ERP. El jefe del INEI, Dante Carhuavilca, presentó data estadística sobre las condiciones de vida de la población en riesgo frente a la pandemia. Su exposición se realizó en el 11vo Diálogo CIES: "Perú Sostenible" y en el marco del Día Internacional de la Estadística, donde indicó que 13 millones de peruanos sufre de alguna enfermedad crónica.
Igualmente estuvieron presentes en el diálogo Federico Arnilla, presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza (MCLCP); Ariela Luna, exministra del MIDIS; y Javier Herrera, representante del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia.
Los más pobres: los niños.
Carhuavilca expuso sobre la base de la publicación "Perú: Condiciones de vida de la población en riesgo ante la pandemia del COVID-19". La pobreza monetaria, según explica, ataca desigualmente a la población por rango etario, afectando en mayor proporción a los niños, niñas y adolescentes de 0 a 19 años.
El hacinamiento también hacen mella en las condiciones de vida y vulnerabilidad frente a la pandemia. Definida como la situación en la que tres o más personas duermen en una misma habitación reducida, la región más afectada por esta es Loreto, donde 18% de ciudadanos(as) vive de tal modo. Las regiones que le siguen son Ucayali, Amazonas y Pasco.
Asimismo, el jefe del INEI comunicó que 12 millones 800 mil peruanos tienen enfermedades o malestares crónicos y, de ellos, el 31% tiene 60 años o más. Como se sabe, el tener enfermedades preexistentes y ser adulto mayor eleva la vulnerabilidad frente a la COVID-19.
En cuanto a la protección social, solo el 30% de peruanos está inscrito en algún sistema de pensión, o cual está asociado al empleo informal. Sin embargo, esto genera un riesgo futuro, cuando "dentro de 20 o 30 años Perú ya no va a tener bono demográfico, sino va a tener una importante proporción de su población de tercera edad". Entonces, según opina Carhuavilca, "Pensión 65 va a tener que multplicarse por dos, por tres o cuatro para intentar cubrir esta brecha".
"Los problemas se vinculan entre sí"
A su turno, Arnillas comentó que los datos presentados en la mencionada publicación del INEI corresponden a "determinantes" de la salud; es decir, factores que aumentan la vulnerabilidad "y que están a la base de los impactos que el COVID ha ido teniendo en la vida del país". Resaltó que las cifras de las regiones con mayor índice de hacinamiento coinciden con aquellas en donde "uno sintió que la pandemia corrió a velocidades mucho más altas".
Desde la MCLCP se revisó data sobre violencia y sus impactos, como el embarazo adolescente, la cual también coincide con las estadísticas sobre hacinamiento: "sabemos que las tasas de embarazo adolescente más altas están en regiones de selva como Loreto y Ucayali, que justamente son regiones con alto nivel de hacinamiento. Los problemas se vinculan entre sí".
El acceso a servicios
Por su parte, Luna recordó que durante su gestión en el Midis se revisó cuáles son los distritos con más pobreza monetaria, la mayoría de los cuales están en la sierra. "Pero cuando veíamos la pobreza multidimensional, salía de lejos la selva; y eso es interesante porque la pobreza monetaria nos da un dato importante, pero no ligado a servicios". Por ello, resaltó la importancia de la protección social, la cual "busca resolver todas las variables que configuran una pobreza multidimensional".
Además, aunque 83% de adultos mayores estén afiliados al SIS, ello no implica que accedan efectivamente al servicio. Luna reconoció que hay una brecha entre la calidad y acceso a servicios de salud entre Lima y el resto de regiones.
Importancia de los instrumentos de prospectiva
Por otro parte, Herrera subrayó que una mirada prospectiva sobre las poblaciones que podrían caer en niveles de pobreza en cualquiera de sus dimensiones es un cambio de paradigma importante en tanto coadyuva a redirigir las políticas públicas: de las transferencias condicionadas a las políticas de protección social.
Finalmente, resaltó que la gran cantidad de mujeres NINI (que ni estudian ni trabajan) puede resultar engañosa. "En realidad sí trabajan: trabajan en el hogar. La encuesta de uso del tiempo permite revelar la sobrecarga que llevan las mujeres en las tareas domésticas". Ello a la larga supone que los sistemas de protección social no logren cubrirlas y que, asimismo, sean más propensas en caer en redes de trata de personas.