Por: Nelson Peñaherrera Castillo
ERP. Tres familias sullaneras fueron impactadas por el accidente de tránsito ocurrido en Huarmey, Áncash, la madrugada del lunes.
Tres omnibuses y un camión frigorífico chocaron, cegando la vida de 40 personas e hiriendo a más de 80.
Ese es el hecho periodístico frío y distante –objetivo, como dice la academia.
Pero, ¿qué pasa cuando la noticia deja de tener tal distancia y te toca de cerca?
Una de las tres familias impactadas es parte de nuestras familias. Aquella madrugada, nuestro compañero Marco Paulini Espinoza perdió a su hermana Ruth Esmirna.
Fue duro para todos y todas quienes nos involucramos en apoyar a Marco, pasar por cada proceso, desde la confirmación de la noticia hasta acompañarlo en el duelo.
Por cierto, super insensible (por inapropiado) el discurso de su pastor la noche mientras esperábamos el cuerpo de la difunta, pero como dije, una cosa es que veas la noticia con distancia y otra es cuando te envuelves en ella, queriéndolo o no. Mucho más si tú eres la noticia. Sigamos en esa línea.
Suele pasar que, cuando la noticia te toca directa o indirectamente, recién tomas conciencia que hay cosas en tu vida sobre las que antes jamás hubieras reparado y que ahora te exigen una respuesta efectiva.
Entonces aparecen todas las iniciativas que nos invitan a saber más y marcar una diferencia. Dicho sea de paso, es un reconfortante efecto terapéutico para quienes reciben el impacto directo, aunque la prensa piurana –digo, la mayoría que demuestra insensibilidad, como la del pastor- no le da cabida.
“Yo estaba chateando con ella por Facebook, la noche antes del accidente”, nos contaba Marco. “Ella tenía muchos planes”.
No solo ella. Probablemente cada víctima mortal tenía la cabeza llena de planes; a lo mejor grandes planes que nos iban a cambiar la vida, y que es posible que comiencen a concretarse por quienes recibieron el impacto directo de la noticia.
¿Y qué hay con quienes no perdimos nada? ¿Seguiremos distantes? ¿Nos moveremos por el morbo o la figuración?
Recuerdo haberle dicho a Marco, esa noche cuando recibimos el cuerpo de Ruth, que ahora le toca ir entendiendo cuál es el sentido de ese acontecimiento en su vida, e irlo asumiendo poco a poco.
Fue la posición del amigo y compañero, pero que aún mantenía lejanía con la noticia. Mas, ¿por qué tuve que ser tocado por esa noticia?
Simple. Porque el consejo que le di a Marco aplica perfectamente a mí, y aplica perfectamente a ti que estás leyendo.
Quizás el sentido de las noticias que leemos a diario no solo consiste el de saber más, o tener tema de conversación.
Nos toque directamente o no, nos exigen una respuesta efectiva que superen largamente la retórica insensible del pastor o el frío titular sensacionalista en primera plana. Nos exigen actuar sobre los temas de nuestra realidad de manera proactiva, asertiva, desde abajo y desde adentro, hasta conseguir un cambio que nos mejore la vida y que mejore la vida del resto.
Es una forma más interesante y satisfactoria de hacer ciudadanía, lejos de los reflectores, pero con resultados concretos y sostenibles.
No será fácil, pero no hay peor gestión que la que no se hace, como dice mi padre.
No esperemos a que una noticia nos toque directa o indirectamente, o que seamos la noticia, para entender que debemos actuar para cambiar nuestra realidad. No el otro o la otra, sino yo o tú, sin esperar nada a cambio, o quizás sí: que haya menos dolor que antes. Ese es el fin último de la humanidad.
Todo pasa por algo, y cada cosa que hacemos o dejamos de hacer siempre tiene una consecuencia que puede torcer el futuro. De ti y de mí depende de hacia dónde queremos torcerlo.
PD: Reitero el agradecimiento de Marco y mío a toda la familia de El Regional de Piura, Un Billón de Pie – Perú, Radio Cutivalú y FACTORTIERRA.NET que se movió desde el lunes para resolver problemas.
(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)
