ERP. En el mes de diciembre e inicios de enero augurar un Feliz Año a los compatriotas de la Costa, Sierra y Selva es aspecto común, sí; esas felicidades que se repiten a favor de esos labradores que con o sin autonomía, con AFP y sin AFP suman esfuerzos con sus diferentes actividades para empujar y contribuir al desarrollo nacional.
Por: Jorge M. Chunga Martínez
Esta robusta palabra autonomía, en términos generales, es la condición, el estado, o la capacidad de autogobierno o de cierto grado de independencia. Si pretendemos mapear una característica relevante, diría que la autonomía es la capacidad de decidir de manera propia, absoluta independencia, sin la coerción o influencia de terceros.
Autonomía en las empresas
En las organizaciones empresariales la autonomía es un factor relevante de éxitos para sus objetivos. Afirmaría que la autonomía es una cualidad fundamental para fomentar la participación de los trabajadores, en estas épocas de TIC cuando un colaborador es libre de ejercer sus funciones se empodera de creatividad, consecuentemente es más eficiente; por ende, aporta al acrecentamiento de la productividad y desarrollo organizacional.
Las empresas que buscan el lucro, consolidan su posición de mercado, donde sus trabajadores perciben sus beneficios sociales, todos colaboran para un agresivo incremento de producción o ventas; esto es la razón de una empresa en marcha.
Autonomía en entes estatales?
Los grandes funcionarios del aparato estatal aliados con los partidos o gobiernos de turno, han logrado acuñar y utilizar como escudo esta bendita palabra autonomía con el afán de “independizarse” y literalmente “hacer y deshacer” su presupuesto con escasa fiscalización. La Constitución Política, para salvaguardar el estado de derecho y la mayor eficiencia en ejecución de ciertas labores, instituyo ciertos organismos autónomos, quiere decir que no dependen de ningún poder del Estado.
Es sabido que el presupuesto público, principal instrumento de gestión del Estado, con fin supremo para otorgar mayor bienestar a los peruanos vía prestación de servicios a cargo de las entidades públicas, por los canales de una asignación eficiente y eficaz de los recursos públicos presupuestados.
En pleno bicentenario nacional, se evidenció a entes como la Contraloría General de la República (caso funcionario involucrado en compra-venta 90 automóviles), Defensoría del Pueblo, Tribunal Constitucional (tribuno defensor de Alcalde corrupto), Jurado Nacional de Elecciones, Banco Central de Reserva (sueldos dorados), Junta Nacional de Justicia (ex integrantes CNM denunciado cohecho pasivo), ONPE, SBS, RENIEC, MPFN (cuellos blancos del puerto), SUNAT; entre otras entidades que gozan a toneladas de esta gracia que la misma contraloría no podría medir el perjuicio económico a las arcas del Estado.
¿Algún mapeo o señal de eficiencia de alguna entidad consumidor del jarabe de autonomía? ¿Quién fiscaliza a la SUNAT?