ERP/N.Peñaherrera. Hace una semana se desarrolló en Castilla, el campeonato de físicoculturismo y fitness Miss y Mister Piura.
Uno de los espectadores de la actividad fue Jhon, nuestro compañero coordinador del blog Chulucanas Gym
Aparte del despliegue de músculos y formas estéticas sobre el escenario, él me contó una anécdota doblemente satisfactoria.
Arriba, uno de los concursantes desplegaba su coreografía; abajo, en la platea, un niño de unos tres años lo avivaba a voz en cuello. Diríase que el ratón hacía por si solo todo el club de fans del fisicoculturista.
Tras las calificaciones, el recio varón ganó la categoría, y el niñito no cabía de contento.
Entonces, el musculoso bajó de la tarima y se le acercó, levantándolo en brazos.
“Bravo, papi. Eres mi héroe”, le dijo el infante.
El padre sonreía y lo llenaba de besos, visiblemente emocionado.
Y aquí viene la primera grata sorpresa.
En una sociedad que vive de prejuicios y estereotipos hasta a la hora de ir al baño, esta imagen nos enseña que el cariño es como el agua: no se debe negar, especialmente cuando existe un vínculo tan poderoso y fuerte. Y no hablo de las pesas, por si acaso.
No sé el nombre del atleta, pero si alguien lo conoce y vio la escena, debería felicitarlo y decirle que hizo las cosas correctamente, no solo sobre el escenario, sino porque con el gesto hacia su hijo, le demuestra que un varón no vale por la apariencia de Capitán América que se maneje, sino porque tiene la suficiente inteligencia emocional para demostrar su sentido de humanidad sin temor al resto.
Claro que parece un tema trivial, o hasta irrelevante; pero, ¿cuántas veces nos acercamos a quienes decimos querer y se lo recordamos? ¿cuántas veces hacemos que esos triunfos casi inadvertidos se conviertan en victorias universales? ¿cuántas veces hemos evitado censurar nuestro afecto?
Hay una gran lección para rumiar en ese gesto de ese fisicoculturista, que, espero, se extienda en toda su dimensión familiar, y que sea tan viral (como el consumo de suplementos).
¿Cuál es la segunda grata sorpresa?
¿No te has dado cuenta?
Pues, la visión de Jhon, otro recio deportista aficionado, quien contó la escena con emoción, con una sonrisa de aprobación, refrendando que esa es la manera correcta de actuar.
Si no fuera por su sensibilidad, jamás hubiéramos sabido esa pequeña historia, o quizás la hubiéramos conocido a través de un cristal burlón y machista; pero no fue así.
Si te toparas con una escena similar, ¿serías capaz de relatarla con la misma actitud?
Si la respuesta es No, algo muy malo pasa contigo y debes curarte ahora, antes que eso que te falta termine destruyéndote.
(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)