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Antonio José de Sucre y la Independencia de América

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. Hay hombres que han entregado su vida, más allá de los destinos de su patria, y uno de ellos fue don Antonio José de Sucre, patriota de figura continental, que hoy evocamos a casi 200 años de su muerte, injusta sin lugar a dudas, a consecuencia de un asesinato, que provocó un gran vacío en América del sur, precediendo unos meses en la muerte, en 1830, a otro genio de talla mundial, don Simón Bolívar.

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones

El patriota de la independencia hispanoamericana, no tenía 30 años cuando dirigió los destinos del continente en los campos de Ayacucho. Antonio José de Sucre nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795, y murió asesinado en Berruecos, Colombia el 4 de junio de 1830. Aunque fue tempranamente patriota, su protagonismo se magnificó en las campañas de apoyo a Simón Bolívar, siendo uno de sus lugartenientes más importantes, el Libertador lo distinguió por sus condiciones de estratega y por la fidelidad que siempre le manifestó, sin presagiar alguna vez, que ambos morirían en Colombia, el mismo año.

Antonio José de Sucre, fue hijo del teniente coronel Vicente Sucre y Urbaneja, patriota desde muy temprano, y de María Manuela de Alcalá y Sánchez, quien lo dejó huérfano a los 7 años de edad. Sus estudios iniciales los realizó en la escuela de su tía María Alcalá, siempre bajo la supervisión de su tío José Manuel, y seguro que su familia materna también era de convicciones patriotas, dada la influencia que ejercieron sobre el niño.

Poco tiempo después, Antonio José de Sucre, ingresó a la Escuela de Ingenieros de Caracas, regentada por Tomás Mires, instruyéndose en matemáticas, agrimensura, fortificación y artillería, conocimientos que aplicó cuando abrazó su carrera militar, y le sirvió de mucho, en el grande y corto protagonismo en la independencia de América, papel que fue cortado por sus enemigos, en los primeros años de la república. Casó con Mariana Carcelén de Guevara y Larrea.

El protagonismo de Sucre comenzó antes de 1810, año en que ascendió a alférez, y en 1812 es teniente en el ejército del patriota Francisco de Miranda, desplegando desde ahí el coraje que lo fue perfilando como un gran guerrero. En 1817, ya dentro del ejército de Simón Bolívar fue nombrado coronel, el Libertador se empeñaría desde entonces en su proyecto de una gran federación de naciones con las antiguas colonias españolas, y Sucre lo apoyaba, convencido que eso haría grande a la América española.

Sucre fue un gran protagonista en las batallas por la independencia de su patria, que al fin se vio libre en 1819, y continuó con la campaña por la independencia de Nueva Granada, tras el triunfo de Boyacá, y la creación de la Gran Colombia, integrada por Venezuela, Colombia y Ecuador, colaboraría en la independencia del Perú, llevando consigo haber colaborado con el nacimiento de tres repúblicas independientes.

Ecuador republicano tenía como moneda el Sucre, en recuerdo imperecedero al gran patriota. SucrepParticipó en la campaña de la independencia de Ecuador, logró un gran triunfo en Yaguachi, en mayo de 1821, no tuvo suerte en Huachi, pero se llenó de gloria con la batalla de Pichincha, del 24 de mayo de 1822, derrotando a las fuerzas realistas, con el apoyo recibido desde el Perú, a través de los batallones que llegaron con el general Santa Cruz, consolidándose de esta manera la independencia de la gran Colombia, en esa batalla participaron muchos peruanos, sobre todo de Piura.

Jose Antonio Sucre 2Busto de Sucre en el Panteón Nacional de los Próceres de la Independencia

Cuando el Congreso peruano solicitó ayuda a Bolívar, Sucre llegó al Perú en 1823, unos meses antes que Bolívar, dispuesto a la lucha final, para consolidar la independencia de Hispanoamérica en la parte sur del continente. Venía cargado de la experiencia que le daba su juventud patriótica, al cumplir 28 años, y de inmediato se le confirieron poderes de Presidente de la República, generando el recelo de don José de la Riva Agüero, que encarnaba el poder ejecutivo en el Perú, el destino le había dado, y le tenía reservada, mucha más gloria.

Sucre estuvo con Bolívar en la batalla de Junín, el 6 de agosto de 1824, compartiendo la gloria; y fue en Ayacucho, cuando tuvo el escenario mayúsculo para su gloria, el 9 de diciembre de 1824, al derrotar a los realistas, y ser el actor principal en la Capitulación de Ayacucho, cuando los realistas aceptaron su derrota y se fueron del Perú. Ayacucho fue el escenario en que Sucre fue el gran protagonista en la lucha inmortalizada en un óleo de Francisco González Gamarra.

Después de Ayacucho, Sucre ingresó al Alto Perú en 1825, y fue en la Asamblea de Chuquisaca donde se deliberó sobre el futuro de esa zona, como Estado independiente, que contó con la aquiescencia de Buenos Aires, lo que se logró el 9 de julio de 1825 por decisión de la Asamblea Deliberante de Chuquisaca, redactándose el acta de la independencia, así, el 6 de agosto de ese año, la jurisdicción de la antigua Audiencia de Charcas, erigida sobre la base del mundo colla y aymara, constituyó un país independiente, como lo exigían los tiempos.

Tras la conformación del Alto Perú como un país independiente, fue Presidente de la jurisdicción de la antigua audiencia de Charcas, que surgió a la vida independiente con el nombre de Bolivia, en homenaje a Simón Bolívar, cargo desde el que impulsó una gran tarea, orientada a la organización del naciente Estado, en ese cargo se mantuvo hasta 1828; posteriormente, desde ese lugar, Santa Cruz concibió la Confederación Peruano Boliviana.

Muchas calles, avenidas y plazas de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia y Venezuela llevan su nombre, es uno de los personajes que está en la memoria colectiva de los habitantes de estas 5 repúblicas, en Ecuador su moneda era el Sucre, hasta antes de la dolarización, y en Bolivia hay una gran ciudad, sede del poder judicial que lleva el nombre del Gran Mariscal de Ayacucho. Su muerte por asesinato, y el impacto de los sucesos generó una ola de repudio, mientras su memoria imperecedera, se yergue por encima de los tiempos.

Diario El Regional de Piura
 

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