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Sáb, Abr

¡Transfórmense y avancen! Pero... ¿cómo?

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Hace una semana, un joven amigo en Marcavelica publicó en su cuenta de Facebook, un manifiesto personal que podría desglosar en dos grandes bloques.

Primero, aunque milita en un partido (que no dice cuál es), siente que la organización no le basta para emprender todos los sueños que tiene para su comunidad.

Segundo, más que cambio, lo que nuestra comunidad necesita es mejorar lo que ya tiene de bueno. Según dijo, cambio implica quitar y poner; mejorar es trabajar sobre lo ya comenzado.

Mi impresión es que la mayoría de la juventud opina lo mismo.

El sistema que estamos alimentando exige solución a todo pero deja que nadie dé el primer paso. Me incluyo.

Lo siguiente es que los partidos políticos están perdiendo representatividad justo en el segmento de edad donde ahora se concentra la mayoría de sus votos.

Un error de cálculo –que va a suceder más que fijo- y le abrirán campo a un llamado o llamada 'outsider', que si sabe cómo tocar las fibras de los y las entre 18 a 30, podría dar una lamentable sorpresa, para los partidos políticos por supuesto.

Luego, este joven que se ha manifestado es un líder de opinión, por lo menos en su distrito (yo diría en la provincia), por lo que podría generar un movimiento disidente, que unido a ese potencial 'outsiding', puede traerse abajo a las candidaturas tradicionales.

Y aquí viene el problema: si el o la 'outsider' es más de lo mismo, el descontento podría desbordarse.

¿Por qué me atrevo a hacer ese pronóstico?

La declaración solo dice eso: no me convencen mucho los partidos políticos (aunque pertenezco a uno) y tenemos que mejorar.

Pero, ¿mejorar dónde, cuándo y –especialmente- cómo?

Ni este muchacho, ni quienes le dieron 'Me gusta' o le comentaron lo tienen claro.

Esto es un riesgo, pues si el descontento se queda allí pero no tiene un plan de fondo, le abre campo a que otro u otra complete la tarea con agendas poco claras, y el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Y allí es donde este joven y otros y otras jóvenes deben intervenir ahora mismo, es decir, en tener un plan.

Nadie hará un plan si es que primero no se sabe qué es lo que se quiere cambiar, reformar, modificar, o como lo quieran llamar. Finalmente es lo mismo: transformar.

Pero sin saber qué vas a transformar, por qué lo vas a transformar, cuándo lo vas a transformar, con quiénes lo vas a transformar, por dónde lo vas a transformar, y –lo más importante- cómo lo vas a transformar, el pronunciamiento será rretórica pura.

No tengo que ahondar en el hecho de que este país está lleno de retórica, pero nada de acción, y eso es lo que necesitamos: convertir el verbo en carne, y hacer que habite entre todos y todas, sin que nadie nos venga con salidas mesiánicas, o esté pensando en que le hable un pajarito (salvo que sea el de Twitter).

Sí a la reacción y a la rebeldía juveniles, pero no al floro sin planes de acción claramente definidos.

Decir sin actuar será más de lo mismo, que es, precisamente, lo que la juventud, así como muchos y muchas de quienes vivimos aquí, ya no queremos. Ya no más.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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