ERP. Nuevamente crispaciones mediáticas se develan en contra del periodista Gustavo Gorriti. La acusada Keiko Fujimori, quizá demostrando ser la autora de la campaña mediática de las semanas previas, se pronunció mediante un tuit, luego inició su desplazamiento por medios de comunicación afines y con ella sus adláteres. En tanto, presuntos troles se suman en esta campaña para desvirtuar la realidad usando contenidos e imágenes concertadas.
Se observa que se le da valor probatorio solo para sus conveniencias, los dichos de Jaime Villanueva, quien como colaborador eficaz del caso que compromete a la suspendida Fiscal de la Nación Patricia Benavides, ha dado su testimonio de hechos internos percibidos o vividos en su condición de asesor.
Mediante contenidos en las redes sociales, se pretende hacer creer que el periodista es todopoderoso, que tiene la capacidad de someter a jueces y fiscales y que es super hombre que desde arriba planifica todas las investigaciones en el expediente de Keiko Fujimori. El argumento no es creíble y a todas luces una mentira que se masifica como psicosocial, quizá bajo el argumento “Miente, miente, que algo queda”.
La campaña en contra de Gustavo Gorriti no es nueva, es repetida y muchas veces cruel. Grupos profujimoristas reqalizan constantemente jornadas de injuria y de ataques psicológicos en contra de este periodista, cuya valentía es reconocida. De los gritos pasaron a echar excremento, bajo la permisividad policial que, todo hace indicar, se encuentran coludidos con estas personas.
Por lo visto, ha tratado de protegerse invocando el cumpliendo de la Ley y uno de los sujetos ha sido condenado y actualmente se encuentra prófugo, a la espera, quizá, de revocarse la condición de la pena. Saben, se desprende, que tienen funcionarios públicos que los proteger y otros que tienen temor por las acciones violentas que podrían recibir.
Indicamos que si bien es cierto en este momento todo se centra en contra de Gustavo Gorriti, también se conoce que otras víctimas han sido la periodista y abogada Rosa María Palacios, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones Jorge Salas Arenas, el jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales Piero Corvetto, el fiscal José Domingo Pérez, encargado de las investigaciones y otros.
Es decir, existe un actuar sistémico que comprende presencias grupales hacia su objetivo, frases injuriosas en sus plantones, echar excremento a vista y paciencia de transeúntes, personal de serenazgo y hasta de policías. Los respetuosos de la norma o de la Ley, se sorprenden como se puede permitir que se ataque incluso a altos funcionarios públicos y otros y no se haga nada.
Además de los espacios públicos, usan cuentas definidas en las redes sociales para sumar en su campaña mediática. Los contenidos son los mismos indicando que alguien desde afuera sistematiza los mensajes en función a su objetivo, en esta oportunidad la víctima es otra vez Gustavo Gorriti, pero antes se centraron en Jorge Salas Arenas, con imágenes y textos uniformes, contra la Junta Nacional de Justicia y otras protegiendo a Patricia Benavides, la cual fue suspendida en el cargo.
Otros hablando de Keiko Fujimori y santificándola, durante la presente semana además de intentar crear una imagen diferente a la realidad, se han dedicado a argüir que hubo una intención de persecución en contra de Alan García Pérez. Lo cierto que García fue víctima de su ego y su depresión y tras conocer una detención preliminar decidió suicidarse para no aceptar su responsabilidad.
Sin duda que el país enfrenta momentos muy difíciles, existe una pauperización de las instituciones públicas, muchas se han alineado al grupo que desde el legislativo controla al Poder Ejecutivo, Tribunal Constitucional, Defensoría del Pueblo y otros organismos. Frente a ello, muchas veces una sentencia que debería ajustarse a la Constitución y las Leyes es condescendiente a este grupo y no existe forma y modo de evitar que estas situaciones avancen irremediablemente.
Gustavo Gorriti, fue secuestrado por Alberto Fujimori, tras la protesta mundial fue liberado y ahora, en este gobierno que es en partes, fujimorista, aprista, de Avanza País, Renovación Popular, Perú Libre, debe con las fuerzas de la sociedad civil y de los medios independientes, salir adelante y demostrar que la verdad será siempre la verdad y es superior a las mentiras que se pretenden imponer.
Estas fuerzas díscolas que se han evidenciado para protegerse mediante una reacción cuestionables, deben ser morigeradas no por la fuerza de las balas como hizo Dina Boluarte o mediante campañas difamatorias e injurias, sino deben comprender con decisiones normativas e institucionales, que los principios y valores de una democracia implica un comportamiento cívico pertinente.