ERP. La fiesta más importante del mundo católico, la llegada al mundo de Jesucristo, el hijo de Dios, fue celebrada en millones de hogares peruanos, con luces multicolores en el cielo, copas de champán, abrazos y buenos deseos, marcando además de la religiosidad inherente a ella, una fiesta familiar donde se reúnen padres e hijos, para conmemorar el nacimiento de Jesús.
La Nochebuena llegó anunciada por las doce campanadas de las iglesias y el júbilo se apoderó de los hogares cristianos del país, donde la familias se dieron el tradicional abrazo en señal de amor y fe. En la mayor parte de hogares, las bombardas hicieron lo suyo, dando una connotación de alegría y de gozo entre todos.
Como parte de la tradición las familias colocaron en los pesebres la figura del Niño Jesús y se unieron en oraciones para agradecer por todo lo bueno recibido y para renovar su fe en Cristo. El pesebre o nacimiento, es una simulación de lo que fue el liugar de nacimiento del cristianismo.
En algunos hogares hubo regalos para abrir y pavo en la mesa, en otros la celebración no fue con tantas cosas materiales pero si con unión y afecto, los principales ingredientes para vivir esta importante fiesta cristiana de la mejor manera.
Previamente, cientos de peruanos se dieron cita a las principales iglesias para participar en las misas del gallo, y esperar que esta Navidad, les permita tener una vida de mayor reflexión y protección divina.
El arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, aprovechó la oportunidad para enviar un saludo navideño a todos los fieles con el siguiente mensaje "Que el Hijo de Dios, que quiso nacer y vivir en medio de una familia, nos bendiga en el día de Navidad y nos ayude a lo largo del Año Nuevo a proclamar con vigor la belleza del matrimonio, de la familia y de toda vida humana. Los bendice cariñosamente y pide sus oraciones".