ERP/N.Peñaherrera. La primera vez que vi Beyond 2000 fue en 1986, en casa de una tía en la Urb. Bancaria, y a través de un canal ecuatoriano (Ecuavisa, para más señas).
Por el título, pensé que iba a ser una de esas aburridas series de ciencia-ficción ambientadas en el espacio.
Entonces, el programa comenzó y mis sospechas fueron totalmente desacertadas. Reporteros y reporteras recorrían el mundo contando historias reales de cómo la ciencia buscaba resolver diversos problemas de la humanidad, adelantándose a su época.
De hecho, la primera historia era presentada por Carmel Travers, en China, hablando sobre cómo se había logrado aislar un principio activo de la milenaria medicina natural de ese país, y estaba comenzando a industrializarse para curarlo casi todo.
Por eso, el programa fue presentado como Una Ventana hacia el Futuro, y no Más Allá del 2000, como debió traducirse literalmente. Alguna bienaventurada mente lo trajo a Perú y lo puso todas las tardes, a las cuatro, a través de Panamericana.
Casas inteligentes, teléfonos celulares, telemedicina, autos inteligentes, superconductores, trenes levitantes, hasta el PhotoShop. Inventos y herramientas que hoy son de uso corriente, a finales de los 80s e inicios de los 90s, parecían realidades imposibles para el mundo. Pero aquí las tenemos y las usamos a diario.
Incluso, hubo un especial presentado por la hermosa Amanda Keller, desde Cusco, hablando de las bondades de la kiwicha (lo tradujeron como amaranto), y su aporte al combate contra el hambre en el planeta. También la Travers presentó un reportaje en términos similares desde el Centro Internacional de la Papa, ubicado en La Molina, Lima. La serie fue producida en Australia entre 1985 y 1999, y luego repuesta en 2005 como Beyond Tomorrow (Más Allá del Mañana), ahora solo disponible por Discovery Channel. Algunas personas han logrado subir segmentos o hasta episodios enteros de la clásica Beyond 2000 en YouTube, y los comentarios que todo el mundo hace, además del estilo ágil de narración o la música de vanguardia (gracias a los genios de Twwilight Productions), es el hecho de que varias carreras científicas se vieran inspiradas al ver esos reportajes. ¿Alguien dijo que la tele es dañina? La tele, no creo, pero sí el modo cómo utilizamos la tele.
Beyond 2000 fue tan exitosa alrededor del mundo -¿mencioné que se produjo en Australia?- que permitió lanzar y dar nombre a su casa productora, Beyond TV Productions, con sede en Sydney (donde se desarrollaron los Olímpicos del 2000).
Todo lo que se requirió fue un poco de visión estratégica, creatividad y preparación adecuada para contar esas historias de una forma que atrapara a la teleaudiencia. ¡Y vaya que lo consiguieron!
Me gustaría que un programa como ése tenga uno de esos horarios estelares en la tele y ganara audiencia, contado en un estilo tan digerible, que si lo viste y comenzaste a usar un teléfono celular, es probable que hubieran llegado a tu cabeza aquellas imágenes grabadas en Nueva York, cuando las primeras antenas de este tipo de servicio se instalaron en lo alto de las Torres Gemelas, en 1984.
Necesitamos que los programas y materiales que difundimos en los medios vuelvan a inspirar una generación que decida sus vidas viendo un simple reportaje de siete minutos, o de minuto 40 segundos, como suele ser la norma internacional actual. La ventaja es que ahora hay, virtualmente, miles de temas que podemos tratar. La cosa es tener esa visión, esa creatividad y esa preparación. ¿Cuántos y cuántas nos apuntamos en este reto?
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)