ERP. Dos hermanas trabajaban todos los días, obteniendo el “pan del día” con su esfuerzo, su dedicación y constancia, recientemente, unos pistoleros ingresaron a su negocio, dispararon a mansalva y una de ellas falleció como consecuencia de las lesiones ocasionadas por las balas. Un abogado, transitaba tranquilamente, sin presagiar que sería interceptado y matado en una urbanización de Sullana.
En estos crímenes existe un elemento común y que el delincuente conoce y sabe; es decir, no serán identificados y menos capturados, como debería ser. Es decir la impunidad está garantizada.
No son los primeros crímenes, se suman a una retahíla de acontecimientos, que desvaloriza a una ciudad que se presta de bella, por sus condiciones geográficas y naturales, pero que en lo social no puede controlar hechos delictivos de esta naturaleza. Lo cierto, que las autoridades no pasan de las palabras y exigencias al nivel central, pero se olvidan que la seguridad corresponde a todos.
Por ejemplo, una ciudad sin energía eléctrica, veredas y pistas se presta mucho más para cometer hechos delictivos y refundirse en la oscuridad para perderse y no ser identificados. Un proyecto de videocámaras por lo menos otorga los instrumentos para identificar al malhechor; pero incluso hasta estos aparatos, se han ido perdiendo, primero por su obsolescencia y segundo por la falta de cuidado.
Esta ciudad, es extensa y crece con invasiones o no invasiones de manera horizontal. No hay control municipal efectivo y estas mismas deficiencias se extienden hacia la Policía Nacional del Perú. Los males ya han sido señalados, pero las soluciones solo quedan en el papel y los argumentos son repetitivos, es decir falta de presupuesto. La vida de muchos sullaneros y sullaneras, se pierden por no actuar.
Anoche, una bodega recibió el impacto, de posiblemente una extorsión. Hace unas semanas, un inmueble en plena avenida Marcelino Champagnat, quedó en cenizas. Es posible que el propietario se sienta abandonado por las autoridades y por las fuerzas del orden; lo perdido, no solo afecta al capital que crea trabajo en esta localidad, sino se extiende a las familias que dependen de estos negocios.
Recientemente han llegado a Paita una buena dotación de efectivos policiales y está bien; pero igual debería ser con Sullana; si las autoridades municipales no entienden que la seguridad ciudadana va más allá de la coacción, estamos sin rumbo. Por eso reiteramos una vez más, alcalde y regidores, trabajen para ordenar la ciudad, coloquen videocámaras que sirvan y que no se malogren de inmediato y que la Policía tenga herramientas tecnológicas para labores de inteligencia..
Trabajen por la iluminación de calles, por la pavimentación de ellas, por evitar invasiones y permitir que se haga un espacio inmanejable. Para ello, solo se necesitad autoridad y no gritos guturales que solo demuestran la falta de equilibrio emocional. La Policía por su parte, debe ahondar en investigaciones y fijarse objetivos para capturar a delincuentes que dieron muerte o cometieron actos ilícitos conocidos, es la única manera de hacer sentir que las autoridades municipales existen y que la Policía sirve.
La estadística de fallecidos por sicarios o pistoleros, sigue subiendo en esta localidad. Vivir en Sullana se ha convertido en peligroso. Pero, si no se adoptan decisiones ahora, en el futuro la inseguridad puede ser mayor. Gestionen recursos a las instancias centrales e inviertan con honestidad y no pensando en el diezmo; tengan presente que todo sol que le roban a la inversión, repercute en el ciudadano.
No nos cansaremos de decir, actuemos ahora, ejecutando las acciones estratégicas que se necesitan, para hablar menos de inseguridad ciudadana y hacer más por la seguridad ciudadana. No es difícil, tampoco imposible, solo se requiere unir voluntades y criterios técnicos para garantizar que muchas vidas se pierdan por la insania de delincuentes que actúan en impunidad.