ERP/A.Abad. La concesión de la EPS Grau es una privatización encubierta que en algún momento incrementaría el precio del servicio. Recordó que la única empresa de agua del Perú que fue concesionada fue la de Tumbes a un consorcio peruano – argentino y resultó ser un fracaso.
Al ser consultado el ingeniero sanitario talareño, Edilberto Castillo Mendoza, acerca de la posible concesión de la Empresa Prestadora de Servicios de Saneamiento Grau fue claro y dijo que la concesión es una forma de privatización, y siendo la naturaleza de toda empresa privada invertir para ganar, entonces no estaría lejana la posibilidad de que los costos del servicio se incrementen con una Asociación Público Privada.
Explicó que una de las metas básicas de cualquier propuesta para proveer servicios de agua (ya sea pública o privada) debe ser cumplir explícitamente las necesidades de las zonas marginales, a través de la expansión del acceso al servicio de agua.
“Las poblaciones urbanas marginadas tradicionalmente han carecido de servicios porque no tienen poder político o representación, son de estratos socio-económicos muy bajos que tal vez no podrían pagar tanto por el agua como sí pueden quienes residen en zonas residenciales. La privatización podría empeorar esta negligencia”, manifestó.
Castillo Mendoza remarca que la provisión de agua es una responsabilidad básica del Estado, en ese sentido sostiene que el gobierno tiene un deber fundamental de asegurarse que servicios básicos como el agua, alcantarillado y energía, sean proporcionados a su pueblo.
“La falta de satisfacer estas necesidades básicas, debe verse como irresponsable. Los esfuerzos de agencias internacionales de préstamos y organizaciones de desarrollo en el pasado se han enfocado en ayudar a los gobiernos para proporcionar estos servicios. La posibilidad de una privatización o concesión podría dejar por fuera a las comunidades que carecen de servicios y de representación”, acotó.
Finalmente, el Ing. sanitario, recordó que la única empresa de agua que fue concesionada fue la de Tumbes, a través de un consorcio conformado por una empresa de Argentina y la otra de Perú, hace cerca de 10 años y resultó ser un fracaso, la empresa argentina se fue y quedó la peruana.
“Ahora se denomina Aguas de Tumbes (Atusa), pero no han cumplido con las metas de indicadores como cobertura, calidad, continuidad, etc.”, sentenció.