ERP. El 14 de mayo de 1875, en una reunión en el Teatro Odeón de Lima, los artesanos y obreros de la Capital peruana, proclamaron la candidatura de Mariano Ignacio Prado en las elecciones de 1876, el militar peruano estaba aureolado de un prestigio asociado a la Guerra con España, con acciones decisivas en 1866.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
De los protagonistas de la historia peruana, es quizá uno de los más recordados, porque hasta ahora, su nombre sigue siendo mencionado, tanto por los sucesos de la Guerra con España, de 1866; como por la Guerra con Chile de 1879. Sin lugar a dudas, sus detractores son la mayoría.
Mariano Ignacio Prado Ochoa, nació en Huánuco el 18 de diciembre de 1825, un año después de la batalla de Ayacucho; y murió en París, capital francesa, el 5 de mayo de 1901. Fue hijo de Ignacio Prado Marín y de Francisca Ochoa Tafur,
Este militar y político peruano, fue presidente de la República en dos ocasiones, y una de sus últimas biografías, ha sido publicada en el libro que sobre gobernantes del Perú, editado por la Municipalidad Metropolitana de Lima, con motivo del Bicentenario de la Independencia Nacional.
Su primer período de gobierno fue con el cargo de dictador, sería presidente provisorio y, posteriormente presidente constitucional entre 1876 y 1879. Siendo militar se asoció al Partido Civil que lideraba Manuel Pardo y Lavalle, que en abierto desafío al primer militarismo peruano, había constituido una organización política, que en el nombre que adoptó finalmente, delataba el mensaje que esperaba la civilidad, era una respuesta a quienes desde el ámbito militar detentaban el poder por 50 años.
Su carrera militar
Su carrera militar empezó a trascender en 1853, cuando participó en las guerras y revoluciones republicanas del Perú. Y cuando fue Prefecto de Arequipa, encabezó una revolución nacionalista contra el gobierno de Juan Antonio Pezet en 1864, para protestar por la suscripción del tratado Vivanco-Pareja, instrumento jurídico, reprobado por los peruanos.
En este devenir, mientras la opinión pública consideraba humillante y lesivo al país, ese tratado calificado de ignominia, surgió la dictadura que lo llevó a la captura del poder en 1865, tomando el destino de preparar a los peruanos para sostenerse en la defensa de la independencia e integridad territorial, para luchar contra las fuerzas españolas.
Vencedor en el combate del Dos de Mayo de 1866, en el Callao, se llenó de un prestigio mayúsculo, siendo reconocido como héroe nacional. Al año siguiente convocó a un Congreso Constituyente, dejando atrás la dictadura, para asumir presidencia provisoria. Sin embargo, luego de asumir la presidencia constitucional, enfrentó una grave crisis, que con dos revoluciones en su contra, en el norte y sur del país, perdió el poder político que había alcanzado.
La ciudadanía no reconocía la nueva Constitución, ya que la mayoría de los hombres, que eran los ciudadanos, defendían la Constitución de 1860, promulgada durante el gobierno de Ramón Castilla. Tras esto, renunció al poder en 1868, retirándose a Chile, dejando de lado su faceta militar, por la de los negocios mineros.
La presidencia constitucional y la guerra con Chile
Regresó al Perú en 1872, apoyado del Partido Civil, obteniendo una victoria electoral, tras la que fue ungido como presidente constitucional en 1876, sin avizorar que pronto se desataría una guerra, que sería un desastre para el país. En este período se eligió a Miguel Grau como diputado por la provincia de Paita.
En abril de 1879, agotada la vía diplomática, y frente al desentendimiento entre Chile y Perú, se inicio de la guerra del Pacífico, cuyo desarrollo y consecuencias conocen todos los peruanos. Perú tuvo que enfrentar a un vecino que se había preparado para la guerra, infringiéndole derrotas sucesivas, que las victorias obtenidas sobre los chilenos, no pudieron superar.
Después de las derrotas y falta de armamento y equipo para que el ejército enfrentara a los chilenos, viajó a Europa, y tras su salida se manifestaron una serie de conjeturas sobre su comportamiento. En medio de esta coyuntura, Nicolás de Piérola dio un golpe de Estado, poniéndose trabas para su regreso. En 1887, retornó al Perú, y luego volvió a Europa, falleciendo el 5 de mayo de 1901, en París.