ERP/N.Peñaherrera. Si eres de quienes se aburren con esos letánicos discursos donde se dice de todo y se aterriza en nada, no pienses que tienes un serio problema de desadaptación social. Mas bien es desadaptación al floro.
El viernes, mientras nos evaporábamos a la una de la tarde en el centro de Piura, en una mesa resolvíamos en menos de 30 minutos, una reunión que en otras esferas hubiera tomado horas de horas, y con un “este episodio continuará encima.
Los concurrentes: Jason Day, Esthefany Rodríguez, Marco Paulini y el suscrito.
La agenda: Cómo damos el siguiente paso en la campaña –mejor dicho: estrategia- Un Billón de Pie, que incluye reformas que ya hemos anunciado en nuestro blog (unbillonpiura.blogspot.com).
Ya, listo. El resto fue hacer sobremesa mientras esperábamos a la vicepresidenta del Perú, Marisol Espinoza.
La clave del éxito: Ir al grano; o como diría Marco, aplicar la regla del anticuchero: directo al corazón. Así nos evitamos tanta verborrea y llegamos a consensos en tiempo récord, que ya quisieran los de Silicon Valley.
¿Te imaginas si las cosas macro se resolvieran con esa operatividad? Este país hace rato estuviera a la vanguardia de todo. Pero no, ahí que le damos al alfeñique, porque diz’que todavía no toma punto.
Cuando llegó la vicepresidenta Espinoza, el ‘timing’ no decayó. Aparte que estaba apurada.
Y fue en ese momento que hablamos sobre la causa de esas demoras, de esa sempiternidad (¿Qué significa? ¡Vaya al diccionario!): la gente no está entrenada en hacer y gestionar proyectos.
Cierta vez, FACTORTIERRA.NET lanzó esa crítica en su cuenta de Facebook. Como productor, me frustra decir que a los chicos y las chicas (de excelente criterio y rendimiento, por si acaso), les falta desarrollar esa capacidad.
Un docente universitario, ejerciendo el derecho a la legítima ofensa, espetó diciendo que por qué decíamos eso de la juventud, que con qué tipo de gente trabajábamos.
Me provocaba pedirle al community manager que le dijera que en su curso a un tesista le pidió hacer las conclusiones del documento, ¡semanas antes de realizar la investigación de campo!, simplemente para cumplir con el papeleo.
Lo sé, porque yo lo estaba asesorando.
Para quienes no lo entienden, suena algo así como: cortemos esta sabrosa torta, y a continuación mezclemos la harina con los huevos. ¡Claro! ¡Ilógico!
Carecer de la capacidad de formular y ejecutar proyectos es una seria deficiencia que atentará contra nuestro desarrollo, porque nos pondrá a mirarnos a la cara sin saber qué es un objetivo, qué es un producto, qué es una actividad, qué es un indicador, qué es un resultado… en fin, qué es un marco lógico, cuando menos.
Y si no manejamos la teoría, olvídate qué mamotreto o quimera saldrá en la práctica.
Una de las conclusiones que saltó preliminarmente en esa cálida y húmeda mesa de almuerzo fue que si no pensamos en concretar metas, y seguimos dándole al discurso y al show, vamos a emocionar al mundo, pero no vamos a resolverle sus necesidades. ¿Y adivina qué mejorará la vida de la gente?
Claro que, como repitió Jason muchas veces, no es que seamos expertos y expertas, pero tenemos la apertura para aprender e ir mejorando el modelo en el camino, sin perder de vista la meta que nos estamos proponiendo.
No sé tú, pero ese es mi tipo ideal de reunión: al grano con propuestas, tomando consensos sin tanto rodeo. Así se resuelven las cosas.
¿Tanto floro para llegar a esa conclusión? Para que veas.
(Gracias a Jason Day por pasarnos su foto. Opina al autor. Síguelo en Twitter como. @nelsonsullana)