ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. La semana pasada, las fanpages del diario La República y el sitio web El Panfleto desaparecieron del ciberespacio luego que ciertos usuarios denunciaran sus contenidos por considerarlos ofensivos a la imagen de las personas. Por lo menos en el caso de La República, Facebook, la red social que aloja ambas fanpages, se vio presionada a reponer el tráfico, los contenidos y pedir disculpas (aunque le echó la culpa a sus programadores).
La República había publicado un artículo donde explicaba que familiares de la candidata Keiko Fujimori aún estarían profugos de la justicia, tras recibir sentencias firmes. Tras ello, según el diario, seguidores de la candidata denunciaron la fanpage y Facebook la desapareció de la Internet.
En el caso de el Panfleto, que es una web de sátira política y social (o sea, humor en serio), parodiaron una declaración de Alan García. Nadie sabe cómo, la fanpage también se puso fuera de servicio. Lo único fijo era que Facebook le había puesto luz roja.
Es intrigante e interesante observar cómo la red social de Mark Zuckerberg, que ha implorado la Primera enmienda de la Constitución de los estados Unidos de América cada vez que alguien le ha cuestionado sus contenidos, use una suerte de doble rasero con los contenidos de medios masivos y reconocidos en nuestro mercado.
La Primera enmienda reconoce el respeto irrestricto a la libertad de expresión de cualquier ciudadano estadounidense; sin embargo, Estados Unidos es suscriptor de la Carta de los Derechos Humanos, de alcance global, donde también se reconoce este derecho.
Perú también es suscriptor.
En todo caso, yo dejo que quienes se especializan en Derecho Internacional y Derecho Comparado nos expliquen los alcances y límites de ambos instrumentos legales. Lo que a mí sí me preocupa es cómo Facebook ha tomado protagonismo en la campaña electoral peruana, no como medio (como le corresponde) sino como decisor (que no le corresponde).
Estamos de acuerdo que ninguna fuerza extranjera tiene por qué intervenir en la forma cómo el Perú toma sus decisiones soberanas. Esa es la razón por la que no hemos dejado que ciertos presidentes vecinos y no tan vecinos metan su nariz en nuestros asuntos. Tal regla también aplica a empresas privadas, especialmente cuando sus sedes corporativas están fuera de territorio nacional.
También estamos de acuerdo en que no se debe abusar de la libertad de información y expresión cayendo en la calumnia, la difamación y la injuria, que se procesan según los códigos legales peruanos, y tras una sentencia judicial en salas peruanas, no en el directorio de Facebook.
En estados Unidos, Saturday Night Live, el programa semanal de sátira política y social de la cadena NBC (que acá se puede ver por el canal Sony), presenta bromas ácidas e inteligentemente pesadas contra sus políticos. Además, tiene fanpage en Facebook. Me pregunto si la red social se bajará ese espacio a una sola denuncia mía y de unas cuantas personas a las que nos incomoda el chiste.
¿O qué tal Global Edition, de Comedy Central, o el mismo South Park, que acá hemos visto por MTV, sin contar otros programas de esta cadena? Sus contenidos son fuertes, como sabemos quienes los hemos visto, pero no hay noticias de que Facebook bloqueara los contenidos, ¿o sí?
En el caso peruano, Facebook parece no tener la mano temblorosa para ser la herramienta ideal de quien, por ‘quítame estas pajas’, se preste a la censura de contenidos, y en todo caso, la red social debe tener criterios para diferenciar entre uno y otro. Si no la tiene, entonces tendría que suspender sus políticas de censura hasta que no haga un trabajo de selección fina.
A este paso, va a dar miedo opinar y compartir en Facebook porque un buen día, cualquier resentido denuncia y adiós acceso. Y ahí sí que la red social patina de lo lindo: ser arma de terrorismo cibernético, no queriéndolo… o quién sabe.
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