ERP/N.Peñaherrera. Hace casi 15 años conocí a la profesora Madeline Merino.
Trabajaba en el caserío Sesteadero, en la esquina noreste del distrito de Tambogrande, Piura, colindante con Sapillica, Ayabaca.
A su cargo tenía el único aula de la escuela primaria: de lunes a viernes enseñaba de primero a sexto al mismo tiempo.
Una sola profesora para todos los niveles... y lo hacía tan bien, que la comunidad había conspirado amistosamente para convertirla en parte de aquélla, sin mucho éxito.
Pero tampoco era necesario. Madeline se comprometió tanto con su trabajo, que no tenía problemas en quedarse cuatro semanas en Sesteadero, y solo asomar por Sullana cuando tenía que cobrar su sueldo, a fin de mes.
No es el único caso. A lo largo de toda la zona rural de Piura, muchos y muchas docentes son responsables de las llamadas escuelas unidocentes y multigrado.
Muy (recontra) a diferencia de las ciudades, donde hay un o una docente especializado en cada materia, allá en el campo, de donde suele venir nuestra comida, esos 'lujos' son imposibles.
Hasta hace poco, el gobierno alentaba el doble esfuerzo –dar clase, dirigir el plantel y encima sobrevivir- con un bono que incrementaba el sueldo de cada docente a cuatro cifras.
También hace poco, el Instituto Nacional de estadística e Informática (INEI) recategorizó a todo el departamento, quitándole la etiqueta de zona de pobreza, y aún de rural, a distritos como Tambogrande, La Unión o hasta Huarmaca.
En consecuencia, el Ministerio de Educación (MINEDU), en Lima, creyó que no se justificaba dar bono alguno, pues si las condiciones económicas habían mejorado, ¿para qué dar dinero extra?
Desde este mes, maestros y maestras de escuelas unidocentes y multigrado en todo Piura ya no reciben el bono.
Las consecuencias, creo, son obvias. ¿Por qué no exploramos las causas?
Yo identifico dos: los techos de las viviendas rurales y la bocaza de nuestras autoridades.
Ya te conté por acá, que, cuando estuvimos trabajando una temporada en el campo, mi equipo se desconcertó cuando la gente se definía como pobre, pero en el tejado se lucía una antena de televisión DTH (direct-to-home), ya sea de MoviStar, Claro o DirecTV.
Cada antena estaba conectada a un aparato receptor enorme y con sonido estereofónico, woofer incorporado.
¡Ah! Capítulo aparte merecen los celulares que tiene la gente del campo, mucho mejores que tenemos quienes vivimos en las ciudades.
Entonces, aplicando teoría del ejemplo, ¿qué creen que valorará cualquier encuestador: lo que dice la gente o lo que demuestra?
Por supuesto, nadie dice que sea malo progresar económicamente. Lo malo es invertir mal lo poco o mucho que se recibe, priorizando lo superfluo y dejando de lado lo necesario.
En muchas zonas rurales donde MoviStar, Claro y DirecTV tienen una envidiable penetración, los niveles de desnutrición y salubridad están en rojo, al punto que la gente defeca por donde se le antoje y no en un baño, pues esperan que el gobierno se lo regale.
En el otro extremo está el sonsonete que repiten ciertos zonzonazos: Piura es la región que más crece económicamente.
Esta afirmación atrae mucha inversión que se estanca en las ciudades, y para beneficiar a unos cuantos empresarios; pero ni siquiera gotea al campo.
Durante su gobierno, Alberto Fujimori salió a decir que la riqueza en el Perú estaba creciendo y que el gobierno estaba resolviendo los problemas de la gente.
Consecuencia inmediata: ONG que trabajaban en el combate eficiente a la pobreza dijeron 'no dupliquemos funciones', y se fueron del país.
Algo similar pasó con otro bocón: Alan García. Salió con un discurso similar, y las pocas ONG que quedaban, arreglaron maletas y véanselas ustedes, pues ahora tienen más plata que antes.
Así fue cómo el campo se quedó sin asistencia no partidaria, por lo que el gobierno la barajó con ese otro discurso de que los productores ahora deben ser emprendedores (o sea, gente que produzca plata en el campo, por su cuenta, y active la liquidez en las ciudades).
Sin embargo, para cambiar la mentalidad se requiere desarrollo de capacidades, y ya sabemos que el gobierno dando instrucción, es tan bueno como elefante patinando sobre hielo delgado.
A menos que ese cambio de mentalidad nazca de las escuelas unidocentes y multigrado.
Pero, si se le quita bono a maestros y maestras –independientemente de la vocación, que pesa mucho-, ¿en serio tales profesionales querrán agregar a sus tareas, capacitar a padres y madres, sabiendo que les pagarán lo mismo, o menos?
En conclusión, el INEI debe reconsiderar su clasificación socioeconómica, el MINEDU debe restablecer los bonos, la gente campesina debe invertir inteligentemente el dinero que genera y ciertas autoridades deben lavarse la boca con jabón, o con pulitón, antes de generar debacles con cada palabra melosa al empresariado, pero mortal para el campesinado.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)