ERP/N.Peñaherrera. No sé si le sigue pasando a toda la gente suscrita a Movistar, pero en lo que a mi espacio de trabajo respecta, los continuos cortes, caídas de velocidad y extraños ruidos cuando se levanta el auricular (para reclamar al 104) –claro, ¿cómo olvidar la pésima conexión celular-, me sugiere dos posibilidades: o se está contratando personal incompetente, o qué rayos le están haciendo a nuestras líneas y para qué propósitos… ¿quizá oír lo que conversamos, leer lo que publicamos en línea?
Ambas posibilidades no son descabelladas.
En el primer caso, es lógico pensar de que si cuando llamas al 104 te dicen que todo está en orden y efectivamente no está en orden, alguien miente. No es una apreciación temeraria, sino de lógica pura: si una de las partes (callcenter – servicio técnico – cliente) no está siendo veraz con la información que está proporcionando, entonces se tomarán decisiones basadas en una mentira, ergo incorrectas, inapropiadas, injustas, erradas.
Y como en la mayor parte de casos, el cliente es la víctima y no tiene que esforzarse tanto para maquillar o torcer una verdad (que no tienes Internet o que tu fijo hace extraños ruidos no es una exageración), adivina quiénes nos quedan para iniciar una investigación conforme a ley. Sí, leíste bien: conforme a ley.
Servicio mal proporcionado, queja inmediata. Queja no atendida, vamos a OSIPTEL.
En comentarios anteriores dije que en otros países, ya muchos usuarios se habrían hecho millonarios por errores de sus proveedoras de servicios. Abogados me corrigen: en Perú también se puede hacer la misma figura, pero el proceso es largo y sale más barato bajarle el autoestima al operador del callcenter o al técnico, pero de que es posible, es posible.
En la segunda posibilidad, tampoco temeraria, nos referiremos al contexto político nacional actual, donde ni siquiera la presidenta de este país, cuando el titular se ausenta del mismo, se ha salvado del espionaje.
Ayer se reveló que un ex presidente, aparte de ser espiado por donde camina o anda, también tiene sus comunicaciones intervenidas.
Si no lo viste, tranquilidad: Sullana –oh milagro- se quedó sin servicio de electricidad, justo minutos antes de que el material saliera al aire.
El detalle que faltaba: hace años dejé de creer en las coincidencias.
Ahora bien, qué tienen que decir los aludidos? ¿O mandarán a sus community managers por Twitter a dar explicaciones risibles y ofensivas (por la mal disimulada candidez con que las redactan)?
¿Y qué tal si hacemos un barrido electrónico independiente, y descubrimos otra cosa?
(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)