ERP. Se vienen las elecciones presidenciales y congresales en los Estados Unidos. La fecha es el 3 de noviembre, justo un día antes que el aniversario provincial de Sullana. Digo, solo para no olvidarlo. Una noticia que me ha llamado la atención es que dos eternos competidores han decidido trabajar en alianza durante este proceso. No, no son Vident ni Trump. Son nada menos que las rivales de la televisión hispana, Telemundo y Univisión.
Por: Nelson Peñaherrera Castillo
El viernes 11 de setiembre, mientras en Perú nos estábamos comiendo las uñas sobre si seguíamos con el mismo presidente o venía otro con menos de cinco mil votos, en los estados Unidos, la cadena Telemundo anunciaba en su portal (www.telemundo.com) el lanzamiento de una plataforma de verificación de datos (fact-checking) que bautizó como T Verifica.
Toda plataforma fact-checking tiene como finalidad comprobar si lo que se difunde como una verdad efectivamente lo es, o no lo es, o no tiene datos suficientes, o necesita más consistencia, o se difunde tendenciosamente para generar cierto tipo de reacción en la gente. Por lo general, un o una periodista tiene el entrenamiento necesario para verificar cada información que recibe y da, pero el flujo abrumador de las redes sociales hace que en las organizaciones periodísticas serias hayan equipos especializados solo en esta tarea… ¡y es una chambaza, déjenme decirles!
En las organizaciones periodísticas serias más pequeñas, como El Regional de Piura, existen protocolos específicos que se siguen antes de publicar cualquier nota. Por ejemplo, cuando comenzó la crisis del coronavirus, un acuerdo editorial fue que ninguna estadística se sacaba si la fuente no era una agencia gubernamental. Era la época en que hasta las ardillas de los algarrobos aseguraban tener datos de última hora, y muchos medios las esparcían como pepas de tamarindo.
Cuando la actualidad periodística es urgente o es de altísima importancia, como un proceso electoral, no gana quien lo dice primero, gana quien lo dice de forma correcta. Y son los periodos electorales aquellas temporadas del año cuando mucha información se suelta como real, pero puede resultar en algún cuento creado por las campañas proselitistas para traerse abajo a las competidoras.
La experiencia latinoamericana
Los procesos de verificación de datos no son instantáneos (y quien lo asegure, miente); demandan tiempo, personal y dinero. Por eso, las buenas historias tardan en difundirse o no se difunden nunca hasta tener la certeza de que no vas a patinar con efecto. La solución que varios medios han hallado no es afilar las garras para sacarle los ojos a la competencia y cenarlos guisados.
Cuando se descubrieron los documentos de Panamá (The Panama Papers), los y las periodistas se encontraron frente a un mar de datos, especialmente cifras, y los equipos de un solo medio no alcanzaban ni el tiempo ni el espacio para entenderlos y explicarlos a la audiencia.
The Panama Papers eran, en esencia, una lista pormenorizada de empresas de las tres Américas lavando dinero mediante off-shores en paraísos fiscales (Panamá es uno de ellos). Entonces, tú seleccionabas cualquier país, incluyendo Perú, y la liebre saltaba sin mucho esfuerzo. El problema es que daba saltos largos y altos, entonces un solo cazador no bastaba. Así nacieron los consorcios de prensa, que en el capítulo peruano, y para esa investigación, se inició con IDL Reporteros.
Luego vino el caso Odebrecht, cuando la justicia brasileña encontró unas raras cuentas en una lavandería donde, aparte de dejar la ropa limpita, se hacía lo mismo con la plata destinada a coimas que sirvieran para ganar obras públicas. el sofisticado esquema requirió que los medios reclutaran a abogados e ingenieros de sistemas debido a que mucha de la información estaba encriptada o codificada.
Un ejército de medios, desde México a Argentina, se unió al esfuerzo, y en el caso peruano no solo fue unito sino por lo menos media docena entre portales de investigación, diarios y cadenas de televisión. El caso sigue abierto, y quizás ha perdido relevancia debido a la pandemia del coronavirus; pero, solo en nuestro entorno nacional, tiene a los cuatro últimos presidentes y una persistente candidata presidencial bajo investigación.
Hablando de Brasil y la pandemia, la escasa transparencia que el gobierno de Jair Bolsonaro daba a sus datos –quizás para ocultar una gestión desastrosa de la crisis—obligó a que cinco grandes medios de comunicación (incluyendo la Rede Globo y la Folha do Sao Paulo) se unieran en consorcio para ofrecer a sus audiencias una estadística oportuna basada en las cifras oficiales de las secretarías de salud estatales. Como Brasil es una república federal, si bien estas entidades comparten su información con el Ministerio de Salud local, son independientes en sus decisiones.
Bolsonaro se ha quejado en la 75ª Cumbre de las Naciones Unidas, esta semana, que los medios brasileños son los culpables de dibujarle un perfil ineficaz ante la administración de la emergencia. El asunto es que el ‘senhor’, la verdad, hace méritos para que el periodismo de su país se lo saque ‘em sua cara’.
En Perú, el asunto con el coronavirus no fue necesariamente la estadística (de hecho, ahora hay hasta tres lecturas); en realidad el principal problema han sido las noticias falsas. Aunque no se ha conformado un consorcio para verificar cuál es verdad y cuál es mito cavernario, medios como La República y El Comercio han activado unidades verificadoras de datos, mientras que los otros serios están haciendo el contraste usando el método clásico. A nivel internacional, las agenciass EFE y France Presse tienen despachos especializados en verificar datos.
Como vamos viendo hasta aquí, los medios serios están esforzándose por ofrecerte contenidos comprobados, y por eso se te aconseja que cuando recibas una noticia, antes de preguntarte qué dice, cuestiónate quién lo dice. Si tu respuesta te sigue generando dudas, puedes preguntarme a www.twitter.com/nelsonsullana
No es extravagante
Y así llegamos a Verifact, la alianza estadounidense de medios en la que están incluídos los eternos competidores hispanos en ese mercado, Telemundo y Univisión; aunque, para ser honesto, ya hace más de un año que las dos cadenas andan haciéndose ojitos puesto que descubrieron no competir entre sí ni contra sus pares en inglés sino contra la retahíla de noticias falsas que salen en los discursos y las redes del presidente Donald Trump.
Otro medio que es parte de la alianza (integrada por una docena de miembros) es el prestigiado diario USA Today, que en su época revolucionó el concepto de las noticias impresas con ediciones locales en las ciudades más pobladas de los Estados Unidos, y que podría compararse a toda la prensa peruana que costó entre medio sol y un sol, cuyas coberturas competían de igual a igual con los entonces (bueno, igual ahora) líderes de la industria periodística.
Dicho todo esto, a mí me parece que considerando los tiempos que vivimos cuando la pandemia nos ha exigido dar lo mejor nuestro con los recursos mínimos disponibles y la necesidad de que tú tengas información de calidad, el esquema de consorcio o alianza debería ser una idea que los medios (especialmente los no limeños) consideremos como una forma de ofrecer contenido de calidad sin afectar nuestra identidad de marca y atendiendo a los mercados que nos siguen fielmente.
Además, lo que poca gente sabe es que los periodistas en plena asignación suelen colaborar al margen del medio al que pertenecen. Ya, a la hora del cierre de edición, es cuando todos compiten por tener la mejor portada. Entonces, no es nada del otro mundo; todo depende de la buena voluntad de dueños y editores.
Un beneficio que también veo al modelo de alianza o consorcio se basa en aquel viejo y conocido refrán de que la unión hace la fuerza. En época electoral, muchos medios creen ser fuertes a la hora del pauteo publicitario, pero se vuelven vulnerables en la calidad de la cobertura precisamente porque el candidato que es mosca sabe que más que su supervivencia, la que está en juego es la supervivencia de la empresa informativa; entonces, lo primero que atacará es nuestra credibilidad.
En el modelo consorcio o alianza, el candidato podrá seguir contratando su pauta, pero ésta no podrá entrometerse en la línea editorial porque los medios serán realmente fuertes, especialmente en mercados más pequeños como las capitales de provincia o distrito. Claro está, los medios debemos entender que esa fuerza no nos da derecho a cometer tropelías; si violamos ese principio, la verdad no tardará en saltar; y si se perjudica uno, se perjudican todos.
Finalmente, quisiera recordar a público y medios que dos eventos recientes (además de Odebrecht) nos demandan considerar la idea de la alianza o el consorcio: El Niño y el coronavirus. Si recordamos la cantidad de noticias falsas y rumores que se produjeron en ambas coberturas, entenderemos por qué tenemos que unirnos. Nos debemos a la gente, así que si pensamos en ellos, al menos haremos el intento de hacer el intento. ¿Intercambiamos números?
Puedes ver más sobre T Verifica y Verifact aquí: https://www.telemundo.com/noticias/noticias-telemundo/elecciones-eeuu-2020/nace-t-verifica-la-plataforma-de-verificacion-de-datos-de-noticias-telemundo-tmna3834151
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