ERP. Sorprende la celeridad del Ministerio Público para investigar al presidente Pedro Castillo Terrones. Hasta el momento son 5 investigaciones en su contra, que van desde la adjudicación de la compra de bienes en Petroperú, hasta las acusaciones realizadas por un ministro, que después de ser cesado se dedicó a difundir sus creencias, sin ningún tipo de exhibición de pruebas.
Mirado en sentido comparativo, todo hace indicar que los orígenes humildes de Pedro Castillo, sus escasos conocimientos y formación, la inexistencia de profesionales adecuados en su entorno, le están jugando en contra. Bastaría recordar, como todas las denuncias en contra de Fujimori, Alan García Pérez y otros mandatarios, simplemente o eran archivadas o desestimadas. Mucho se ha cambiado en el presente lustro.
Respecto al investigar, la posición de Zoraida Ávalos, fue diferente a la de Pedro Sánchez Velarde y de la última fiscal de la Nación. Para la primera, si no se puede acusar, tampoco se puede investigar y por eso, los casos penales por presunta responsabilidad del mandatario fueron archivados hasta que termine el mandado.
Para Pablo Sánchez, es posible investigar al presidente, aunque la Constitución indique que no se le puede acusar en tanto esté cumpliendo su mandato. Realiza una separación literal de lo que es investigar y acusar. No considera que la investigación lleva a una acusación o no acusación, pero son actos procesales complementarios. A nadie se le puede acusar penalmente, si antes no se le ha investigado y demostrado su culpabilidad.
No se trata de si es cierto o falso lo que se difunde por los medios, sino la pertinencia de la medida asumida por el Fiscal Supremo Pablo Sánchez y continuados por Patricia Benavidez, nueva titular del Ministerio Público. La defensa de Pedro Castillo presentó una tutela de derechos para detener las investigaciones y en primera instancia el fallo ha sido contrario a lo esperado.
Si bien es cierto, escuchamos a diario a Pedro Castillo Terrones, abogar su inocencia, pero en la plaza pública; lo cierto, que palabras de inocencia hemos escuchado del demostradamente corrupto Alberto Fujimori, del expresidente Alan García Pérez, quien prefirió la muerte antes de ser enmarrocado, del mismo Ollanta Humana y su esposa y similar el caso de Alejandro Toledo. Es difícil que un culpable se declare como tal, salvo que ello implique ventajas judiciales.
Sin embargo, el caso de Pedro Castillo, tiene alguna singularidad, son difundidos por una prensa que siempre le fue adversa y multiplicada por políticos que desde su triunfo vienen luchando para sacarlo de la presidencia de la República. Estos se entusiasman cuando escuchan declaraciones en contra del mandatario y salen corriendo a buscar las pruebas que luego no encuentra.
Un año buscando y no existe ninguna prueba en mi contra, perora el presidente. Tiene en algo razón, Karelim López, Zamir Villaverde y últimamente Mariano Gonzáles, solo mencionan a otros funcionarios de menor jerarquía y lo demás lo presumen. Como acto de fe, creen que, si Silva o Pacheco delinquieron, el jefe de la presunta banda delincuencial es Pedro Castillo. Podría ser, como no.
Una oposición que solo tiene un objetivo y es el de vacar al presidente, concluye de antemano lo que debe investigar; no son serios en su trabajo de investigación y está demostrado que lo único que buscan es vacar, inhabilitar, suspender y otras posibilidades al mandatario y sobre todo ponerlo a la par de todos los presidentes y políticos corruptos de cuyos partidos proceden. Nuestra democracia, es tan precaria que amerita nuevas generaciones con formación y valores diferentes.
Los peruanos y peruanas, merecen un entorno democrático mucho más serio que una payasada congresal e incluso presidencial. Los problemas son superiores a los egoismos y ambiciones de poder. Se requiere institucionalidad y respeto a ella. Aviesos como aquellos que condecoran a responsables de asesinatos, solo merecen el licenciamiento de este tipo de cargos.