ERP. El derecho a la vida es un bien sagrado que corresponde al Estado protegerlo; sin embargo, en la provincia de Sullana y particularmente en la capital, las muertes por sicariato o por violencia delincuencial siguen causando dolor y lágrimas entre diversas familias. Se esperaría que el CAPROSEC o la Policía Nacional del Perú actúen con mayor eficiencia, pero nada de ello es posible.
"No más muertes" fue el grito que realizaron los sullaneros en una marcha realizada en el mes de abril y que se complementó con otra protesta de trabajadores de construcción civil. Nadie quiere muertes; sin embargo, evitarlo implica una acción concertada de Municipalidad, Policía Nacional, Ministerio Público y Poder Judicial. Se requiere acción y no seguir con esta situación de caos e inseguridad ciudadana.
Bastaría mirar la última semana para darse cuenta de lo crítico de este problema de inseguridad. Lo último está vinculado a la muerte de un ingeniero y su esposa. Se cree que el móvil fue el robo y al poner resistencia culminó con disparos que les causaron la muerte. Irracional acto que es probable quede en la impunidad, porque así ha sucedido con otros hechos similares.
En realidad, no existe trabajo de inteligencia, tampoco herramientas que permitan tener los ojos en la ciudad. Solo existe la conmoción propia de enterarse de una nueva víctima de la violencia asesina. Es el caso de un joven en el barrio el Obrero, quien quedó gravemente herido al ser baleado. Por lo menos, tienen la posibilidad de extraer información para capturar al o los malhechores.
La violencia no se detiene, la Policía Nacional del Perú sabe que esta ciudad es propensa a este tipo de hechos y quizá sus posibilidades son superadas por los sicarios o delincuentes que usan arma de fuego. Justamente, unos sicarios asesinaron a un obrero en la tranquila ciudad de Marcavelica. La paz de antaño se viene reemplazando por una percepción de violencia que no les interesa a las autoridades.
En efecto, el alcalde provincial quien adolece de templanza para resolver este tipo de problemas, recientemente a todo grito indicó que “se viene fajando por la seguridad ciudadana” y dijo estar en operativo. La población no lo ha elegido para que se considere casi un “Rambo”, sino para que logre consensos y acuerdos con los integrantes del Comité Provincial de Seguridad Ciudadana.
Esto es lo que reclaman los familiares de un joven que fue acuchillado en el asentamiento humano Villa Primavera o los de aquel padre de familia que fue asesinado posiblemente a manos de sicarios. No se puede seguir indolente, tampoco ajenos a aplicar labores de inteligencia y menos dejar hacer y dejar pasar este tipo de hechos, por eso se debe extremar la vigilancia para capturar a un asesino y delincuente común.
Sullana, es una ciudad caótica, sin control ni municipal y los esfuerzos que realiza la Policía Nacional del Perú es insuficiente. Se han realizado reuniones dando cuenta de lo que sucede en esta provincia, pero son palabras que se las lleva el viento, en tanto en cualquiera lugar de la ciudad, una bala asesina le quita la vida a uno de sus ciudadanos e incluso menores de edad.
Actuar pronto, ser responsable ahora, invertir lo que sea necesario y mostrar resultados. Tengan la plena seguridad que un sicario capturado, implicará reducir el riesgo de otros tantos que se encuentran expuestos por este tipo de peligros. Despierten, se les pidió a las autoridades en una marcha de pobladores, pero parece que siguen dormidas.