ERP. Durante la última semana diversos certámenes se concentraron en analizar las acciones que deberían adoptarse para prevenir el denominado “Niño Global”, unos más profundos que otros y varios con sentido bastante crítico concluyeron que no se viene haciendo mucho por preparar la región Piura frente a la posibilidad de dicho evento climático. Muchas palabras y pocas acciones, es la síntesis.
En efecto, el Gobierno Regional de Piura se ha subyugado al nivel central y todo lo que se pretende hacer se confunde en esa nebulosa; la Municipalidad Provincia de Piura actúa de acuerdo a la inercia y ni que decir de la Municipalidad Provincial de Sullana y otras similares de la región Piura. Visto los problemas originados en el presente año, no se ha movido hasta el momento siquiera un grano de arena.
Desde este medio, procedimos a realizar algunos informes para que se tengan en cuenta, unos de Piura y otros de Sullana. El problema que tanto autoridades como población tras un eveneto pluvial se olvidan de la catástrofe y esperan que dentro de 15 años suceda lo mismo, pero no contemplan la solución frente a dichos riesgos y peligros.
El informe más caustico de la reconstrucción la tuvo Eduardo Ballón, quien presentó los resultados de su trabajo de investigación y donde lapidariamente se dice que todo lo realizado si hizo “sin cambios” y no de acuerdo a la pomposidad de la frase utilizada en la Ley que se aprobó para actuar frente al “Niño Costero”. En realidad, equívocos e inacciones existen muchas y que las hemos ido sintetizando en este medio.
El otro fue desarrollado por IRAGER con un sentido mucho más amplio y recorriendo temáticas como la prevención, la gestión de los recursos hídricos, el agua para las ciudades y sobre todo, un ejercicio de prospectiva para prever que la escasez del agua supere las capacidades de autoridades y de la propia población. En ese marco, se requiriía mejora en la información meteorológica e hidrológica.
Quizá las autoridades de todos los niveles, debido al tiempo que restaría para el potencial “Niño Costero” sea comprar motobombas para evacuar con mayor rapidez el agua de lluvias. Sin duda, será una acción necesaria, pero que partiría de la realidad o constatación que no se hizo nada para prevenir impactos negativos frente a las lluvias.
Hemos dicho por enésima vez, que una buena experiencia es lo realizado en la avenida Vice de Piura; sin embargo, de esta experiencia que pudo replicarse en la avenida Panamericana o Cáceres, solo se decidió extender una captación para tirarla a la otra calle para que se acumule y se pueda evacuar luego mediante electrobombas. Igual se podría mencionar en el Chilcal y sobre todo en la zona de los Grifos o Santa Margarita.
Pero si el accionar en Piura es lento e irresponsable, lo mismo sucede en otras ciudades costeñas que igualmente son vulnerables. Es el caso de Chulucanas y Tambogrande, donde las lluvias son intensas y la creciente del río Piura expone al peligro a la población citadina. En este caso, se viene hablando de la posibilidad de puentes colgantes para solucionar la interrupción del pase vehicular y peatonal. Podría resolver en parte el problema.
En el caso de Sullana, la torpeza municipal y la incapacidad como que se va clonando gestión tras gestión. Se habla de solución integral para el drenaje; sin embargo, debido al tiempo que avanza, se quedarán en buenas intenciones; por lo tanto, en caso de lluvias intensas, los sullaneros y sullaneras, se quedarán con la resignación de ver sus calles inundadas y sobre todo los desagües aflorando y recorriendo en la superficie.
Respecto a EPS Grau, se ha designado a un nuevo directorio y con profesionales piuranos; al margen de lo telúrico, se evidencia que por lo menos uno de ellos, demostró ser tan incapaz en la gestión del proyecto del Alto Piura, que se duda tenga la capacidad de resolver problemas más citadinos como el del agua potable y alcantarillado. Se encuentra lleno de entusiasmo, esperemos que vaya parejo a las acciones concretas.
Como lo dijimos en un medio de comunicación nacional, ninguna ciudad de la costa del norte peruano, se encuentra preparada para grandes eventos pluviales; lo lamentable, es que, conociéndose esa realidad, haya lentitud y desidia para invertir en temas muy concretos que por lo menos aminorarán el dolor de hombres y mujeres de esta región. Parece que la experiencia no ha sido suficiente y la dejadez gana a quienes deben ser prestos para impulsar proyectos de prevención.
De la experiencia se aprende dice un adagio popular, pero por lo visto, los aprendizajes de autoridades de todos los niveles y sobre todo de la población en general, no generan nuevos actuaciones y comportamientos. Se requiere mayor responsabilidad.