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Talentos que transformaron sus vidas gracias a una beca integral de Pronabec

Reportajes
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ERP. Transformaron sus vidas gracias a su pasión por los estudios y a una beca integral para estudiar una carrera. Julio Garay, Abel Rojas y Dick De la Cruz demuestran que la educación es la clave para conseguir el éxito y salir de la pobreza. Ellos son talentos de Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. Hoy, ellos nos cuentan sus historias de superación y cómo pudieron vencer toda adversidad hasta lograr sus metas.

Julio Garay Barrios

Por el año 2012, cuando Julio Garay Barrios era un adolescente y se encontraba en una zona agrícola del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) ayudando a su familia en la cosecha del cacao, recibió una noticia de su hermano mayor que cambiaría su vida. “Mi hermano Juan Carlos estaba en Huamanga y escuchó por la radio sobre el concurso Beca 18 y no dudó en llamarme. Inmediatamente, retorné a Huamanga para averiguar los requisitos que necesitaba para postular”, recuerda el talento.

“Cuando salieron los resultados, no lo podía creer. Mis papás estaban emocionados, porque ya no se iban a preocupar por mis gastos. Me dieron la oportunidad de tener una carrera universitaria. Soy ingeniero agroindustrial gracias a la beca”, indica el ayacuchano de nacimiento y egresado de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, creador de las galletas Nutri H contra la anemia.

“Invito a los jóvenes a postular al concurso Beca 18 para que cambien sus vidas como yo lo hice”, dice Julio, quien el año 2019 ocupó el primer lugar en la iniciativa “Una idea para cambiar la Historia”, organizada por History Channel en Latinoamérica.

Además de las galletas Nutri H, durante la pandemia el becario lanzó nuevos productos. Entre ellos la galleta vegetariana con algas marinas y cereales, la galleta Nutri H + DHA para reforzar el sistema inmunológico, el chocolate para taza con cacao orgánico del Vraem y el panetón Nutri H, con alto contenido de hierro y proteína. “Estos productos ya están a la venta a nivel nacional. También vamos a ingresar a Centroamérica. Tres países están bastante interesados en nosotros, incluso estamos en conversaciones con Chile y Bolivia. Siempre quisimos llegar a diferentes partes del mundo”, indica el talento y no deja de trazarse metas. Su otro sueño es ejercer la docencia universitaria.

Abel Rojas Pozo

En las mismas tierras ayacuchanas nació Abel Rojas Pozo, aunque la violencia que azotó a nuestro país en los años 80 y 90 lo hizo huir a Huancayo, donde pasó su infancia y adolescencia, careciendo de servicios básicos como agua y luz, y casi sin posibilidades de tener un futuro prometedor. En el 2014, cuando egresó del colegio, se enteró por unos amigos sobre Beca 18. “Postulé y gracias a Dios fui aceptado. Iba a cumplir mi sueño de estudiar en Lima, en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Al inicio mi familia no se enteró. Somos siete hermanos y fue difícil para mi mamá asimilar que debía separarme de ellos para salir adelante”, comenta.

Abel Rojas

En el 2018, cuando aún se encontraba en las aulas universitarias siguiendo la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia, se presentó en el VI Concurso de Proyectos de Promoción de la Responsabilidad Social organizado por su universidad con su proyecto Nutricuy, un programa para sistematizar la crianza de cuyes y contribuir con la economía y nutrición de sus propietarios. Su propuesta consiguió el primer lugar del certamen y obtuvo un premio de S/10 000 para implementarla.

“Crecí observando cómo la población perdía oportunidades para prosperar con la crianza de animales de granja, debido a la falta de información y recursos. Nutricuy era una forma de revertir esta situación”, asegura. En la comunidad de Huayllaspanca, en Huancayo, donde ejecutó su iniciativa, llegó a aumentar en casi 500 % el número de cuyes de los participantes. En la actualidad, Abel, hijo de una ama de casa y un agricultor, se encuentra en Lima trabajando como jefe del Área Médica en una clínica veterinaria.

Dick De la Cruz

Un poco más al norte, en Pasco, Dick De la Cruz Bueno pasó parte de su niñez, entre sembríos y ganados. “Nos vinimos a Lima por la contaminación minera que hubo allá en mi provincia. Me salió un quiste y tenían que operarme en la capital”, asegura el joven becario, quien cursa el cuarto ciclo de la carrera de Economía en la Universidad del Pacífico con todos los gastos cubiertos por el Estado peruano.

Dick De la Cruz

“En el 2018 me estuve preparando en una academia y me enteré que una compañera había ganado Beca 18 y también quise intentarlo. Postulé y tuve la oportunidad ganar en mi primer intento. Ocupé el primer lugar en el Examen Nacional de Preselección del concurso”, recuerda. “La beca cambió mi vida no solo por el apoyo económico, sino también por el acompañamiento continuo, sobre todo en esta pandemia. Mi mamá Rocío, quien padece de epilepsia, realizaba trabajos domésticos, pero dejó de hacerlo por la emergencia sanitaria. Beca 18 es un alivio para nosotros”, dice Dick.

Su curiosidad en temas como macroeconomía, inflación y por saber por qué sube el precio de los alimentos lo impulsó a seguir la carrera de Economía. Aún recuerda la frase de un profesor de la academia: “Un doctor puede salvar la vida de un paciente, pero un economista puede salvar la vida de todo un país”. Durante la pandemia, él estuvo enseñando a estudiantes del Cerro Pamplona a través de llamadas telefónicas en asignaturas como matemática, guiándose del programa “Aprendo en Casa”. “No es imposible pisar una universidad, les recomiendo que perseveren”, finaliza. Todos pueden transformar sus vidas. Julio, Abel y Dick son un ejemplo.

Diario El Regional de Piura
 

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