ERP/N.Peñaherrera. Hay un efecto colateral de las encuestas, que sí está estudiado, pero que he comenzado a notar con mayor énfasis desde las que se publicaron el domingo.
De hecho, tengo la impresión que se ha estado acumulando en las últimas horas, o, por lo menos, hasta que envié este comentario.
Podría enunciarse de manera familiar con la clásica expresión de "voto por fulano para que no gane mengano".
Y de ese modo, la persona va a depositar no un voto de conciencia sino de miedo... o quizás un voto de conciencia por miedo.
Otro caso de estudio más para los expertos en opinión pública, que ahí les dejamos de tarea.
Por supuesto, tal actitud 'electoral' aparece cuando te das cuenta que, tras no enterarte o desentenderte del proceso, la persona que no querías se coloca a la cabeza de las preferencias.
Entonces, en un afán de boicotearle la victoria, no solo decides reevaluar tu voto inicial, sino que comienzas a convencer a medio mundo a que vote por el segundo con tal de bajarse al primero.
Y salado el que iba de colero en las encuestas. y, quien de casualidad, era tu opción a marcar.
Nadie dijo que la maniobra tiene un alto porcentaje de efectividad, pero hay que reconocer su existencia y medir la posibilidad de que aparezca para saber cómo evitar que se convierta en una verdadera amenaza para la cuota de votos que se puede lograr, especialmente en todas las localidades donde hay empate técnico.
Algo así como un 'efecto marejada'.
Ahora bien, ¿es legítimo reaccionar de esa manera?
La verdad es que depende de las circunstancias.
Si realmente consideras que la opción arriba va a hacerle daño a tu localidad, y consideras que lo mejor es cortarle las alas, digamos que funciona como un recurso ciudadano de emergencia, mejor conocido como la teoría del mal menor.
´´esta dice que entre dos opciones realmente desastrosas se elige la menos desastrosa, aunque luego haya que hacerle bullying por su gestión (desastrosa, lógico); pero peor sería si entra el que va a la cabeza.
Ahora bien, si lo haces por pura saña, porque el de arriba te cae gordo, o por el simple hecho de fregar la pita, pues no es una buena salida.
Y si el de arriba tiene como dos cuerpos de ventaja, jamás funciona... a menos que la encuesta esté manipulada, y ahí sí cualquiera puede ganar.
Entonces, probablemente si podrías considerar el voto a conciencia.
¿Hay manera de prevenir este predicamento?
Sí, al inicio de la campaña.
Cuando se atisban las candidaturas, y se detecta que alguien no debe postular, no importa la cantidad de recursos que despliegue, lo honesto es salir a decir las razones objetivas que deben impedir una postulación.
Así evitas la desesperación del voto de emergencia de la última semana.
A menos que tu candidazo o candidaza haya comenzado diciendo una cosa, y en el camino se haya torcido del discurso inicial.
Como quiera, el voto de emergencia parece que será una constante este domingo, algo que no se debe soslayar, y posiblemente la fuente de muchas sorpresas y caras largas.
Ni modo: así es la política.
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