ERP/N.Peñaherrera. Cuando mi joven equipo me acompañaba a la zona rural de Tambogrande a trabajar con campesinos aparentemente pobres, porque eso nos dijeron en las reuniones previas, regresaba desconcertado.
Casi todas las casas lucían pequeñas antenas parabólicas en los techos, y en sus salas de material rústico, los grandes y estereofónicos televisores dominaban la decoración.
Desde entonces, cada vez que alguien les habla de la pobreza del campo, ellos cuestionan: ¿pobreza de recursos o pobreza de criterio?
Y es la misma pregunta que nos hacemos cuando nos hablan de pobreza en cualquier contexto.
Esta semana, el vecindario de la zona alta de Paita nos enfrentó a una cuestión similar.
La municipalidad considera que es prioritario construir un tanque elevado de agua, pues para nadie es secreto que en Paita no hay agua dulce por estar lejos de las fuentes de la misma, y desalinizar el agua del mar frente a ella es carísimo (además que está altamente contaminada por sus industrias y su población).
El vecindario se opuso. Debido a un acuerdo con gestiones anteriores, ningún tanque se hará en el lugar, y a cambio se deberá edificar... una plaza de armas.
La población dejó de lado una necesidad básica llamada agua por una necesidad suntuaria llamada parque.
Ese parque tendrá jardines –presumo-, y ¿con qué se alimentará a las plantas? ¿Aire?
Aunque la teoría política dice que la democracia es el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, la verdad es que cuando ese pueblo no tiene sus prioridades debidamente ordenadas, en vez de democracia podría caer en algo que llamaré 'democaos', el desordden del pueblo por el pueblo y para el pueblo.
Posiblemente la causa sea una educación de baja calidad, posiblemente sea la frustración porque no podemos alcanzar el mundo mágico que nos venden ciertos medios, posiblemente es la negación de que el oropel brilla pero no tiene utilidad.
Posiblemente sea todo eso.
El 'democaos' se nos está extendiendo cual tumor catalizado por el populismo (demagogia al fin), la indiferencia y un materialismo que se acentúa más –curiosamente- en la gente que no tiene los recursos para satisfacer todas sus necesidades.
El 'democaos' es el terreno propicio para que oportunistas políticos hagan creer a la gente que todo el mundo es bienvenido al banquete, pero a la hora de la hora, cerrarán la puerta y no dejarán que nadie se harte con lo que les prepararon quienes les confiaron sus esperanzas.
El 'democaos' no es de aparición reciente, pero acaso se ha fortalecido más en los últimos años. Si seguimos pensando con desorden en nuestras prioridades, lo seguiremos haciendo invulnerable. A menos que le cortemos la comida.
En la medida que nos eduquemos, que participemos, que decidamos con enfoque solidario, enterraremos al 'democaos' y le daremos espacio amplio a la democracia.
No esperemos que alguien lo haga a nuestro nombre: es nuestra responsabilidad aquí y ahora. Hace rato que ya debimos comenzar.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)