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Lun, Dic

¿Por qué el virus se hace más letal cada doce meses?

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. La verdad es que marcar este año el Día Mundial de Lucha contra el VIH/SIDA en nuestra comunidad está complicado porque no hay nada novedoso que marcar, o quizás sí: a pesar de que todos los años se informa del incremento de casos en todo el departamento de Piura, los esfuerzos de operadores de Salud y la sociedad civil para incidir en la prevención y acabar con el estigma están muy desarticulados.

La cifra de incremento no es lo más importante en el contexto de una lucha, que se ha fijado como meta el 2030 para tener a la epidemia bajo control: cada nuevo caso debería considerarse una derrota conjunta teniendo en cuenta que, a diferencia de hace 30 años, cuando ya se comenzaba a saber del VIH/SIDA, hoy tenemos muchas fuentes de información comenzando por las de la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud.

Además están todos los estudios científicos y fuentes respetadas explicándolo desde el enfoque técnico más intrincado hasta la simplificación de contenidos científicamente ajustados, que permitan sostener una campaña de educación a gran escala y de forma continua.

Si ahí está la información, ¿qué está haciendo la sociedad civil y los operadores públicos y privados de salud por diseminarla en nuestras comunidades mediante una estrategia conjunta de incidencia?

(Nota para los y las congresistas por Piura: no se agarren de esto para plantear denuncias constitucionales ni interpelaciones, porque ustedes han sido los primeros y las primeras en callarse el tema en todos los idiomas, así que reciban nomás y sóbense con disimulo)

Todos y todas tenemos responsabilidad de alguna manera, o dicho de otra forma, ante el avance del VIH/SIDA no podemos bajar la guardia, porque estamos hablando de un agente que es capaz de crear una versión mejorada de sí mismo si no se le controla a tiempo; entonces, cuando nos acordemos de él, el próximo 1 de diciembre, estará más reforzado que antes.

Me parece que los mensajes en los que tenemos que seguir incidiendo deben ser los siguientes:

1. El virus de inmunodeficiencia humana, el VIH, no ha muerto ni puede morir, y no ataca exclusivamente a un colectivo de la sociedad sino que puede infectar a cualquier persona sin considerar sexo, edad o procedencia.

2. La detección temprana mediante las pruebas en el sistema de salud permiten tratar la infección y aumentar la calidad de vida.

3. Aunque la tecnología médica ha creado toda una gama de drogas que controlan, no curan aún, al virus, la mejor forma de evitar que ingrese a nuestras vidas es protegiéndonos al tener relaciones sexuales de cualquier tipo, y mediante escrupulosas medidas de bioseguridad complementarias a las pruebas de detección.

4. Las personas infectadas no fueron castigadas por Dios -ninguna enfermedad es un castigo de nadie-, ni pueden ser aisladas o discriminadas de ninguna forma, así como tampoco deben identificarse si no quieren para acceder al mercado laboral o interactuar en la comunidad.

5. el abordaje educativo-informativo respecto al VIH/SIDA debe alejarse del oscurantismo y la tragedia melodramática; debe hablarse más seguido, con más naturalidad, llamando a las cosas por su nombre y debilitando los juicios de valor para fortalecer los hechos científicos clave que permitan prevenir y tratar*.

Por si acaso estos puntos no son creación mía sino que es la agenda que se maneja tanto a nivel internacional como nacional. El chiste sería aplicarla a nivel regional-departamental y local, porque si bien es bueno saber cuántos casos nuevos tenemos (lo que sigo pensando es un retroceso en la lucha), sería alentador informar qué avances hemos tenido aplicando esa agenda no solo en conocimientos sino en actitudes.... ¡y especialmente en actitudes!

A ello podríamos sumarle el hecho de que los y las pacientes con VIH/SIDA deben recibir un trato más justo en el sistema de salud, y para ser bien equilibrado hay que decir que mientras un usuario en un establecimiento del Ministerio de Salud (cubierto por el SIS) no se demora más de dos horas en pasar consulta y recibir antirretrovirales (y a doble turno, incluso), en EsSalud le puede tomar toda una mañana solo para la consulta mientras que la entrega de medicina se difiere para otro día.

Tenemos que unirnos para que el esfuerzo no decaiga, para que no únicamente renazca cada 1 de diciembre, para que la próxima vez que le pregunte a mis fuentes en qué se está incidiendo me respondan "no sé" o "ni idea" (como ha pasado este año). Las actividades y metas tienen que ser permanentes, y no hablo de marchas sino de logros tangibles en términos de calidad de vida.

Y como en lo institucional y colectivo todo es arengas y frases hechas pero cero compromiso personal, quizás dos preguntas de las que podemos partir, fuertes por cierto, son: ¿qué haría yo si la persona que más aprecio me dijera que es seropositiva? y ¿cómo me gustaría que me traten si llegara a infectarme?

En base a las respuestas a essas dos cuestiones, entenderemos cuánto nos integramos o nos desintegramos en una cruzada donde todavía tenemos muchas batallas que ganar. Recién estamos en los albores de esa guerra de largo plazo.

* Recomiendo leer este artículo: http://marcopaulini.blogspot.pe/2015/07/hablemos-del-vihsida.html

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @NelsonSullana)

nelsonpenaherreracastillonueva

 

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