ERP. El Perú vive una crisis de institucionalidad que afecta al Congreso de la República, Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo, Poder Ejecutivo y en estos últimos días, las evidencias tocan nuevamente las fibras más internas del Ministerio Público, dirigida por la aún Fiscal de la Nación Liz Patricia Benavides Vargas, envuelta en un sinnúmero de presuntos delitos y que fueron develados por la valiente fiscal Marita Barreto.
Como hemos dicho en exceso, actualmente una mayoría congresal, en su mayor parte de derecha, se han apropiado de una manera sutil de la mayoría de instituciones, designando personajes manipulables y adecuados a sus intereses. Dina Boluarte, pudo renunciar y obligar a nuevas elecciones, pero prefirió atornillarse y permitirles todo; la mayoría de miembros del Tribunal Constitucional, resuelven de acuerdo a interés y por supuesto el Ministerio Público, cuya Fiscal de la Nación ha torpedeado los principios básicos de sus competencias.
Entendiendo que toda la institucionalidad se encuentra en crisis y que es fácilmente penetrada por las fuerzas del mal, el Ministerio Público nuevamente es objeto de este uso indebido de sus acciones para fines protervos. Hace algunos años, tuvo su máxima cúspide con la elección de Carlos Ramos Heredia como Fiscal de la Nación y posterior destitución. Fueron momentos tensos que se repiten ahora.
Esta crisis tuvo sus primeros atisbos, tras la denuncia de la exfiscal de la Nación Zoraida Ávalos, quien contra todo procedimiento fue inhabilitada por el Congreso de la República. Ella lo denunció en todos los medios de comunicación que pudo; sin embargo, no pudo evitar que esas hordas logren su cometido. Hoy existen indicios de los motivos entre Fiscalía de la Nación y Congreso de la República.
Luego, se desató una intención congresal por destituir a los miembros de la Junta Nacional de Justicia. Los medios independientes señalaron las arbitrariedades que se querían cometer, hasta que una medida cautelar evitó que se consumara el abuso. Tomar esta instancia es básica, no solo para nombrar y cesar miembros de la magistratura, sino para elegir a funcionarios importantes en el sistema electoral.
Tanto Zoraida Ávalos, como miembros de la Junta Nacional de Justicia, denunciaron acciones de amedrentamiento. “Castiga a unos para que los otros aprendan” es el adagio popular que se habría utilizado, con la finalidad de someter a funcionarios en general para que actúen de acuerdo a sus intenciones. Sin embargo, aún en la oscuridad sale una luz que aclara estas negruras.
El Fiscal Rafael Vela, de conocida solvencia profesional y personal, fue sacado a la mala por la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público, la cual habría jugado en pared con la Fiscal de la Nación. Un atropello, en una instancia que debería ser incólume al delito, pero cuando existe objetivos de poder, toda consideración pasa a un segundo plano.
Sin embargo, la trama llegó a su máximo nivel, cuando la fiscal Marita Sonia Barreto Rivera, denunció que Patricia Benavides, lideraba una red criminal y con la autorización del Poder Judicial, procedió a detener a uno de sus principales asesores. Con la finalidad de protegerse, no dudó en destituir del caso a Barreto Rivera, designando a su reemplazante, sin embargo, uno tras uno desistió por razones personales.
Aún Patricia Benavides sigue incólume en el cargo y es probable sea botada como antes lo fue Ramos Heredia, sin embargo, se ha demostrado que pese a los tremendos males que corroe al Ministerio Público y también a otras instituciones, los peruanos y peruanas, siguen siendo incapaces de plantes y decidir un camino que aleje estas taras que afectan al sistema democrático y por ende al país en general.
Nunca es tarde para reencaminarse, el fortalecimiento del Estado se encuentra planteado y es posible lograrlo. El Acuerdo Nacional fue una vía, pero con una presidenta de la República ilegítima, poco o nada se podría hacer, ojalá que hayan elecciones generales a la brevedad posible y después se adopte caminos más solidos para fortalecer las instituciones y sobre todo la democracia peruana, que por el momento es un sistema híbrido.