ERP. El médico Jesús Juárez del Hospital Santa Rosa de Piura, hizo un descarnado detalle de lo que sucede en esta región con el Covid-19, sus declaraciones dadas en un medio de alcance nacional, no tuvieron ningún tipo de eco en las autoridades regionales y también nacionales y como cual poema del poeta César Vallejo ‘Y la gente sigue muriendo’ incrementándose incluso la tasa de letalidad.
En tanto la realidad es dura y cruel, desde las huestes regionales todo es “color de rosa” y viveza para destacar en imágenes lo que realmente no es. Recientemente en el Hospital Santa Rosa de Piura, el personal asistencial se resistió a ingresar a laborar por falta de equipos de protección personal y resulta increíble la decisión, considerando que para el común existe provisión desde Lima.
Lo cierto, que la burocracia pintada de blanco y rojo, colores del señor gobernador, cree que los sábados, domingos y feriados son para descansar y por lo tanto, si algo llegó el día viernes tendrán que esperar hasta el próximo lunes para recién distribuir a los hospitales que están en primera línea de atención. Les llaman la atención públicamente, pero da la impresión que no escuchan.
Conversando con representantes del Cuerpo Médico de Sullana la constante es la misma; no le hacen caso a sus pedidos, los tienen abandonados, el personal de salud se encuentra expuesto y si algún médico cae víctima del contagio, tendrá que defenderse solo o con la ayuda del Colegio Médico, porque para el sector “todos son iguales” y no existen diferencias aunque la lógica es simple, si alguien arriesga su vida, se le debe proteger y cuidar.
Y proteger y cuidar es darle los equipos de protección, es estar con ellos y no solamente garantizarles un seguro de vida. Como hemos dicho ya, queremos médicos que salven personas, que se entreguen por entero a contener el virus y que lo hagan con todas las garantías, no queremos héroes de “Bata Blanca” fallecidos, porque ese sería el contrasentido de una estrategia, donde quienes pueden salvar son aquellos que estudiaron para hacerlo.
Sin embargo, pese a la crudeza de las cifras, llegan autoridades centrales a visitar la Plaza de Armas y otros centros de congregación de personas, sin percibir que pasa realmente en los hospitales y dan declaraciones que no corresponden a la realidad. Y la realidad es que en Piura la posibilidad de morirse es mucho más elevada que en otras regiones. Algo hicieron mal, algo están haciendo mal las autoridades regionales y nacionales para haber llegado a esta situación.
Dejémonos de falsos mensajes, hablemos con la verdad, que se ponga un isotanque acá y allá para proveer de oxígeno medicinal a quienes lo necesiten, que se pongan más camas y con prontitud y no como si fueran para diciembre, que se consigan más médicos que den mayor soporte a los actuales y que se mejoren los seguimientos de los pacientes que no se encuentran hospitalizados. Quizá es fácil decirlo y difícil hacerlo; pero para eso fueron elegidos y no para sentirse triunfadores en una realidad de fallecidos.