ERP. Más de 500 fallecidos por COVID-19 muchos de ellos personas cercanas o conocidas, deberían motivar a mejorar la convocatoria de todos los piuranos, para poner límites a esta tragedia; sin embargo, se tiene incapacidad para hacerlo y la concertación es un atributo que solo existe como palabras, pero no como acciones. En las regiones y así lo dice el orden legal el responsable de promover estas accones es el gobernador.
El COVID-19 viene demostrando que es un enemigo que no tiene contemplaciones y por lo tanto, enfrentarlo implica una sinergia de todos y todas. Instituciones públicas competentes y las otras que pueden aportar con sus capacidades, organizaciones de diverso tipo con capacidad de ayudar, empresas y personas naturales con predisposición de solidaridad. Todas deberían sumar, nadie restar.
Sin embargo, durante esta pandemia hemos visto diversas acciones, unas positivas y otras totalmente negativas; pero pese a los estragos que se observan, las actitudes siguen siendo las mismas y las particularidades y egoísmos ennegrecen mucho más el panorama, cuando en realidad se requeriría más concertación, más acción, más ayuda, mejores resultados.
El último domingo estuvo en la región Piura el presidente del Consejo de Ministros Vicente Zeballos y fue esperado por alcaldes provinciales y distritales y por funcionarios regionales de primer nivel. Su periplo consideró entender como nivel central qué es lo que pasa en la región Piura y sin duda sus constataciones le habrán permitido tomar una idea cierta de lo que sucede en esta pandemia.
Lo cierto que, al mismo estilo de la colonia de Rey, virreyes y corregidores, se esperaba que se resuelvan los problemas presentados en esta jurisdicción, cuando en realidad hablamos de regiones con autonomía e independencia, que deberían adoptar sus decisiones de manera democrática. Una queja tras otra queja, justa, sin duda, pero procedimentalmente equivocada.
El Premier y su nivel de gobierno, puede ser un aliado, apoyar con recursos, con capacidades, pero no podría resolver los problemas de una región. Si algo no funciona bien, se cuenta con instancias democráticas y legales para acabar con un conflicto, se tienen instancias de control si se desvían los fondos y hasta instituciones judiciales para hacer valer el derecho si alguien sería un presunto infractor penal.
Gobernar en estos momentos, implica convocar y concertar para lograr legitimidad social. Convocar a personas con capacidades como lo ha realizado el Gobierno Central en el Comando Covid-19, se observa que les es indiferente haber sido ministros, lo cierto que todos ellos se han puesto en primera línea para buscar soluciones a un problema que afecta a todos los peruanos.
Pero en Piura, parece ser que algo falla, lo dijo Pilar Mazzetti hace un buen tiempo y lo ha repetido hoy Vicente Zeballos, dos observadores exógenos, que reciben la información y pueden evaluarla con mejor criterio. De todas maneras, con lo visto ayer, donde los reclamos y exigencias transversalizaron a nuestros visitantes, se espera que el gobernador ejerza la potestad que le entregó el pueblo con su voto y abra el abanico de la concertación.
Piura se lo merece.