán o quebrada Serrán, en la provincia de Morropón, carretera a Huancabamba, bajó raudo extendiéndose por todo el cauce y limitando el tránsito vehicular y peatonal. En Ica se observó lo mismo.
En el 2017 Piura sufrió la peor catástrofe de los últimos años, las aguas del río Piura se desbordaron y dejaron como piscina el centro de la ciudad. Pero el problema no era nuevo, se vio en 1972, 1982-83; 1997-98 y los problemas causados son los mismos. La reacción es igual, protesta y llanto tras el desastre, reclamo a las autoridades y posterior silencio o poca colaboración para dar solución viable.
Parte de la población se encuentra en zonas inundables, da lo mismo si es el Barrio San José o la misma Plaza de Armas de Tumbes, igual se inundarán con una masa de agua considerable del río Tumbes; lo mismo sucede en Chosica, residentes en la ribera del río Rímac o en zonas como Tambogrande, Piura, Castilla, Cura Mori, Catacaos y otros lugares ubicados al costado del río Piura.
¿Cuánto se habló respecto a las soluciones para evitar inundaciones, sobre todo en la zona norte? No existe ni voluntad, tampoco coraje y menos coraje para viabilizar obras efectivas. Un desborde del río Piura sería igual de catastrófico que uno similar en Tumbes, en Ica, en barrios ribereños del Rímac. El sentido de la previsión es inexistente en población y autoridades, quienes después del hecho, no pasan de palabras y más palabras.
La población tiene que quitarse de las riberas que ocasionan peligros, salir de las hondonadas y planificar nuevas ocupaciones más seguras; los ríos deben tener mucho más lecho que el actual, las obras de ingeniería bien realizadas y no como ese monumento a la mediocridad llamado Puente Cáceres en la ciudad de Piura. Esto, para referirnos a un puente que debió ser demolido, construir otro, ampliando de acuerdo al cauce natural y no recortarlo.
Allí donde no es posible solución de ingeniería para proteger del peligro a la población, debe plantearse de manera seria y real alternativas de traslado, es mucho más barato que perder una o varias vidas humanas o exponer a la pérdida total de los bienes materiales construidos durante años de trabajo, los especialistas llaman a estas acciones como gestión del riesgo y eso es lo que debe ser.
Finalmente, frente a estos problemas la Academia tiene propuestas de solución, que solo sirven para saturar los anaqueles de sus centros de documentación. Por ejemplo, durante la sequía y pérdida de la capacidad de la Represa de Poechos, observamos que la Universidad de Piura, convocó a diversos técnicos, todos ellos planteando alternativas; sin embargo, no se ha dado ni medio paso en relación al diagnóstico. Ojalá que en algún momento haya íderes con mayor capacidad que la del sueño.