ERP. Jurídicamente ya no hay esclavos en el mundo, ni siquiera se puede decir que existe una grande, y casi esclavitud disfrazada, porque ya las condiciones de obrar y de pensar han inspirado nuevos comportamientos, que van en contra de esa privación de la libertad a los seres humanos, y los explotados han aprendido a defenderse.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones
La libertad es uno de los valores más grandes y estimados en todos los tiempos, ser libres siempre es lo que ansían los seres humanos, al margen del color de la piel, la ideología, o las creencias y posiciones políticas, sin embargo, ese don tan valorado, hasta en pleno siglo XX se vio atropellado por los más poderosos en la tierra.
No se crea que todo el tiempo los esclavos fueron negros, esa es la más cercana esclavitud a nosotros, pero cuando leemos textos de historia antigua, y vemos películas sobre episodios del pasado, se comprueba que en la antigüedad, se esclavizaba a los seres humanos de todos los colores de piel. Los griegos, los romanos, los egipcios, los asirios, todos fueron esclavistas.
La esclavitud proviene de la incapacidad de controlar el poder en la antigüedad, por parte de las mayorías, ya que imponiéndose los más poderosos en base a la fuerza física, y a la superioridad de las armas, los otros quedaban supeditados a los que dominaban, y decidían por la libertad ajena. El no estar informados de la forma de vida en otras sociedades, quizá contribuyó a que los dominados aceptaran esa relación, en una sociedad sojuzgada.
La privación de la libertad
La privación de la libertad, fue consecuencia del abuso de los más poderosos, y algo que habrá parecido a los otros, que no iba a terminar nunca, ser esclavos por toda la vida, habrá significado un desencuentro con la realidad, de aquellos que esclavizaban a los otros, y de pronto les tocaba experimentar las mismas circunstancias. Nos cabe preguntar en este sentido, ¿con los sometimientos que hicieron los incas de los pueblos vecinos, también se les puede tildar de esclavistas?
Una forma particular de clasificar la evolución de las sociedades humanas, es la que señala a la “Sociedad antropocéntrica”, esa en la que la fuerza que movía a la sociedad, la que generaba energía, era la mano del hombre, quizá se entiende a través de esto, porque se esclavizaba a los demás, indudablemente, que este entendimiento no equivale a justificación. Era la fuerza bruta de los seres humanos, considerados como cosas y no como personas, lo que movía el mundo.
Los barcos, los molinos, todo era movido por el hombre, y quizá los esclavos, consideraron un privilegio serlo a nivel doméstico, donde el desgaste físico habrá sido menor, en comparación con quienes eran destinados a trabajos muy duros. Se supone que esto se cortó un poco, cuando empezó a aprovecharse la fuerza del viento, pasándose a la edad Eotécnica, los molinos eran movidos por el viento, esa misma energía que empezó a mover las naves en el mar, y todo cuanto podía serlo de esta manera.
La esclavitud en el Perú
En el siglo XVI se introdujeron nuevos pensamientos y nuevas maneras de actuar en el Perú, que generaron una desestructuración de la sociedad andina, no solo se priorizó a la minería sobre la agricultura, a la propiedad privada sobre la comunitaria, y al urbanismo sobre el ruralismo; también se asomaron otros conjuntos poblacionales, entre ellos los negros, que eran la población esclava.
Teodoro Hampe Martínez hizo conocer a través de un artículo publicado a fines del siglo pasado, que la legislación indiana fue muy benevolente desde el comienzo con la población aborigen del nuevo continente, y en este sentido, los Reyes Católicos exigieron a los funcionarios de la Corona Española, las consideraciones para con los indios, a los que no había que atropellar, y una de las medidas que se puso en práctica, fue permitir la esclavitud, y para favorecer al indio se importaron esclavos negros.
La población africana no podía sobrevivir en las alturas, esos temperamentos le afectaban y mataban, solo gradualmente se fue adaptando al nuevo espacio, en el que llegó a integrarse a su nueva dinámica. Llevar negros a las alturas no le convenía a los tratantes de esclavos, pues con su muerte perdían parte de su capital. Recordaba el historiador Juan José Vega, que por esta razón se acuño esa frase que reza, “Gallinazo no canta en puna, y si canta es por fortuna”, aludiendo a las dificultades que significó la adaptación de la población africana a las alturas.
Hoy resulta inconcebible un mundo con esclavos, con seres humanos considerados como cosas, como pertenencias de otros semejantes de distinto color, sin justificarlos, esto también se entiende por la mentalidad de la época, en un tiempo en el que hasta los sacerdotes tuvieron esclavos.
La esclavitud en el virreinato
En el Perú virreinal, la esclavitud se institucionalizó, es decir se consideraba como algo normal, los negros estuvieron por todo el territorio del Perú, al comienzo, mayoritariamente en la costa, lo cierto es que en la nueva estratificación de la sociedad en estamentos, los negros aparecen como una casta, con todas las divisiones y subdivisiones de su tronco racial.
La presencia de la población africana y sus descendientes, significó no solo un nuevo ingrediente biológico en la conformación de la sociedad peruana, también lo fue desde lo cultural, al punto de que hoy, con gran realismo, y afirmación del alma peruana, se les considera, como de las cinco madres patrias de nuestra sociedad.
Las danzas, las comidas, las tradiciones, todo el aporte africano está presente, inclusive en la santidad, con la presencia de San Martín de Porres, el mulato que cautivó a Lima y al Nuevo mundo, gracias a esa vida santificante que fue tomada como modelo para comportamiento de los demás.
Y así transcurrió la colonia, hasta que el general San Martín, tras proclamar la independencia nacional, decretó que nadie nacía esclavo en el Perú, reconociendo un nuevo estatus a los afrodescendientes a partir del nuevo giro de la sociedad peruana, pero esto no terminó con la esclavitud, pues pasarían más de 30 años, antes que se hablara de su libertad.
La esclavitud en la república, y la libertad de los negros
El pensamiento liberal era tan fuerte desde el primer Congreso Constituyente, advirtiéndose un cambio de mentalidad en la sociedad, por lo menos a través de los hombres que la representaban, generándose grandes enfrentamientos en el congreso, y a través de la pluma, con polémicas en la prensa del momento, como queda registro en la prensa capitalina y regional.
Fue Ramón Castilla, quien en plena campaña contra el gobierno de Echenique, firmó el “Decreto de Huancayo” el 3 de diciembre de 1854, proclamándose la libertad de los negros, de quienes Castilla resulta el redentor.
Indudablemente que esta medida ha sido cuestionada en su tiempo, y sigue generando polémicas, por los desencuentros económicos que esto significó para las rentas estatales, ya que hubo que pagarle a los dueños de los negros, lo que se estimó que valía cada uno de los libertos.
Hasta la primera mitad del siglo XX, se cantaba en Piura, una glosa que aludía a la libertad de los negros, y que alcancé a escuchar en la segunda mitad del pasado siglo, cuando ya casi nadie cantaba: “Mamita los negros lloran, porque los van a embarcar, y a la hora que los embarquen, también yo voy a llorar. Ora si, ora no, ora si mamita no. Mamita, los negros, los negros van llorando, mamita, los negros, los negros van cantando, mejor lloran de contento por la santa libertad”.