Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda. No es nada nuevo escuchar el significado que a nivel popular se le da en Piura a la palabra sólido, es de un uso muy antiguo, no es una imposición reciente, y aunque nunca la pronuncio con el sentido que muchas veces la escuchamos, como sinónimo de solitario, entiendo perfectamente a qué se hace referencia, a fuerza de escucharla. La leí alguna vez investigando sobre documentos virreinales, y varias veces en cartas republicanas de los siglos XIX y XX.
Así como hay una serie de arcaísmos que ya casi no se escuchan, como segundario por secundario, o captivo por cautivo, que aún se mantienen en el diccionario, y están bien consagradas por la lengua castellana, y que antes, hace mucho tiempo eran pronunciadas y escritas por muchas personas, pues eran de uso común, muy frecuente, como la palabra algotro, por algún otro, que está bien registrada en el DRAE, unas de mis fuentes de consulta permanente.
Pero esas palabras hoy horrorizan a quienes escuchan hablar así, y sienten que los oídos les tiemblan, como cuando se dice sobaco, por desconocer todas las palabras derivadas o relacionadas con sobaco, por preferir, y haberse impuesto el uso de la palabra axila, en la segunda mitad del siglo XX, pese a que también están sobaquina (sudor de los sobacos que se caracteriza por su mal olor, y para lo que se recomienda el jabón antibacterial), sobaquera (se usa en costura, con referencia a las piezas de telas colocadas en la parte del sobaco), también se registra sobacuno y otros derivados.
La primera vez que observé meditar sobre esto, sobre las calles sólidas, fue cuando en los años 60 del siglo XX, leí un artículo de Néstor Martos Garrido en el diario El Tiempo, cuando yo tenía 10 años, fue sobre las calles sólidas de Piura, haciendo alusión al habla de muchos piuranos, a los que respetaba en su manera de expresarse. Sin embargo, hoy hay muchos que se asombran por el uso de esta palabra, que sin estar aún consagrada por la Real Academia de la Lengua Española, alguna vez aparecerá, aunque hoy prefiera relegársele del habla “culta” de los piuranos.
Tampoco se le registra en el Diccionario de Peruanismos editado el 2016, estamos seguros que alguna vez se le considerará, teniendo en cuenta su mención en los diccionarios de piuranismos, donde se menciona su uso popular en Piura, que “Iris se rascaba los sobacos en una calle bien sólida”, indudablemente, haciendo alusión a que nadie la veía, y de alguna manera tenía que frenar la “comezón”, palabra que aparece en el DRAE, como sinónimo de “picazón que se padece en aluna parte del cuerpo, o todo él”.
Hoy alternamos en un mundo que se comunica en español, quecha, spanglish y quechuañol, y nada nos llama la atención, sobre todo si son esnobismos relacionados con el exterior, pero si nos asombramos, cuando escuchamos decir, que las calles estaban sólidas en los meses de verano, como si los que prefieren entenderlo así, cometieran un delito, pero si hubiese sido una artista, sobre todo extranjero el que lo hubiese dicho, ya la palabra estaría en el altar mayor del habla general.
Jurídicamente, no podemos obligar a nadie a hablar como queremos nosotros, sino, analicemos por ejemplo, porque algunos diarios presentan una noticia con un titular como este que dice “Anciano murió en su casa”, mientras otros presenten el mismo contenido, titulando a la noticia: “Teclo mancó en su jato”, entendiendo la forma de comunicarse de un gran sector de la población, que acepta que teclo es viejo, que mancar es morirse, y que jato se deriva del quechua hatun, o casa, como lo dijo en algún momento el antropólogo Julio Hevia, especialista en el tema de la jerga, es difícil sustraerse al uso de la jerga, que hoy incluye a mujeres, adultos, letrados e iletrados, civiles y militares, eclesiásticos y laicos, nadie se escapa de usarla.
Los nombres de las calles de Piura han variado con el tiempo, ya no son las mismas de la Piura virreinal, y en algunos casos, se les ha impuesto otros nombres, pese a que la costumbre de la gente es seguirlas llamando como antes, y a veces, están tal “sólidas” en el verano, lo que es entendible, por ese calor riguroso que no nos hace desertar de vivir en Piura, región a la que con mucho calor, la queremos más.
Si se desarrollara a plenitud un programa de ciudad educadora, en los rótulos con los nombres de las calles, se pondría una pequeña leyenda, en pocas palabras se diría quien fue el personaje, y si se vincula con Piura, mejor, así los que transitan por las calles “sólidas”, se verán siempre acompañados de información, que aún en pleno verano, les llevará a conocer algo más de su ciudad.
Solo las nuevas generaciones llaman a las calles por sus nuevos nombres, en Lima, Trujillo, Arequipa, Buenos Aires, Etc., y aunque en esas ciudades grandes, las calles estén solitarias, nadie dirá que las calles están “sólidas”, salvo que algún piurano acostumbrado a hablar así, se cruce por las calles, y se sienta como si estuviera solo en el desierto; y que esto es verdad, lo sé, porque en 1975, en medio de un calor de 44 grados, se me ocurrió salir a mirar cuantas personas circulaban por las calles de Córdoba, en la Argentina, no divisé ninguna, y de inmediato recordé a Néstor Martos y a mis paisanos.
Hay personas de Piura cuyos nombres, llevarán las calles de Piura, alguna vez, cuando ya estén muertas, porque en muchos casos no se ha superado la práctica cultural necrófila, de ensalzar a quienes lo merecen, sino después que yacen en la sepultura, quien sabe cómo lucirán para entonces esas calles, que ya no estarán tan “sólidas” seguro.
Aunque parezca incorrecto escuchar que quienes prefieran, digan, ¡que sólidas calles en Piura! teniendo en cuenta este piuranismo, que aparece registrado en varios diccionarios sobre este tema, hoy vivimos en medio de una cultura asociada a prácticas democráticas, donde el respeto es uno de los valores que se tiene en cuenta para convivir en paz con las minorías.
Reiteramos, aunque la Real Academia de la Lengua Española no registre “sólido” con la connotación que le damos en Piura, y tampoco está en el Diccionario de la Academia Peruana de la Lengua, esta acepción si está en los diccionarios de PIURANISMOS que tengo en mi poder, y además, tengo imágenes de las calles de Piura, BIEN SÓLIDAS, sin gente en la calle, o con apenas hasta 3 almas.
Incluso, uno de los poemas del ayabaquino Juan Luis Velásquez, titulado Piura, sin mencionar la palabra sólida, dice:
QUE SOLEDAD
SIN SOLEDAD SIQUIERA,
QUE MONTAÑAS TAN ALTAS,
SIN ALTURA
Según el historiador Miguel Maticorena se refería a las calles desiertas, sólidas, y las montañas tan altas, eran los hacendados, en algunos casos incultos, por eso, sin altura, se creían pequeños dioses algunas veces, en medio de una sociedad, cuya estructura parecía incambiable, hasta que se dio la coyuntura de la reforma agraria, y, además, se sentía solo, al no encontrar intelectuales de su nivel, estaba lleno de gente, pero fatua, algunas veces, cuando estuvo en Piura, al entender del doctor Miguel Maticorena.
Hace unos años, unos alemanes se quedaron sorprendidos de encontrar en el verano una ciudad muerta entre la 1 y las 4 de la tarde, era la Piura anterior a los centros comerciales, la ciudad estaba “sólida”, ahora ya no es así, al menos en el 100 por ciento de lo que era antes, nos hizo ver Hortensia Seminario Gallo, hoy, con todas las ventajas del aire acondicionado, la movilidad a todas horas del día, que evita caminar en medio del calor, la gente sale a las calles a cualquier hora del día, de modo que las calles ya no están tan “sólidas”.
No se vaya a tomar esta apreciación como una exigencia al pronunciamiento a la fuerza de la palabra sólido, con la connotación que le da un buen número de piuranos, no, de ninguna manera, pero, consideremos que el uso de las palabras lleva a su aceptación final, y a veces universal, pero hasta hoy, creo que nos resistimos a decir s”sólido2, por solitario, cuando desde niños nos dijeron que no era así.
Vaya pues un recuerdo para el profesor, historiador y literato Néstor Samuel Martos Garrido, que nos hizo sentir orgullosos de ser piuranos, con sus escritos constantes, cuando su pluma nos hacía saborear cada día, lo que era Piura, lo que ofrecía esta tierra generosa de burros y algarrobos, y de gente maravillosa.
Va también un recuerdo para Carlos René Robles Rázuri, autor de una serie de páginas, donde no se escapa el habla de los piuranos, la historia, y los personajes que a través del periodismo nos dieron luces para fortalecer el orgullo de haber nacido en la tierra de Grau, de Merino y de Salaverry; también un grato reconocimiento a Martha Hildebrandt, Secretaria Perpetua de la Academia Peruana de la Lengua, entre 1993 y el 2005, por su tesis doctoral “El español en Piura”, que sustentó en 1949.