ERP/N.Peñaherrera. Agricultores (más una alcaldesa y un alcalde en plan reeleccionista) salieron a marchar el lunes pasado en Piura, pidiendo, básicamente, intervención del gobierno sobre la importación de ciertos cultivos que ya se producen (como el arroz, por ejemplo) y que el sector público sea su principal comprador.
Y que, además, intervenga en el mercado para que el precio no les perjudique en tanto productores.
Otro pedido es que los intereses de sus préstamos no sean tan altos, o que no se los cobren. Descartemos este punto: las tasas existentes son las más bajas de los últimos años, y es inviable dejar de cobrar interés por un préstamo bancario… ¡por eso se llama préstamo bancario!
Cualquier dinero en prenda tiene que generar una ganancia, así que no hay mucha discusión al respecto.
Vamos con los pedidos madre de la marcha.
Sobre el tema de las importaciones, creo que el gobierno sí debería considerarlo puesto que lo que nos trae de otros lados, si bien es barato, no es de calidad, a diferencia de lo que el Perú produce.
Además, se supone que importamos para completar lo que el mercado nacional no puede cubrir; pero, si estamos en capacidad de cubrirlo, ¿por qué importamos?
A menos que la producción nacional sea más cara que la importada, y ahí si aplica libre competencia. La clientela tiene que favorecerse, finalmente.
En ese sentido, es inviable pedir que el gobierno regule el precio porque hace más de dos décadas que hemos renunciado a eso por mandato constitucional.
Además, con los índices de corrupción existentes en estamentos públicos, el control gubernamental es más dañino que nada.
Sin embargo, sí debe dar reglas justas donde se salvaguarde la producción nacional, que es distinto, o hacer cumplir las ya existentes con el mismo rasero.
En todo caso, si estamos en una economía de libre mercado, Indecopi ha demostrado ser un árbitro con relativo poder acertado para favorecer a la población.
Esto también hace inviable que el gobierno compre la producción agrícola. Si lo hace para cubrir programas sociales, como debería ser, hay procedimientos específicos, y el monto de la producción existente es mayor que lo que se necesita.
¿Y qué haría el gobierno con el sobrante que no va a programas sociales? ¿Venderlo? ¿Cómo? Mejor dicho, ¿mediante qué entidad si ya no existen?
Si el gobierno le compra a los agricultores, entonces, por simple equidad, le debe comprar a todos los sectores productivos. Para comenzar, el gobierno paga miserias, se demora años en honrar una simple factura o hace perro muerto, y solo le compra a quien le cante o sea del partido… entonces, ¿dónde está el negocio?
Insisto: Perú es una economía de libre mercado. Si sabes cómo vender tu producto, ganas, claro está, con apego a la ley.
En ese sentido, ¿por qué los productores no han tenido éxito afianzando su mercado, por ejemplo, en los supermercados que poco a poco comienzan a hacerse comunes?
Es cierto que estos establecimientos tienen reglas específicas para vender, pero si nos garantizan productos de calidad, entonces los productores deberían apegarse a lo que el mercado tiene como tendencia.
Como todos quienes tenemos que competir vendiendo nuestros productos y servicios, los agricultores no tienen otro remedio que entrar en la ola. Velasco ya murió, ya no estamos en el Gobierno Militar (y ojalá jamás regrese). Hemos avanzado en el tiempo y el mundo ha cambiado.
En tanto sigan aferrándose al pasado, seguirán perdiendo.
La asociatividad y la configuración empresarial han demostrado ser buenas formas de salir adelante.
Seguir pensando en un modelo estatista es la mejor forma de seguir siendo un sector relegado, cuando hay iniciativas que demuestran que la agricultura sí es un negocio altamente rentable si se le da otro tipo de enfoque.
Dejen de invertir menos en lo que no necesitan, y prepárense para competir. La riqueza no está en la fiesta patronal, sino en el mercado.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)