ERP. La parte de peruanos que no votaron por el ahora presidente José Pedro Castillo Terrones, siguen intentando en sacarlo del cargo, un objetivo que se inició desde la misma contabilización de los votos, con el argumento de fraude. Una marcha con la careta de pacífica, con grandes expresiones de violencia verbal demostró una vez más, que ese tipo de acciones desdicen toda protesta.
Más allá del justo derecho de la población de expresarse, personajes muy conocidos por su actuar como gobiernistas, ahora se reclaman defensores de la paz y de los derechos humanos, como es el caso de Jorge del Castillo, quien, con verbo agresivo, pretendió descalificar el control del orden por parte de la Policía Nacional del Perú.
Escuchar a una congresista de la oposición calificando a Pedro Castillo como “perro maldito” grafica por si misma las insanas intenciones, no de luchar por una democracia más funcional y realmente representativa, sino la búsqueda de hacerse del poder al ser parte de un grupo de personajes que no ganaron las elecciones presidenciales.
Lo escuchado en la llamada marcha para que reaccionen los peruanos, simplemente es denigrante y se suma a otras voces que dentro del ejercicio del periodismo, se suman a la retahila de denuestos que se dicen en el día a día.
Este tipo de actitudes que se repiten en este tipo de marchas, se generalizan y normalizan en reacciones poco válidas. Si la Constitución es la norma de cumplimiento obligatorio por todos los peruanos y peruanas, no cabe una vacancia presidencial con argumentos falaces como de “traición a la Patria” o “Incapacidad moral permanente”, cuando en realidad conceptualmente difiere de la realidad.
Los presuntos delitos cometidos por el presidente, algunos de sus funcionarios y su entorno familiar, deben circunscribirse al marco constitucional. Intentar cambiar la norma en pleno cumplimiento del mandato, es un desatino y se podría calificar como impropia. Si los actuales “moralizadores” desean un mandato más transparente y con responsabilidades penales, debe hacerse los cambios mediante una revisión de la norma vigente.
La agresión verbal contra un mandatario que no forma parte del establishment político, demuestra el grado de intolerancia de los integrantes de partidos políticos muy conocidos. Peruanos y peruanas, no pueden admitir las prácticas de desconocer resultados porque no les gusta un político, tampoco usar la violencia verbal o física, para expresar su malestar.
Ser responsable con el voto es indispensable, además, es garantía que este sistema que se llama democracia sea funcional y que gobernarán por un tiempo definido los que obtienen la mayoría. Insistir en algo diferente, sería derivar hacia situaciones que no fueron decididas por la ciudadanía.
En esta lógica se enmarca el pretendido “golpe institucional” que pretende dar el Congreso de la República en perjuicio del primer mandatario. Decir que Pedro Castillo, cometió traición a la Patria, simplemente podría entenderse como un chiste de mal gusto, que un hecho real y cierto.