ERP/N.Peñaherrera. Leyendo las actualizaciones de mis amistades en Facebook encontraba una crítica al modelo educativo por competencias, que según lo entiendo es la construcción de tus aprendizajes según tus propios talentos.
Claro está, el presupuesto básico para el éxito de esta estrategia es, asumo, que descubras cuál es tu talento o talentos, porque las personas no solemos ser 'monotalentosas'.
El hecho es que usaban un problema matemático (¿otra vez?) como referencia: Un leñador consigue vender una camionada de madera (espero que no haya sido talada ilegalmente) en 100 dólares... si el costo de producción representa los 4/5 del importe bruto de la venta, ¿cuál es la ganancia?
Así, pasando los años, las respuestas van desde el tener que hacer la operación con quebrados en 1940 hasta el extremo de presentar la respuesta correcta en 2010, y establecer si es la respuesta correcta siempre y cuando se sepa leer.
El chiste se completaba con que en la educación por competencias, el problema era resuelto por un grupo de alumnos donde cada cual interpretaba la respuesta según lo que más lo destacaba: las letras, el arte, las ciencias sociales... o las matemáticas.
Me pongo a pensar si es que ese problema pudo sobrevivir tal cual durante casi un siglo... ¿no será que el problema es el problema?
Usualmente, éstos son redactados por los maestros y las maestras, previo ensayo. Si es que el o la docente sigue aplicando las mismas cuestiones de cuando comenzó a estudiar y no explora enfoques novedosos, podría ser complicado que sus estudiantes salten más allá de la simple respuesta, y no se desafíen a la posibilidad de más respuestas, y aún de más problemas.
Como lo conversába con uno de los 'traineés' a quien hago un ¿coach' de expresión oral (perdón por el 'cherry'), si el hábito de lectura no se forma desde casa, será bien complicado que haya éxito en la escuela, a menos que hayas desarrollado la habilidad de mecanizarte.
Pero si te mecanizas... más barata sale una PC, tablet, o hasta un smart-phone.
¿Cómo te das cuenta que una persona tuvo o tiene el hábito de leer, y leer correctamente?
Analiza cómo habla.
No es lo mismo pegotear palabras tratando de expresar una idea, que usar todos los conectores y conjugaciones de tal forma que aparte de expresar la idea hay estilística en la forma cómo hablas.
Eso no se aprende en la escuela, sino en el hogar.
Si las personas mayores, que son ejemplo de los enanos y las enanas de la casa, no ven o escuchan que tales se expresan de forma completa y coherente (no es lo mismo), será bien complicado que hablen correctamente.
Si tampoco ven que las personas mayores agarran un buen libro y lo disfrutan, igual, será improbable que entiendan lo que lean.
Y si quienes ya votan o están a punto de hacerlo no usan el sentido común, la capacidad de raciocinio y siguen explicándolo todo con mitología, ¡ya pues! ¿Cómo pretenden que eclosione un pavo real en un nido de gallinazos (con respeto de los gallinazos)?
Entonces, si no hay hábitos de nada en el hogar, no es tarde para comenzar a tenerlos. Si no saben por dónde comenzar, busquen orientación del maestro o la maestra.
Bueno, y si el o la docente anda con un síndrome de desorientación agudo, busquen a otro o a otra. Ni que fuéramos una megápolis para que no nos recomienden a alguien que nos puede servir como mentor o mentora.
La aptitud se forma con actitud, y si la actitud es desafiante y enriquecedora, adivinen qué, la aptitud crecerá mucho más.
¿Quién se anima a aceptar el reto?
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)