ERP. El movimiento de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata se había iniciado el 25 de mayo de 1810, todo esto había sido precedido por la rebelión, que exactamente un año antes se protagonizara en el Alto Perú, entonces en jurisdicción del virreinato de Buenos Aires. Tras la proclamación de la independencia del 9 de julio de 1816, la Argentina se convirtió en un país libre, en “una nueva y gloriosa nación”, cuyo devenir estaría marcado, por periplos casi idénticos a los de otras naciones americanas, donde la disputa por el poder, fue una lucha constante.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones
Chile se hermanó con la futura Argentina, el general San Martín ejecutó el plan de cruzar hacia Chile por la Cordillera de los Andes, ya que la fuerte presencia de los realistas en la actual Bolivia, sería un impedimento para el avance del ejército patriota, por haberse convertido ese espacio, en una zona militarizada, desde la que se podría ir contra las Provincias Unidas del Río de la plata.
Chacabuco y Maipú marcaron el fin de la lucha por la independencia de Chile, que fue proclamada el 12 de febrero de 1818, de esta manera, Chile inició también ese proceso hacia el futuro, considerando que, “ya es hermano el que ayer invasor”, como reza su Himno Nacional, es decir, pensando en la integración al nuevo proceso que se vivía, a sus antiguos amos, a los representantes del gobierno español, que permanecieran en territorio de Chile independiente.
Sin la independencia del Perú, siempre habría un gran peligro para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, mientras el Perú no fuera libre, los países independientes vivirían en zozobra, pendientes de la invasión de las fuerzas realistas, que podrían llegar por mar, desde el Atlántico norte y el Pacífico, o por tierra, cruzando las fronteras que separaban al Alto Perú de las naciones más al sur.
Al año siguiente de proclamada la independencia de Chile, las autoridades de este país, y las del Río de la Plata, acordaron apoyar al Perú en el logro de su independencia, suscribiéndose un documento, en Buenos Aires, de fecha 5 de febrero de 1819, y desde esa ciudad el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, lo remitió al Director Supremo del Estado de Chile, Bernardo O Higgins. El tratado se componía de un preámbulo y 6 artículos y es una declaración de unir esfuerzos, para el final de la guerra de independencia, y logro de ese estado para el Perú.
Se dejó clara constancia, de que el pueblo peruano estaba por la independencia, y que desde Lima, los patriotas también apostaban por ella, pero que requerían del apoyo de otras naciones americanas libres, y para eso, Chile y el Río de la Plata se comprometieron a sufragar los gastos de la expedición que estaba armándose en tierras del Arauco (Chile).
Del mismo modo quedó claro en el Artículo 2º, que terminadas las operaciones militares, el Ejército Chileno y el del Río de la Plata, abandonarían el territorio peruano, luego que el Perú independiente decidiera su forma de gobierno libre, y solo permanecería más tiempo, si el nuevo gobierno así lo requería.
En el tercer artículo, se especificó, que los costos de la expedición libertadora, se tratarían con el gobierno independiente, para evitar suspicacias, y consideraciones contrarias a los propósitos de las naciones que se estaban comprometiendo con la libertad del Perú, cuyos ejércitos protegerían a todos los habitantes de ese virreinato, y en el cuarto, quedó claro que el arreglo de los costos, con el gobierno independiente del Perú, sería en el trato más cordial posible.
Los gobernantes de ambos ´países ratificaron el acuerdo, en Buenos Aires, el 5 de febrero, y en Santiago, el 15 de marzo de 1819. De este modo la mancomunidad americana, afloraba en un propósito común, la independencia de la América hispana. Pasados los años de guerra, el Perú, devolvió los gastos que se habían realizado, conforme al compromiso asumido.
Fotografía: imágenes de Juan Martin de Pueyrredón y Bernardo O Higgins