ERP/M.Godos. Los 54 años de vida de la Universidad Nacional de Piura pueden servirnos como motivación para una serie de reflexiones sobre su futuro. En efecto, la vida de Piura puede separarse en dos etapas claramente definidas. Antes de la presencia de la universidad y otra etapa post universidad. Las universidades no sólo son grandes animadoras de la vida cultural de sus ciudades. Lo son también de la construcción de una conciencia crítica frente al futuro. Con las universidades camina la ciencia, la investigación científica, el espíritu de las reformas sociales. De algún modo u otro una concepción política propia manifiesta en la formación de cuadros dirigentes en la sociedad.
La universidad no es un acontecimiento casual. La comunidad estudiantil dinamiza y fermenta en las bibliotecas. Es en la lectura en donde se nutren las inteligencias. La sociedad empieza a leer y a escribir. Los docentes, por ello, sienten el impulso de anticiparse a sus discípulos, los alumnos. La universidad clarifica y mejora la visión de futuro. La UNP desde sus orígenes tiene un valioso impacto sobre el trabajo del campo. De los primeros ingenieros van a surgir genetistas y entomólogos cuyo trabajo junto a la literatura especializada tuvo la presencia de profesionales identificados con el genuino espíritu de la universidad.
Hay un primer momento fundacional en el que surge la interrogante sobre el sentido de la universidad en la vida de Piura. En efecto, estos primeros años van a ser de profundas discusiones. De miedos y temores. No faltan quienes piensan que con un centro de germinación de ideas y de discusiones políticas. La primera demolición intelectual va a tener como escenario inmediato el orden establecido. También hay posiciones maduras que evalúan la calidad de la educación impartida en los colegios. Y si la matemática colegial permite que los estudiantes ingresen a la universidad.
Otros, en contacto con los Principios Fundamentales de Filosofía y el materialismo dialéctico en los manuales de George Politzer creen que la filosofía marxista aprendida a la ligera era una herramienta para penetrar en la composición de la haciendas piuranas tan poco dispuestas a reivindicar a los yanaconas . Fue así como las enseñanzas de Politzer en la Universidad Obrera de París de 1932 recalaron por Piura. Lejos de abrir los ojos de los estudiantes al marxismo los desvió a caminos y atajos inexplorados de radicalismo. En un momento en el que el MIR, desviación del Apra rebelde, había empujado a Luis de la Puente Uceda a la guerrilla. Y a Elio Portocarrero a un movimiento guerrillero, más utopía e ilusión que confrontación en la hacienda Olleros de Ayabaca. La célula Manco Cápac de Gonzalo Fernández Gasco se diluyó en vivas a la lucha armada y la indiferencia campesina.
La universidad despertó conciencia política y fervor por el socialismo de Luciano Castillo. También se definieron vocaciones políticas por el aprismo y acción popular de Belaunde. Después nada. Cuando las dirigencias estudiantiles exacerbaron sus posiciones. Las prolongadas huelgas fueron el sarampión de los conflictos de poder. Finalmente la universidad avanzó en las treguas de actividad académica y la intermitencia de los paros con mucho esfuerzo. Cuando la calma y la puntualidad se recuperaron. Una perturbación mayor anidó en la universidad en donde incursiona SL primero con células estudiantiles y posteriormente con grupos de aniquilamiento.
Episodios sangrientos fueron los asesinatos de Ricardo Ramos Plata y Luis Antonio Paredes Maceda. El ingeniero Ricardo Ramos Plata, presidente de la desaparecida Corporación de Desarrollo, Corde, de Piura y docente de la UNP, fue asesinado en el Campus el 14 de diciembre de 1987. Tres senderistas lo esperaban frente a su escarabajo. Le dispararon a quemarropa. Cinco años después. El 9 de Julio de 1992 el PC SL asesinó al ex presidente regional y docente universitario Luis Antonio Paredes Maceda. Paredes profesor de legislación minera abandonaba su aula y descendía por la escalera en el pabellón central cuando fue victimado alevosamente. La infiltración senderista había arrastrado a algunos estudiantes de la intoxicación ideológica a la vesania criminal. De la ideología panfletaria saltaron al crimen político.
La UNP durante los años del terror pagó su cuota de sangre. Hoy la UNP es un remanso de tranquilidad. Con 27 mil alumnos tiene más población que un distrito populoso de la región. Hoy su desafío inmediato es la acreditación de sus facultades. Hasta el momento sólo Medicina y Arquitectura han logrado su acreditación. Corresponde a las otras doce facultades impulsar calidad académica en beneficio de sus estudiantes.
La investigación y la producción intelectual son obligación de la academia. Se precisa, con indicadores de eficiencia, que cada docente debe publicar un libro. La UNP con 600 docentes tiene que impulsar 600 esfuerzos de producción intelectual con su correspondiente ISBN y demostrar su sensible interés por el desarrollo regional. Caso contrario la tarea se mantiene pendiente. La ciencia no puede permanecer encajonada en los anaqueles sometida a los vaivenes de una burocracia medrosa en la inversión intelectual. Una universidad en el siglo XXI se mide por los libros que produce. Las ideas que debate y las iniciativas que emprende.
No es suficiente el aparecer sino el ser esencialmente universidad. La aparición es apariencia el ser es vocación y existencia. La universidad es en lo que publica y hace todos los días. Lo otro, bien puede ser un recurso publicitario, un anuncio, más ruido que nueces. La universidad no se detiene. Sus docentes no dejan de serlo ni en vacaciones. Dedicados en sus múltiples deberes a la vida intelectual. El cultivo de una planta, la cortesía, el buen gusto, se regodean, con el sentido genuino de lo que la universidad es.
¿Qué universidad queremos? La respuesta es sencilla. Una universidad que enseña pero que también investiga y con genuino sentido de responsabilidad social se proyecta a la sociedad. Proyección sin responsabilidad social es más anuncio que realización humana. La universidad es garantía de formación continua y de mejora. La sociedad espera de su universidad todo aquello que impulse logro educativo y progreso humano. La universidad es servicio indeclinable a la sociedad. Sin esa vocación de servicio se pierde ese horizonte de compromiso, esa siembra con cosecha fecunda. Ese aporte constructivo que mejora los entornos y abre puertas hacia lo mejor.
Muchos son los profesionales egresados de la UNP. Su contribución al desarrollo de Piura calificando y preparando recursos humanos es un valioso aporte. Muchos de los acontecimientos históricos son reflejo de la vida universitaria. Se puede estar a favor o en contra de la universidad. Lo que no podemos dejar de reconocer es su contribución a la sociedad. La permanencia continuada de la universidad pública en la vida de Piura es visible no sólo en sus protagonistas sino en la construcción de futuro. Sin duda, que en el escenario académico son posibles las disidencias. El discurso disidente apunta más a la demolición de los contrarios, a la descalificación gratuita que a las propuestas constructivas. En la universidad se puede pensar diferente, se puede ser crítico del orden establecido. Lo que no se puede tener es un discurso hueco y vacío. Una prédica sin principios. O una propuesta más paralogismo que construcción principista.
El futuro se vislumbra prometedor en el recambio generacional. En una nueva apuesta de la universidad en sus jóvenes cuadros. Los nuevos docentes son muchos más permeables que sus antecesores frente a los cambios de las vocaciones productivas tradicionales. La Piura algodonera ha dado paso a la Piura frutícola con nuevos productos como el mango, el cacao y la uva para los mercados globales. La oferta formativa cubre 31 especialidades en un espectro que cubre desde Comunicación Social, Educación hasta las ingenierías Agrícola, Industrial, Mecatrónica, Pesquera y Civil, Medicina Humana, Derecho y Arquitectura. La universidad capta a la mayor parte de los estudiantes de la secundaria pública pero también de las instituciones educativas privadas. Mantiene su prestigio y exigencia académica a tope.
Contra lo que pudiera pensarse la UNP provee de docentes baratos a las universidades privadas. Aunque la nueva Ley Universitaria 30220 es puntillosa en este extremo y exige la presencia activa del docente en sus unidades académicas. La calidad docente es un factor cualitativo que la UNP debe potenciar. Es su intangible más valioso. Urge una adecuada política de valorización de sus recursos humanos soporte del intercambio académico, de la alianza con el sector empresarial, así como en la conformación de equipos de alto desempeño para la elaboración de proyectos.
El Banco de Proyectos es una fuente de propuestas para la solución de urgentes problemas en los gobiernos locales, empresas y organizaciones. Esa posibilidad inédita tiene que motivar a docentes y estudiantes por la investigación seria y el trabajo de campo. La realidad brinda la posibilidad de un aprendizaje abierto y creativo. Frente a las limitaciones del aula cerrada y desprovista de la dinámicas de la motivación. El trabajo multidisciplinario debe dar lugar a un esfuerzo compartido de facultades, de docentes investigadores y estudiantes. La universidad en movimiento es una energía inteligente que debe convertirse en beneficios económicos para todos.
El desafío está en el saber hacer. Y el convertir el conocimiento en soluciones. Las soluciones planteadas y aplicadas son mucho más efectivas que cualquier estrategia publicitaria promocional. La universidad que valoriza el conocimiento obtiene beneficios económicos no sólo para los investigadores intelectualmente capaces y eficientes. La sinergia provocará que los investigadores gratificados por su esfuerzo motiven a los improductivos e indiferentes. Para los estudiantes resulta muchos más atractivo el producir que el no hacer nada. La teoría se completa con una práctica ejercitada profesionalmente.
La universidad tiene también entre manos el esplendor intelectual de sus humanistas. La visión de un poeta sobre la realidad y sus problemas encuentra soluciones creativas frente a las visiones obtusas del mundo de los limitados por su incapacidad para los sueños y los proyectos de gran aliento. La visión multidisciplinar acerca a los inteligentes a espacios compartidos. La barbarie del especialismo cierra las puertas a las soluciones inteligentes y creativas. Se configura como el resorte de la vanielocuencia y el fracaso. Es mucho más fácil, para muchos, mostrar su incapacidad que ponerle nombre propio a su creatividad actuante y manifiesta. Si los inteligentes se cierran a la posibilidad de convertir su ejercicio cogitativo en dinero y bienestar. Corresponde a los menos dotados despertar su vocación intelectual y con disciplina, hincando codos, convertir sus sueños en beneficios económicos.
Sucede que hay quienes con un superlativo ejercicio crítico viven y disfrutan del ejercicio de la demolición humana con la falsa convicción de su inteligencia. En el fondo resultan despojados del ingrediente inteligente para construir futuro. Son constructores de pasado y recicladores de fracasos. Los audaces crean y trasforman. Los timoratos son adictos a un falso sentido del orden y permanecen hibernando sin producir intelectualmente nada. No siembran porque son incapaces de regar las semillas de sus ideas y no cosechan por el prurito de la inconformidad y la pereza.
El futuro de la UNP está en los inteligentes, los inconformes, los honestos y los soñadores. No en los indiferentes, los conformistas, los medrosos y los deshonestos. Si la universidad es el futuro. No es un puro ejercicio de futurología el pensarla eficiente, productiva, moderna y con un capital de mentes educadas. Si la comunidad del conocimiento se asume como posibilidad tiene más impulso para el cambio y la transformación. Hay mucha diferencia entre lo sueños posibles que los alucinados e imposibles. Nada nos impide ser mejores. El futuro no nos perdonaría el dejar de serlo.
En el plano político la UNP es la llamada a pensar y proyectar una imagen territorial de la región. Al mismo tiempo convocar a quienes por su capacidad deben asumir la conducción política de la región. En este sentido la universidad es un elemento imprescindible en la construcción y fortalecimiento de la democracia. Una imagen territorial importa conocimiento pero al mismo tiempo apropiación del territorio que es lo que no hemos hecho con garra y convicción. Corresponde a la academia ese ejercicio profundo de interpretar el pasado, para proyectar el presente y vislumbrar el futuro.